Después de un buen baño me sentía más relajada, había evitado mojar mi cabello, así que, me hice una gran trenza, luego de eso, me dirigí a la sala, Lucía se encontraba mirando la televisión, Marta usaba su celular, estaban tan concentradas en ello que sólo me notaron cuando me senté junto a ellas en el mueble, me miraron con interés, pero yo tomé el libro que se hallaba encima del morral y seguí leyendo.
—Oye Morita, ¿quieres jugar?— cuestionó Lucía
—¿A qué quieres jugar?— inquirí mientras cerraba el libro con decepción, no me dio tiempo de leer ni siquiera una palabra
—Parqués, siempre lo jugábamos, ¿recuerdas? Siempre ganaba mi mamá— respondió ella
—Como olvidarlo, ¿dónde tienen el juego?— pregunté con inocencia
—No lo sé, pero, podemos jugarlo en línea— sugirió la castaña con una gran sonrisa
—Ay, pero no soy buena con la tecnología— me excusé avergonzada, ella negó con mucha tranquilidad
—No te preocupes por eso, te enseñaré, puedes usar mi celular, yo usaré el portátil de Marta— comentó Lucía
—Bueno, entonces juguemos— respondí aún insegura, recuerdo haber usado los computadores del colegio, mis dos amigas del salón siempre me habían enseñado, pero, nunca había usado un celular inteligente.
Lucía me dio el celular, estaba ingresando al juego, me explicó detalladamente como jugar, las reglas y todo lo demás. Me puso un juego de prueba con una de sus amigas del colegio, empecé perdiendo, ya que salí de última, pero, al final tomé mucha ventaja y le gané.
La castaña fue por la computadora, hizo una videollamada con su amiga y jugamos juntas las tres; fue muy divertido, la amiga de Lucía era muy bonita, no parecía tener quince años de edad, hasta tenía más busto que yo.
◇ ◇ ◇ ◇
Algunas horas más tarde, ya habíamos jugado diferentes tipos de juegos en línea, así Lucía pudo presentarme a sus otras amigas, fue grandioso, Marta también se unió al juego, me reí como nunca me había reído en mi vida, hasta un par de lágrimas se me escaparon por la felicidad que me inundaba, fue un buen momento para olvidarme de todo lo malo.
—Niñas, ya llegué— Karlota entró a la casa, cerró la reja, la puerta y me miró fijamente; me estudió por unos segundos, como si buscara mi rostro entre sus viejos recuerdos— ¿Carmen? ¿De verdad eres tú?— logró encontrarme
—Sí... — contesté, me levanté del mueble, me acerqué más a ella, quien me dio un abrazo sin dudarlo
—Dios, estás aquí, estás grande— comentó estrechándome en sus brazos
—Un poco— murmuré, ella dejó su bolso a un lado, saludó a sus hijas y me llevó hacia el comedor
—Cuéntame, ¿qué sucedió? Maritza nos dijo que tu abuela había muerto y te llevaron... — comenzó diciendo con tristeza—. Dijo que no pudo hacer nada
ŞİMDİ OKUDUĞUN
Algo Inesperado
RomantizmCarmen no tuvo una buena infancia, sin embargo, tuvo momentos buenos que la mantuvieron de pie, cuando salió del orfanato, comenzó la búsqueda de una mujer que la apoyó mucho años atrás. Cuando pudo encontrar a esa gran amiga, le pidió ayuda para re...