—Patético —No pudo evitar decir
Acto seguido intento agarrar el trozo de papel que era una mancha en su vida. A Lan WangJi le encantó cuando Wei WuXian fue hacia él, así que inmediatamente alejo el papel.

—Te lo daré si dejas de ignorarme y hablas conmigo.

¿Hablar? Wei WuXian nunca había sido bueno ni con las palabras, ni a la hora de expresar sus sentimientos. En realidad, Wei WuXian no creía que fuera necesario, todos a su alrededor hablaban demasiado. Jiang Cheng era un claro ejemplo.

Lan WangJi hablaba mucho más que Jiang Cheng. Lan WangJi rara vez mantenia la boca cerrada durante mucho tiempo.

Lan WangJi malinterpretó
deliberadamente su silencio:

—Wei Ying tomare tu silencio como un sí. ¡Ya te voy entendiendo! Me hablas poco pero me apoyas silenciosamente. Te haré unas preguntas para que nos conozcamos mejor, ¿bien?

—No me llames tan intimamente.

—¡Tonterías! Somos amigos, tu también me puedes llamar Lan Zhan.

—No somos amigos.

—¡Wei Ying, Wei Ying! ¿Qué opinas de mi cara? ¿No soy guapo? Por lo general, al ver una cara como la mía, ¿no es normal que emociones lujuriosas broten?

—...

—Más guapo que ese perro Wen, ¿verdad?

Lan WangJi no ocultaba el desprecio en su voz y Wei WuXian no necesito más información, además del perro Wen, que no podría ser otra persona más que Wen Ning.

No era un secreto que durante ese último mes, Wen Ning y Lan WangJi habían tenido unas cuantas discuciones. Casi siempre era Wen Ning quien comenzaba y era Lan WangJi quien terminaba.

Wen Ning le había dicho que era culpa de Lan WangJi y su carita blanca; Es su culpa. No debería ser tan guapo si no quiere ser molestado. ¡Es su culpa, joder! ¡Soy la víctima!

—No deberías pasar tanto tiempo junto a él. Tal vez se te pegan las pulgas... además, explícame, ¿por qué, tú de todos los discípulos de Yunmeng, tienes que enseñarle a usar el arco? ¿Qué no puede aprender el solito?

Wei WuXian sintió que Lan WangJi actuaba como un marido preocupado que sospecha de alguien que quiere robarse a su esposa. Se pellizco a sí mismo en secreto, ante la extraña idea que le surgió de la nada.

—¡Hey, detente!

Wei WuXian hizo otro intento de tomar la hoja, Lan WangJi metió el papel dentro de su ropa y lo escondió cerca de su pecho.

—¡Atrévete, ahora!

Lan WangJi pensó que no podría hacerlo y quiso burlarse. Justo cuando se preparaba para poner una sonrisa tonta, descubrió que su labio superior e inferior parecían estar pegados, por lo que no podía reír.

Su rostro cambió en un pestañeo.

—¿Mmph? Mmph, mmph,  mmph.

Wei WuXian cerró los ojos y dejó escapar un leve suspiro. Cuando abrió los ojos, la expresión tranquila regresó de
nuevo, como si nada hubiera
pasado.

Lan WangJi había escuchado del odiado hechizo silenciador de Wei WuXian, y se negó a
creerlo. Sin embargo, después de hacer todo lo posible, todavía no podía abrir la boca sin importar qué.

Lan WangJi estaba tan enojado que se acercó más de lo debido a Wei WuXian y le hizo cosquillas en la mejillas con la punta de la cinta de la frente.

Wei WuXian se alejo de inmediato.

Una Canción de BatallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora