3-La Celebración

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Victoria entró hecha un ovillo de furia al despacho de su hacienda. ¿Quién se creía ese imbécil para hablarle con tanta osadía? Él aún no la conocía y no sabía de lo que era capaz con tal de protegerse.

Chema, que minutos antes la había visto colarse encima del lomo de su yegua en el establo, casi a la misma velocidad con la que salió, directo a la casa principal, la siguió. No tenía que ser un letrado para reconocer que algo le ocurría. Fosforescía de coraje.

-¿Victoria, qué ocurre? – indagó al alcanzarla.

La observó en silencio mientras, intentaba encender el cigarrillo que sostenía en el margen de sus labios, con un encendedor que al parecer estaba desgastado. Solamente liberaba diminutas chispas de llama que no le eran suficiente para hacer arder el cigarrillo. Eso la llenó de ira y estalló lanzando, el cigarrillo al suelo y el encendedor contra la pared.

-¿Quién te crees para llamarme Victoria? – tomó asiento con el fin de tranquilizarse. Siempre era así. Cuando se enfadaba, orientaba el enfado hacia sí – Para ti, y para todos, soy la doña.

-Perdón...doña. ¿Qué le pasó para que ahora traiga este humor?

-No es nuevo para ti verme con este humor...y deja de andar de metiche, no es de tu incumbencia lo que me haya pasado o dejado de pasar – subió los pies al escritorio que había frente a sí. Los enlazó y relajó su cuerpo sobre la silla. Tumbó la cabeza hacia atrás y unió sus manos en el vientre.

-Imagino que algo grave debió ser – dijo sentándose en la silla frente a ella.

-Tú no imaginas nada – hizo una pausa, miró al techo y repitió –: Absolutamente nada.

Chema que la conocía sabía que algo no andaba bien. Desde que habían llegado a esa casa, Victoria se comportaba más arisca de lo normal, como si intentara escudarse de todo y todos los que se le acercaran. Con voz ronca y una mirada segura, enunció:

-Algo le pasa, pero no me quiere decir – la mujer aprovechó el silencio para soltar una carcajada de burla, ¿o ironía? El hombre continuó su hablar –: Aunque se empeñe en aparentar normalidad, hay algo en su mirada que nunca antes había visto.

-Eres un cotilla. Yo estoy bien, como siempre lo he estado...

-¡Mientes! – interrumpió Chema y, tan pronto lo hizo, quiso no haberlo hecho. No solo porque se sintió descortés, sino porque, en parte, ahora no sabía si decirle lo que realmente presentía – Usted tiene miedo y pretende aparentar que todo está bien.

Miró a la mujer de la cual estaba enamorado hasta las trancas. Era hermosa y tenía la mejor figura que había conocido jamás, cabello castaño, un marco único para sus ojos verdes, unos ojos plasmados de melancolía y resentimiento. Podría ser aún más hermosa, pero la amargura y el odio habían dañado su espíritu.

-¿Estoy equivocado? – le insistió.

-¡Sí! Nunca antes habías estado tan equivocado como lo estás ahora – explotó ella furiosa, pero más consigo misma que con cualquier otra persona. En parte validaba la teoría de Chema.

Chema habló de nuevo con delicadeza, como quien arrulla a un niño. Victoria a pesar de siempre mostrarse impasible, despertaba en él esa delicadeza y esas ganas incalculables de querer protegerla como a una fina pieza de porcelana que podría romperse al más minúsculo golpe.

-Tu proceder no coincide con tus palabras.

Victoria emitió un chasquido y permitió que una sonrisa se le hiciera en los labios.

-Créeme, Chema, aquí no hay nada de eso. No tengo miedo.

Se levantó y con esa acción quiso dar por terminada la conversación. Antes de que entrara a la casa, Chema, hizo una advertencia.

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⏰ Last updated: May 15, 2022 ⏰

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The Rivals_A&V (En edición)Where stories live. Discover now