-¿De verdad? -Me mira y yo asiento.

-Una cosa es un voto para una canción de un concurso y otra cosa es una enfermedad tan grave como el cáncer. Si lo hubieras tenido, a lo mejor no habría hecho falta que Sweet California tuviera que cambiar de integrante para retomar nuestras cuentas pendientes. -Vuelve a sonreír y yo hago lo mismo al ver que sabe a qué me refiero-. Porque no lo tuviste, ¿no?

Su sonrisa se convierte en una mueca de exasperación y pone los ojos en blanco.

-Que no, pesada.

-Tenía que asegurarme -me excuso, riendo. Hay otro silencio antes de volver a hablar-: Oye, Ro. ¿Quieres que digamos algo sobre el TikTok?

-¿Ahora? -suspira-. No, la verdad. Quiero olvidarlo y que la gente se olvide.

-Parece que te afectó mucho -comprendo, apenada-. Está bien. Pero si quieres que hablemos, solo tienes que pedirlo, ¿vale? Somos tus amigas.

-Vale. -Me mira y me sonríe suavemente-. Gracias.

Niego y me levanto para fregar mi plato mientras ella sale de la cocina. Un rato después, las dos estamos esperando en la sala del espejo mientras Tamy se reúne con nuestra visita en el jardín. Las oímos llegar y agudizamos el oído, intentando reconocer su voz. La puerta se abre y nuestras bocas también.

-¿Lola Indigo? -dice Rocío con voz ahogada por la admiración.

-Hola -saluda, risueña, la rubia.

-¡Cuánto tiempo! -exclamo y me acerco para saludarla-. ¿Y esto?

-Que preparo yo mejores visitas que Operación Triunfo -dice Tamy.

-Eh -le dice la andaluza-, cuidadito.

-Se ha hecho todas las pruebas, chicas. Está sana.

Rocío y yo asentimos ante el visto bueno y le damos un breve abrazo cada una.

-Bueno, ¿qué tal? Vaya casita, ¿no?

-Las locuras de esta mujer.

-De nada, oye -dice la madrileña-. Encima que me las llevo de casa rural y les traigo una profesora de baile...

-Ah, ¿la has traído para que bailemos?

-Ha venido a ayudarnos con las coreografías de la gira. Y para montarnos las que nos faltan.

-Me ha dicho Tamy que todavía no hay coreografía de Fruta dulce -dice Mimi-. Me parece fatal, ¿eh? Es mi favorita del disco, la tengo en mi playlist.

-Es un temazo -coincide Rocío, sonriente. Tamy y yo, en cambio, nos miramos con pánico. Al vernos, Rocío chasquea el lengua-. Mierda, para qué les sacarías el tema.

-¿Qué pasa?

-¡Nada! -interviene Rocío, tirando de mi brazo hacia el centro de la sala-. Vamos a bailar, ¿no? ¿Empezamos por Me gusta?

-Vale... -accede Mimi, extrañada por la actitud de Rocío.

Mientras deja su bolsa de deporte en el suelo, yo me giro hacia Rocío: su mano sigue en mi brazo, aunque el agarre ya no es firme, sino distraído. Cuando hace contacto visual conmigo, se da cuenta de ello y me suelta rápidamente. Me muerdo el labio y, para disimular mis nervios, me encamino hacia Tamy.

-Oye, ¿a ti te salen amigas de debajo de las piedras?

-¿No sabías lo de la Lola? -dice, frunciendo el ceño.

-No pensaba que hablaras tanto con ella como para tener la confianza de traértela.

-Y no hablamos tanto, pero entre bailarinas nos entendemos. ¿Por qué? ¿Te molesta que la haya traído?

El amor es el amor (Albocío)Onde histórias criam vida. Descubra agora