I: Deseo Reprimido |COMPLETA|

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Las reglas se hicieron para romperse. Seguir un patrón determinado no es divertido; como cohibirme no es el estilo de vida que suelo llevar. Me gusta vivir la vida como si fuera el último día. Divertirme, pasarla bien, salir todas las noches con mis amigos, en fin, disfrutar plenamente de mi juventud.

Bajo a la cocina para servirme un vaso de jugo, aún sabiendo que mi padre está hablando con el idiota de Jensen en la mesa del comedor. Ambos automáticamente me siguen con la mirada, al oír la forma en que resueno intencionalmente los tacones al caminar y, evidentemente, interrumpo su conversación. Antes solía visitarnos varias veces al año, pero últimamente se pasa metido aquí y su presencia es irritante.

Jensen es amigo de mi padre; es un oficial de la policía, aguafiestas y un gran cretino, que solo aparece para causarme problemas. No importa dónde esté con mis amigos, ese imbécil siempre debe aparecer con la supuesta intención de disciplinarme, pero solo echa todo a perder y me avergüenza frente a los demás. He estado varias veces tras las rejas por su culpa y no soporto que se salga con la suya. Ese aire de superioridad y grandeza, más la sonrisa con evidente sarcasmo que lleva plasmada en su rostro todo el tiempo, es suficiente para odiarlo con todo mi ser. No puedo negar que, a pesar de su fastidiosa manera de ser, para tener 39 años, físicamente se mantiene en forma; tal vez debido a su oficio, pero todo eso se opaca al momento de abrir la boca.

—Tal parece que no tienes nada más que hacer, que estar metido en esta casa — digo en voz alta, con toda la mala intención del mundo.

—Megan, ¿dónde están tus modales y educación? — como era de esperarse, mi padre siempre se pone de su lado.

—No te preocupes, Jason. Es normal que actúe de esa manera. Está en esa etapa de creer que su actitud la llevará a alguna parte, pero solo termina haciendo el ridículo.

—Podré ser todo eso, pero tú no te quedas atrás. Eres un arrogante, un viejo estúpido y metiche, que no tiene nada que hacer con su vida, que estar metido en la de los demás. ¿Por qué no consigues una mujer que te atienda? Ah, porque lo más probable ninguna te soporte, así como no pudo soportarte tu ex esposa.

—¡En este momento te disculpas! — mi padre se levanta molesto de la silla.

—No voy a disculparme con ese cretino — suelto el vaso sobre la estufa.

—Déjala, Jason — él se ve tranquilo, yo que creí que lograría el objetivo de hacerlo enojar.

—Sube a la habitación. Hoy no saldrás a ninguna parte. ¡Estás castigada!

—¿Castigada?

—Mientras vivas en esta casa, vas a seguir mis reglas y órdenes. ¡Sube a tu habitación ahora!

Veo la sonrisa que se forma en los labios de Jensen, mientras aprieto los puños de la rabia.

—Algún día voy a largarme de aquí — cruzo por el lado de ambos como alma que lleva el diablo y subo a mi habitación.

Ya tengo veintiuno, es tiempo de conseguir un trabajo, ahorrar y salir de esta casa. Me quedaría con alguna de mis amigas, pero todas están quedándose en la casa de sus padres. Debería hablar con ellas para conseguir un apartamento, vivir juntas y dividirnos los gastos.

Estuve revisando mis redes sociales y viendo que se acerca la hora en la que quedé con mis amigas, cierro la puerta con seguro y abro la ventana de mi cuarto. No voy a quedarme aquí por culpa de ese imbécil. Sostengo los tacones en la mano para no hacer ruido y lograr el objetivo de bajar del techo. Antes resultaba más fácil escaparme por la ventana y saltar. Claro, cuando no estaba tan gorda como ahora. Me reúno con mis amigas en la esquina de siempre. Hoy, Richard y Manuel están con nosotras. No pensé que vendrían y por eso no me arreglé como hubiera querido. Pasamos parte de la noche dando vueltas en el auto de Keyra y tomando ron entre los cinco. Nos detuvimos por último frente a la plaza para poder estirar las piernas y bailar un poco.

Deseo Reprimido [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora