Jake se asomó entre los asientos, pero su vista no estaba fija en ellos. Más bien en el auto de adelante. El que nos había golpeado. Se mantenía en medio de la calle, en diagonal. Sus vidrios polarizados no me dejaban ver al conductor.

— ¡Es el auto de Tom Ways! — Exclamó Jake — ¿Se habrá dado cuenta del cepillo?

— ¿Tan rápido? — Inquirió Megan — No lo creo, no puede ser.

Escuchamos el rugido del auto como una invitación a la carrera. Escuché a alguien tragar con fuerza, tal vez fuimos todos.

— Dylan... — Susurró Jake con voz temblorosa — Dylan, prende el auto. Anda.

El auto volvió a rugir con más fuerza y comenzó a maniobrar para ir contra nuestra. Dylan giró la llave varias veces tratando de encender el motor pero no funcionaba.

— ¡Dylan ya no queda mucho tiempo! — Gritó Megan aterrada.

Casi salto de mi asiento por su grito, observé el capó desde donde estaba y cerré mis ojos con fuerza. El sentimiento de furia y descontrol se convirtió en una corriente eléctrica que surcó cada célula de mi cuerpo, sentí mis bellos erizarse y cuando abrí mis ojos la estática inundaba el vehículo electrificando el cabello de Meg.

Una orden implícita viajó de mis pensamientos hasta el motor del auto y, mágicamente, arrancó justo a tiempo para que Dylan maniobre de costado, se suba contra la vereda de enfrente y pueda rebasar el auto que se nos venía encima.

Pegué mi cara a la ventanilla tratando de avistar algo por la ventanilla de enfrente del auto que nos atacaba, la figura de un hombre con una capucha y dedos gordos y gruesos... Definitivamente yo conocía a ese hombre.

— ¡Philip! — Grité.

Jake dejó de seguir el auto con sus ojos para observarme. No tuve que repetir nada, él sabía a lo que me refería.

Volvimos a sentir el rugido detrás nuestro, miramos a compás. El vehículo negro nos perseguía insistente.

— Nos está siguiendo, debemos abrirnos — Le advirtió Jake — ¡Dylan tenemos que perderlo!

Él no esperó por más gritos, simplemente puso su mano en la palanca de cambio y de un rápido movimiento ya estábamos a toda velocidad por la pequeña calle. En un brusco movimiento, viramos a la izquierda haciendo que Jake y yo nos aplastáramos contra su lado del vehículo. Cuando recién nos acomodábamos e intentaba con ansias prenderle el cinturón a Jake, el auto volvió a doblar en una curva. Esta vez terminamos aplastados contra mi puerta.

— ¿Sigue? — Preguntó Megan.

— ¡Sigue detrás! — Afirmé mirando por la ventana de atrás, viendo como el auto nos seguía también a gran velocidad.

Entramos en la zona costera al lago, ya habíamos pasado de largo la calle que nos llevaría a casa. Nos estábamos alejando.

Jake tomó su celular y marcó un número rápido, no pasó mucho tiempo cuando él empezó a hablar a los gritos por celular.

— ¡Nos persiguen! Creemos que es Philip, vi la patente del vehículo ¡Trató de chocarnos! — Esperó unos segundos asintiendo y negando con la cabeza — ¡Megan! ¿Dónde estamos?

La rubia trato de aferrarse a los asientos cuando Dyl volanteó para rebasar otro auto. Miró hacia afuera tratando de vislumbrar los carteles de las calles y se las gritó a Jake en cuanto las obtuvo.

— ¿Escuchaste? — Preguntó él — No tenemos todo el tiempo, está alcanzándonos.

El auto negro que nos perseguía chocó contra la parte trasera del nuestro desestabilizándonos momentáneamente y haciéndonos cabecear.

¿Puedes verme?Where stories live. Discover now