LV: Una oportunidad

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Fumikage le sigue, aún con expresión confundida. Salen y, cubriéndose de sombras, ascienden con velocidad por uno de los edificios, aterrizando sobre su azotea. Cuando se detienen arriba, el cielo ya está iluminándose, el alba haciendo su entrada majestuosa tras las montañas que bordean el horizonte, penetrando de a poco los bosques circundantes y pintando de blanco a las paredes claras de Farinha.

Tamaki mira hacia abajo. Fumikage se detiene a su lado y mira en la misma dirección. De pronto, los dos lo saben. Los dos lo sienten.

La explosión es terrible, violenta y potentemente destructiva. Tamaki y Fumikage se defienden con sus sombras antes de volver a cubrirse con ellas y alejarse tan rápido como pueden. Detrás de ellos, han aparecido grandes llamaradas de fuego azul que giran con violencia, formando un remolino de flamas que danza alrededor de lo que era la apotecaria. Fumikage y Tamaki se detienen sólo cuando han llegado a una distancia lo suficientemente lejana como para sentirse moderadamente a salvo. Ven hacia sus espaldas y distinguen cómo el remolino se transforma en un tornado salvaje y comienza a destruir las edificaciones circundantes. Al fragor de los edificios derrumbándose pronto se une el ruido de gritos. De repente, ven que en el oeste de la ciudad el cielo empieza a llenarse de nubes negras. Las dos Sombras contemplan la escena, incrédulas.

Tamaki, ¿qué es lo que está ocurriendo? —pregunta Fumikage en su lengua. Nunca su voz había sonado tan temerosa. Y eso que él estaba acostumbrado a andar entre dragones como si fuesen gatitos.

Ese debe ser el otro Señor de los Dragones. Busquemos a Aizawa.

Tamaki lanza una última mirada a donde Mirio debe estar, en el centro del terrorífico tornado, antes de voltearse, volver a cubrirse de sombras e irse con Fumikage.


———


Cuando Tenya vuelve a abrir los ojos, lo primero que nota es que hay una especie de energía de color oscuro que está formando una cúpula por encima de sus cabezas. Le toma un momento más darse cuenta de que la fuente de dicha energía parece ser la punta del bastón de madera que la Magia Ochaco Uraraka llevaba siempre consigo. La muchacha mantiene su bastón en el aire y tiene la expresión de estar haciendo un gran esfuerzo. Tenya mira a su alrededor y ve que su grupo, así como algunas personas que estaban cerca, han sido protegidos por la cúpula.

No así muchos de los que estaban en los alrededores. Los gritos, los alaridos y las súplicas reverberan por todo el entorno. Tenya nota de pronto que hay un brazo rodeando su cintura. Eso y que la cabellera bicolor de Shouto Todoroki está muy cerca de él, haciéndole cosquillas en una de las mejillas. Tenya aprieta los dientes y mira a la Magia en el momento en que otro trueno se lanza contra ellos, siendo nuevamente detenido por la cúpula.

—¡Uraraka!

La muchacha le mira por encima del hombro, una expresión de absoluta consternación en su rostro.

—¡Debemos evacuar la zona cuanto antes! ¿Puedes cubrirme?

Ella asiente, su mohín tornándose determinado. Sin embargo, en el momento en que Tenya intenta moverse, una mano se planta sobre su pecho. Es Shouto, por supuesto que es Shouto, quien al parecer va a insistir en que se vayan de ahí y no hagan nada, todo sólo con tal de ponerse a salvo. Tenya no puede evitar pensar con amargura que creía que Shouto era diferente.

—Tenya, por favor, no te pongas en riesgo —es prácticamente una súplica—. Vete con los chicos. Ochaco y yo tenemos magia, nosotros lo contendremos tanto como podamos.

Tenya siente una punzada en el pecho. No era que Shouto tuviese miedo de enfrentarse a Yuga.

Shouto tenía miedo de que algo le ocurriera a los demás. De que algo le ocurriera a él...

Mi Señor de los DragonesWhere stories live. Discover now