ENTRE LA LLUVIA

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A veces, un simple acto de amabilidad dice muchas cosas.

El frío cada vez crecía más y más a conforme pasaban los minutos en este particular pueblo de Oregon. En el pueblo de Gravity falls, no era muy común la lluvia en verano; pero esa lluvia que estaba cayendo esa tarde, esa lluvia que cubrió de nubes grises al parecer todo el cielo de Oregon, esa lluvia que empezaba a hacerse más y más grande, era única, y de seguro, no se iba a repetir nuevamente en mucho tiempo.

Las calles de este pequeño pueblo se empezaron a vaciar rápidamente, las personas corrían por aquí y por allá cubriéndose como mejor podían, ya sea con sus brazos, con alguna prenda de ropa, o con su propia barba atada a la cabeza en forma de listón, como lo hacía el viejo Mcgucket mientras corría por enmedio de la calle. Sin duda, era un genio el anciano.

Todos huían de la lluvia, nadie quería estar bajo la misma, preferían mejor estar dentro de sus hogares junto a sus familias, casi todos ellos iban a hacer lo mismo; porque esa lluvia no iba a terminar al parecer hasta el día siguiente.

Casi todos estaban escapando de la lluvia, bien se dijo, casi todos.

Cerca del campo de mini golf, y resguardándose debajo de las ramas medianamente secas de un árbol, se encontraba una jóven de cabellos rubios, de apariencia elegante y de etiqueta; pero, y gracias a las gotas de lluvia que chocaban en el suelo y salpicaban, ensuciaban y empapaban la fina ropa de ella.

Pacífica Noroeste, la chica más rica y popular de ese pueblo, estaba resguardada de la lluvia bajo un árbol, y desgraciadamente para ella, tenía que quedarse ahí y esperar a que el chófer de la familia llegue y la recoja.

Horrible lluvia, horrible pueblo, horrible país, estúpido chófer que no viene a recogerme —pensó Pacífica, estaba muy enojada—. Cuando llegue a casa le diré a mis padres que lo despidan por ser un inepto.

Pacífica estaba temblando por el viento helado que recorría de un extremo a otro, sus labios se tornaba lentamente de un color morado, realmente le estaba afectando la lluvia; pero, y aunque no quiera, tenía que seguir ahí esperando y esperando.

¿Algo podía ser peor que eso?, sí, por supuesto que sí. Un auto pasó cerca y terminó por bañar a la rubia con el agua sucia que empezaba a formar charcos en el suelo.

—¡Oiga fíjese por dónde conduce idiota! —le gritó Pacífica al tipo del auto; mas sin embargo, el tipo del auto no pudo escucharla.

Estaba realmente enojada, al parecer tener dinero no te hacía más que las demás personas, un día estás arriba y al siguiente día estás abajo, Pacífica lo estaba viviendo en esos momentos duros para ella.

—Rayos, hace mucho frío —susurró Pacífica abrazándose a si misma—. Creo que me voy a enfermar si sigo aquí, pero no pudo ir a mi casa yo sola, y menos así.

Muy cerca de ahí, con paraguas transparente en mano, pasó un chico de pelo castaño, el cuál, y de manera rápida, caminaba hacia dónde se encontraba la cabaña de su tío abuelo, y dónde también se encontraba su hermana gemela. La cabaña del misterio, lugar donde las historias de terror cobraban vida, o eran simples estafas del señor Pines.

Este chico, Dipper Pines, había salido a las profundidades del bosque a seguir investigando los misterios del pueblo, con su diario en mano, investigó lo más que pudo pero el sonido de las hojas de los árboles le indicaron que una lluvia se estaba aproximando.

—Vaya aún me cuesta trabajo creer que Mabel haya tenido razón cuando me dijo que era importante llevar un paraguas al bosque para la lluvia —pensó Dipper, caminando con cuidado por la cerca mojada—. Quién diría que ella a veces tiene buenas ideas, aunque no sea muy brillante.

ENTRE LA LLUVIA [DIPPER X PACÍFICA] [ONE-SHOT]Onde histórias criam vida. Descubra agora