Sin dejar de conocerte || Drarry

Parte II

Harry tomó a la mano de Draco y caminaron rápido al otro lado de la calle para poder buscar un callejón oscuro donde poder aparecerse.

Una vez en el apartamento de Harry, Draco tomó la iniciativa para besarlo, lo empujó y lo sentó en un mueble y se puso sobre el, las manos de Harry recorrían todo el cuerpo de Draco y comenzó a quitarle la camisa, por lo menos dejar al descubierto el pecho del otro. Draco rozaba ambas erecciones sobre las telas de sus pantalones y solo podía sentir lo duro que estaban los dos en poco rato.

Harry se separó de Draco para verlo, seguía con las mejillas sonrojadas y los labios hinchados, los ojos estaban tan oscuro que parecía hierro líquido. Bajo la vista y se encontró con su pecho tan blanco como todo si cuerpo pero eso hacía resaltar la cicatriz en medio de su pecho. Perdió el aire cuando la vio, porque las imágenes de ese día habían regresado a su cabeza, Draco en medio del baño en un charco de sangre por su culpa  al  utilizar magia negra, nunca se perdonaría eso.

Draco notó en donde estaba perdiendo la atención Harry y lo tomó del rostro para besarlo de nuevo y tomó sus manos para llevarlas a su trasero, no quería que el momento se dañara pero para su mala suerte si podía pasar.

– Draco espera –Dijo Harry separándose rápidamente.

– Potter no creo que tengamos que esperar, por favor.

Harry quito a Draco y lo tiro a un lado y se paró y comenzó a caminar de un lado a otro, se sentía nervioso porque estar con Draco así lo había imaginado más veces de las que podía admitir y realmente se veía hermoso esa noche, pero nunca espero encontrarse con las cicatrices que él había dejado por el sectumsempra.

– Harry cálmate, no entiendo que te pasa... pensé que iba bien.

– No, no. Es que todo iba bien, hasta que vi tus cicatrices.

El rostro de Draco cambió rápidamente de uno relajado a uno lleno de rencor, esa el mismo rostro de asco que ponía cuando iba a Hogwarts. En ese momento Harry notó cómo había sonado lo que dijo y quiso explicarse, pero ya Draco estaba hablando.

– ¿Que tiene de malo mis cicatrices, Potter? ¿Te da asco acaso? Si esto es con las cicatrices cómo te pondrás con la marca tenebrosa.

– Draco no me refiero a eso ¡Esas cicatrices las hice yo! ¡Yo te hice daño!

– ¡Es una estupidez! No puedes tener miedo de las cosas que están en mi cuerpo o en el de cualquiera, tengo peores cicatrices que estas. Pensé que sabías con quien te estabas metiendo.

– Draco es que no tengo miedo a tus cicatrices, es que no entiendes que ese día fue horrible para mi y aún te recuerdo ahí...

– Yo ya lo olvide, yo ya entendí muchas cosas. No le pidas a alguien salir y luego invitarlo a tu casa para luego tener miedo de lo que ves.

– Yo no te invite a mi casa, tu te invitaste solo.

– Está bien. –Draco se paró para acomodar su ropa.

–¡NO QUISE DECIR ESO!

Draco no respondió y siguió recogiendo sus cosas, en ningún momento miró a Harry aunque este trataba de explicarle que era lo que sentía y que lo entendiera. Draco salió por la chimenea y Harry se quedó parado en medio de la habitación maldiciéndose por lo que había pasado.

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Varios días habían pasado desde el incómodo incidente en el apartamento de Harry y este no se había cansado de enviar cartas pidiéndole que volvieran a verse para hablar de nuevo, pero estas regresaban sin abrir. Durante esos días Draco tampoco fue a casa de su tia y Narcisa lo había excusado diciendo que tenía compromisos que cumplir.