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Solo han pasado unos meses desde que llegue al instituto Sweet Amoris, pero he de admitir que es un lugar muy agradable, en especial los chicos, mismos con los que ya he logrado entablar una amistad bastante buena, y también lo he hecho con algunas chicas, pero no existe la suficiente confianza como con los varones, cosa extraña cuando recuerdo que soy chica y no un varón, aunque supongo que no lo puedo evitar. Tengo muchos roses con las de mí mismo sexo. En especial con las engreídas que se sienten superiores a los demás, algo así como Ámber y sus sombras, pero cambiemos a temas más agradables y menos plásticos.

Mi nombre Eillen y tengo 17 años, el color de mi cabello es negro y lo prefiero corto debió a que es más cómodo y compacto, además de que no da calor en primavera y verano. En cuanto a mi vestimenta, es bastante variada, pero prefiero vestir de short y medias junto una camisa de corte japonés, que se decoran con unas botas negras de tacón. Mi personalidad no es muy femenina, me gusta ir al natural, pero eso no significa que no soy cuidadosa conmigo misma, todo lo contrario, me gusta cuidar mi cuerpo; aunque también soy perezosa para cosas que no son exactamente de mi interés, pero si me pides un favor, no te voy a decir que no, y el mejor ejemplo es aquella desagradable vez en que tuve que perseguir al condenado perro de la directora, mas eso no fue lo peor, lo peor fue en aquella ocasión nadie se ofreció a prestarme su ayuda, y cuando me ayudaron tuve que pagar dinero, lo cual fue espantoso, aunque ya paso, y es una experiencia más en la vida, de las cuales, tengo que admitir, he tenido muchas, pero son más buenas que malas, como la ocasión en la que fui a la playa y me encontré con Lysandro. Fue muy lindo poder acercarme a él, así como conocer un poco de su pasado, lo cual me resulto adorable.

-Hey, Ellie, ¿En qué piensas?

Pegue un brinco de impacto. Y yo que pensaba que me encontraba sola en el salón porque teníamos clases libre.

Giré la cabeza y sonreí amablemente cuando mi mirada se cruzó con Iris, quien se encontraba a mi lado, tan sonriente como siempre.

-Ah...pues yo...- no sabía que responder. Me resultaba estúpido decirle que estaba recapitulando todo lo que me había pasado desde que entre en el instituto.

-Ya se en que estás pensando. – sonrío un poco más –Las calificaciones.

-Claro. – le devolví la sonrisa – estoy muy angustiada. – y no mentía – Ya vez que son muy importantes para la universidad.

-Tienes toda la razón. Aunque sabes, por un momento creí que pensabas en algún chico, como últimamente estas muy apegada a Lys.

- ¿Piensas que me gusta Lysandro? – solté una pequeña risa –No, para nada. Somos amigos y los amigos pasan ratos juntos, nada más.

-Bueno, eso es cierto, pero los amigos se pueden hacer algo más, en especial cuando pasaban mucho tiempo juntos.

Y sonó el timbre, justo cuando estaba por responder. Iris se levantó inmediatamente y tomo su mochila.

-Me toca música. – apretó su agarre a la correa –Disculpa que corte la plática de tajo, es que el profeso me tiene en la mira porque llego después del tiempo de tolerancia y...

-Ve Iris, ve, o te van a volver a regañar.

Dejo de hablar y corrió hacia la puerta. Me sacudió la mano en forma de despedida y se fue rápidamente. Pobrecilla, parecía angustiada, así como iba a lucir yo cuando abriera el sobre que portaba mis calificaciones.

Apreté los puños, intentando meterme seguridad para abrir el sobre. Pasaron unos minutos para que eso sucediera, y cuando el papel se fue despegando, mire pequeño número que marcaba mi promedio. Suspire con decepción. Un ocho.

Be my second player.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora