CAPÍTULO #8: DÍA DOS EN EL CRUCERO

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Son las 12 menos 10, yo ya he cenado, y por suerte hoy junto a Jairo. Ambos estamos en el dormitorio listos para irnos al hall, yo, como el resto de las pasajeras del yate, llevo puesto un sujetador negro y unas braguitas de encaje, combinado con unos tacones negros y un antifaz del mismo color, y Jairo, como el resto de los pasajeros, solo lleva un bóxer negro y un antifaz idéntico al de las chicas.

Vamos al hall y de nuevo puedo ver a Aarón subido en su lugar favorito del barco:

― El juego va a así. Cada hombre se va a su habitación y las mujeres harán una fila, cada una pasará por aquí y sacará un papel ―dice señalando un recipiente lleno de papelitos doblados― y deberá ir a la habitación que lleva escrita, puede haber una habitación con dos chicas, una chica y un chico, o tres ―Sonríe―. Que comience el juego.

De repente se hace un caos en el salón, los hombres corren hacia sus habitaciones y las mujeres hacen una fila ante el bowl. Llega mi turno, me acerco, tomo un papel y leo; habitación 10, esa es una de las suites, hago repaso del dueño, pero no se de quien es: la uno es de Aarón, la dos de la modelo, de la tres a la siete son de los chicos y la mía, la ocho es la de James y Cayetana, la nueve de un millonario y la diez, ni idea, estoy asustada, nunca me han gustado las sorpresas o no tener el control de la situación, aunque ya es hora de que me de cuenta que en este barco nadie tiene el control.

Camino decidida hacia la habitación, llego, me paro justo en frente y toco, al minuto me abren la puerta, el hombre aún lleva el antifaz, lo que puedo ver no me desagrada en absoluto; un hombre alto, de pelo canoso, ojos azules y una sonrisa demasiado familiar. Nos comenzamos a besar, su lengua juguetea dentro de mi boca y no puedo dejar de pensar que conozco a este hombre, se quién es, pero me empeño en no aceptarlo, es imposible que quien supongo que es me haya seguido hasta aquí, despejo mi mente de esos pensamientos y me dejo empujar hacia la cama, una vez allí su boca se pega a mi oído y con una voz que no confundiría aunque quisiera me dice:

― Me encantan las pelirrojas.

― Estuviste casada con una 20 años no te jode. ―Me lo saco de encima de un empujón, me levanto de la cama y me quito el antifaz.

― ¿Macarena? ―Su tono de pregunta me incomoda.

― ¿Conoces tu muchas pelirrojas Marcelo? ―dije mientras ponía los brazos a la altura de la cintura― Tiene cojones que me monto en un barco y vas tu atrás, y que habiendo 80 habitaciones me toque follar contigo... es que no entiendo para que me he divorciado si ahora te veo más.

― ¿Y te crees que es mi culpa?

― Joder, manda huevos si lo fuera. ―Y no entiendo por qué esta situación me hace tanta gracia.

― ¿Sabes algo Maca?

― ¿Qué?

― Eres la esposa más malcriada que he tenido.

― No he tenido mucha competencia. ―Y sonrío, adoro cuando me llama Maca.

― Y la que mejor folla.

― Tampoco he tenido mucha competencia ―Y en un susurro agrego―. Pero sé que soy buena ―Le beso la mejilla, y camino hacia la puerta―. ¿Pero sabes algo?... Aunque no hayas tenido competencia, eres el mejor esposo que he tenido. ―Cruzo el umbral y puedo escucharlo decir:

― Te quiero Maca. ―Y yo también lo quiero, y estoy contenta de, aunque sea, poder hablar con Marcelo sin terminar gritándonos.

Camino por los pasillos del yate absorta en mis pensamientos, mi mala suerte es insuperable o el destino tiene demasiado empeño en que yo y Marcelo volvamos a estar juntos, pero eso no va a pasar, o al menos lo prefiero así, la vida de zorrón por ahora me lleva muy bien.

De pronto choco de frente con Aarón y caigo al suelo, él me ayuda a levantarme y molesta digo:

― Mira por donde caminas.

― ¿Mal polvo?

― No hubo.

― ¿Por qué?

― Larga historia, me voy a dormir. ―Antes de que pueda irme Aarón me toma del brazo.

― ¿Quieres que arreglemos eso? ―Y sin más me besa. El chico besa increíble, es cuestión de segundos para que mi entrepierna se moje, demasiadas emociones, necesito descargar de alguna forma toda la tensión.

Vamos hacia la habitación, la suite número uno, se me hace raro que no haya ninguna chica esperándolo, pero estoy demasiado excitada como para hacerme preguntas.

Aarón abre la puerta y me conduce a la cama, estoy recostada en ella, el morbo de acostarme con un niño que pueda ser mi hijo me nubla la razón; el chico me besa el cuello y con sus manos aprieta mi cintura, de vez en cuando sube hasta mis pechos y los aprieta como si el mundo se le fuera en ello, estoy gimiendo, puedo sentir su erección contra mi cuerpo, estiro mi mano y libero su miembro, es bastante grande así que me puedo dar por satisfecha, se la comienzo a mover despacio, él para de besarme y comienza a gemir ante la destreza de mis manos, yo muerdo el lóbulo de su oreja, siento como sus gemidos aumentan, sonrío y al oído le susurro:

― Fóllame. ―No he acabado la palabra cuando siento su semen correr por mis dedos, él se quita de encima mío y se acuesta en la cama como si hubiera hecho el mejor trabajo de su vida.

Por un instante no sé qué hacer, miro al chico para tomar una decisión, pero está roncando como un bebé, yo inhalo, me cago en mi mala suerte y mientras replico por lo bajo limpio mis manos con el edredón que cubre la cama matrimonial de la suite.

Me pongo los tacones, salgo de la habitación, y mientras camino por los solitarios pasillos del yate hacia mi cuarto digo molesta:

― Vaya noche redonda.

Al llegar a la puerta de la suite número cinco me detengo en seco antes de entrar, los gemidos de la chica que comparte cama con Jairo atraviesan las paredes y retumban por el pasillo mezclándose con el resto de los gemidos salientes de cada una de las puertas. No tengo reloj, pero supongo que este juego empezó hace un buen rato y si tengo suerte, que lo dudo, no les quedara mucho para acabar.

Mientras espero, me acomodo en el suelo, estoy segura de que así me paso unas cuantas horas, no puedo saber el número exacto porque tan solo pego la cabeza a la pared me quedo rendida mientras pienso:

"Madre mía, ¿quién se puede imaginar que un chico tan guapo folle tan mal, o bueno, que no llegue ni a meterla?" ...o que... "Habiendo 80 habitaciones en un yate gigante me toque encontrarme la misma noche a mi exmarido y a un adolescente precoz" ... o peor aún... "Que tenga que dormir en el suelo porque todos están disfrutando del sexo mientras yo me quedo hundida en mi mala suerte" ...

NOTA DE AUTORA
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¿Creían que todo iba a ser sexo perfecto y maravilloso?... pues no mis amores, la vida es dura y Macarena tiene muy mala suerte...
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Un adelanto
En el próximo capítulo aparece un nuevo amante y Maca y Jairo discuten por su culpa
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Espero que les haya gustado este capítulo, yo amé escribirlo. Amo a Macarena pero me gusta hacerla pasar mal 💕

Entre las sábanas de una princesa ✔️حيث تعيش القصص. اكتشف الآن