1. Bienvenida al infierno.

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                           1. Bienvenida al infierno.

Abre los ojos, mierda, mantenerlos cerrados no evitará que nos matemos —bromeó Ashton mientras volvíamos a casa en el coche de papá que ahora era conducido por él, el cual había logrado, para mi desgracia, sacarse el carné.

—Vamos, Mickie, tampoco lo hace tan mal —le apoyó mi padre divertido desde el asiento del copiloto.

—¿Ves? —Ashton se giró a verme con prepotencia y casi enloquecí.

—¡Los ojos al frente! —le exigí y rápidamente obedeció, estaba pasando terror con él al volante, aunque era una buena distracción teniendo en cuenta que volvíamos a estar en Holmes Chapel después de tres largos meses. Cuando entramos en la calle pude ver aparcada en la puerta la vieja camioneta de Travis y como este golpeaba con el pie una de las ruedas un tanto nervioso. Antes de que Ashton comenzase una de sus maniobras para aparcar, las cuales no quería presenciar estando dentro del coche, me bajé cuando este a penas se movía y corrí hasta Travis que levantó la mirada al escuchar como gritaba su nombre.

—¡Eh, maldita enana! —Salté a sus brazos que me rodearon fuertemente mientras me elevaba del suelo y giraba conmigo encima. Me dejó en el suelo y sin embargo, seguí abrazándole. Observamos como Ashton intentaba aparcar entre la camioneta de Travis y un contenedor de basura.—Y yo que pensaba que dramatizabas —habló Travis con diversión.

—Te lo dije —respondí refiriéndome a las pocas facultades para conducir de Ashton que le había confesado a Travis en una de nuestras muchas llamadas telefónicas,y entonces, el coche golpeó con el maletero el contenedor de basura.—Sabes que me seguiré yendo contigo al instituto, ¿cierto? —Travis rió roncamente y me giré para mirarle con ternura.

—Sé que lo harás si aprecias tu vida.

                         (...)

—¡Levanta el culo de la cama, vago! —grité a Ashton mientras me lavaba los dientes.

—¡Me niego a ir! —lloriqueó y cuando me asomé a su habitación, se había echo una bola entre las sábanas. Con la mano que no sostenía el cepillo, tiré de estas hacia atrás y mi hermano se movió rápidamente quejándose.

—Es el primer día de nuestro último año, ¡no puedes, simplemente, quedarte en la cama!

—¿Qué no puedo? ¡Mírame! —Se puso de espaldas mientras cerraba los ojos fuertemente, fingiendo dormir.

—Tú lo has querido. —Caminé hasta el cuarto de baño mientras Ashton seguía con aquella infantil escena que solo nos haría llegar tarde. Cogí el vaso que utilizaba para enjuagarnos la boca tras lavarnos los dientes y lo llené de agua, volví a la habitación y derramé todo el líquido sobre la cara de mi hermano.

—¿¡Estás loca!? —bramó y lo siguiente que sucedió fue que eché a correr mientras era perseguida por Ashton y su malhumor.

                              (...)

Ashton caminaba delante de mí por los pasillos mientras que yo caminaba detrás, aguantándome la risa ante su infantil enfado debido a que no había querido venir al instituto con él conduciendo el coche debido a que apreciaba demasiado mi vida como para arriesgarla de esa manera y preferí que Travis me trajese.

—Vamos, Ash —presioné poniéndome a su lado y frunció los labios mientras miraba a otro lado.—Cuando cojas un poco de práctica...

—¡Ya tengo práctica, te recuerdo que tengo el carné! —replicó interrumpiéndome y le miré incrédula.

Rebeldía II. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora