"Siempre hemos sido uno"

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Siempre he soñado lo mismo, una y otra vez desde que era pequeña, despertaba con lágrimas en mi rostro mientras sonreía al espejo. Desde que era pequeña una y otra vez hasta tener doce años, luego deje de soñar, ni una sola vez más, no vi nada en mi sueños. Perdí mi capacidad de soñar o recordar que pasaba en ellos, pero, todo se ha vuelto a repetir hace unos meses. Pensé que luego de cuatro años no volvería a ver algo tan vídido en mi sueño, pero desde que me encontré con N se han empezado a repetir una y otra vez.

Recuerdo haberme asustado la primera noche, desperté en la madrugada, no había ni un solo ruido en el cuarto de hotel y podía sentir como las lágrimas calientes corrían por mis mejillas mientras un sentimiento de culpa se apoderaba de mí ese momento. ¿Por qué estaba triste? ¿Se suponía que debía estarlo?

Las noches pasaban y seguía igual. En mi sueño podía ver un paisaje en llamas y rugidos en el cielo, una mujer que lloraba y cantaba una lúgubre melodía me atraía y llenaba de recuerdos. Ella cantaba mientras reía tristemente, sosteniendo a un hombre en manos. Me miraba y ahí era traída de vuelta a la realidad, llorando, pero aún así, sonriendo. 

Luego de aquel día en la noria donde realmente estuve cerca suyo, mis sueños empeoraron, al punto de parecer asfixiarme y llevarme a un mundo desconocido.

Podía ver a la mujer otra vez, esta vez con más detalle. Su largo cabello verde alborotado llegaba hasta el suelo mientras en unos brazos ensangrentados descansaba un hombre de pelo corto a la altura de los hombros, también verde. La mujer parecía llorar desesperadamente mirando al cielo cantando su canción mientras aferraba más su abrazo al cadáver. Mi sueño terminó cuando unas orbes azules brillantes chocaron con mis ojos y una profunda tristeza me invadió mientras todo se desvanecía en negro.

Esta vez no desperté de golpe, sólo abrí mis ojos lentamente recordando todo lo que pasaba en torno a mi, debía ir a enfrentar a N, por una última vez... Una últimavez que decidiría el destino del mundo. Tanta presión sobre mis hombros y sentimientos encontrados como si fuesen anunciando el final de algo.

Sin saber de nuevo porque mis ojos empezaron a secretar esas lágrimas que tanto desconocía, mientras mi vista se fijaba en el orbe negro que yacia en mis manos. Otra vez fui succionada por tinieblas y aparecí en el mismo lugar, pero no era yo. Sino alguien más.

Frente a mi, sobre mis piernas, se encontraba un hombre de pelo verde, cubierto en sangre junto a mi mano que presionaba su pecho. Podía sentir como lloraba otra vez, y mi voz se alzaba por los cielos cantando algo que no podía comprender. Fue entonces cuando divisé dos dragones de colores opuestos que chocaban uno contra otro mientras descargas eléctricas y llamas me envolvían.

Zekrom y Reshiram surcaban los cielos enfurecidos destruyendo todo a su paso, mi vista se giraba varias veces sobre la tierra y sobre aquel que yacía en mis brazos.

La tristeza me consumió. Parpadeé y vi como las llamas consumían todo a su paso voraz, entonces todo fue blanco. Cuando pude abrir los ojos frente a mi no había nada más que blanco... Y en mis brazos ya no estaba aquel hombre sino un niño pequeño de cabello verdoso dormido, mientras un cubo de rubik colgaba de su cuello.

La mujer apareció de nuevo frente a mi, aún seguía llorando y parecía mirarme con lástima y se agachaba a acariciar la cabeza del niño. Parecía querer hablar pero aún así se mantenía en silencio, de vez en cuando me lanzaba una de sus miradas tristes pero luego bajaba la vista de nuevo. Traté de mirarla con más detenimiento, analizarla para comprenderla.

Para poder comprenderme a mi misma.

Su cabello era del mismo tono que el niño en mis brazos, un verde pastel claro pero aún así hermoso, ondulado y alborotado, que hacía combinación con su extremadamente tersa y clara piel, podría pensar que se trataba de un pokemon de otra región llamado Ralts, pero sabía que no era el caso. Era humana, o eso pensaba.

Una vez más me miró, esta vez mantuvo su mirada, y me encontré otra vez con esos orbes azules brillantes, un azul mar parecido al que poseo. Cuando el cabello que tapaba su rostro se despejó debido a una brisa repentina fue como ver un espejo.

Era exactamente igual a mi. Parecía mi gemela pero más adulta, a juzgar por su apariencia tendría unos veinte avanzados. La incredulidad adorno mi rostro y sólo recibí una sonrisa de su parte. Pensé que diría algo pero no lo hizo, sólo contempló hacia abajo al niño que descansaba en mi regazo.

-Creo que este futuro será maravilloso para ambos, si continuas con tu ideal, estoy segura de que podrás protegerlo...- Su confusa oración golpeó mis oídos impresionandome en el proceso.

Su voz era madura en todo sentido, femenina y calmada; aún así nostálgica y llena de tristeza. Una vez más me miró y sonrió para luego desaparecer en una oscuridad que lo cubrió todo. Una última frase suya llegó a mis oídos.

"No importa lo que haga sigo dando vueltas en este carrusel de odio, con nada más que mi dolor y la agonía paralizante...Pero tú... si eres tu estoy segura."

Sus palabras y el negro me empezaron a consumir lentamente mientras las lágrimas corrían otra vez por mis mejillas, el niño de antes ya no se encontraba a mi lado. Sin darme cuenta la soledad me tomó. Y llevó demasiado lejos. ¿Quién soy yo? ¿Quién era yo? ¿Qué debía hacer ahora?

El blanco consumió todo por segunda vez y al abrir mis ojos pude encontrar a un N tirado en el suelo sudando, arrodillado mirando sus pokeballs. A mi lado un rugido igual al de mi sueño de una bestia en negro se alzaba, de repente N se puso en pie y Reshiram hizo su entrada en la batalla que ni sabía que libraba.

Lo último que recuerdo fue ver como por una orden bien dada a modo de súplica una esfera de fuego gigante se dirigía hacia mi. Luego solo vi blanco otra vez y pude escuchar un grito agudo de aquel majestuoso dragón blanco junto a una fuerte descarga eléctrica.

Abrí mis ojos y lo primero que vi fue el cabello verde de N que se movía con el viento de un entorno en blanco. Tenía los ojos abiertos mirando al frente.

Miré a donde mismo estaba su vista y está vez vi a la mujer de ojos azules y pelo verde, pero no lloraba. Sonreía. Junto a ella estaba el hombre que había visto antes sin vida, ahora a su lado tomado de su mano mientras sus también azules ojos parecían mirar a través de mi ser.

Ninguno de nosotros, N o yo dijimos palabra hasta que vimos como se acercaba una especie de dragón pokemon gigante de colores plateados y negros, mientras pequeños cristales adornaban su cuerpo y corlagaban de sus alas con una sutil gracia. Un dragón mucho más grande que Zekrom y Reshiram, incluso aunque estuvieran juntos.

El pokemon rugió.

"Ideales y verdad, ese es quien soy, y ustedes a quien apoyo"

Ni una de sus palabras entendía pero a pesar de eso escuchaba con mucha atención al igual que el chico del cubo de rubik que se mantenía quieto sujetandome como si fuese una princesa, mientras aún me encontraba recostada a él.

"No quise nunca luchar pero aún así voy a hacerlo siempre por aquellos que ganen mi respeto, hijo de los pokemons e hija del amor eterno; ambos me han conmovido, como las imágenes que ante ustedes ven de hace miles de años"

Podía oir los rugidos del dragón gigante pero no entendía nada más allá de su autoritario y elegante rugir. Una hermosa bestia sin dudas.

N habló.

- "Ideales y verdad, ese es quien soy, y a ustedes a quienes apoyo. No quise nunca luchar pero aún así voy a hacerlo siempre por aquellos que ganen mi respeto, hijo de los pokemons e hija del amor eterno; ambos me han conmovido, como las imágenes que ante ustedes ven de hace miles de años"- Pude notar como me tradujo lo que decía el pokemon para que yo también entendiese.

(Otro sin terminar lol)

Pokemon Black & White [Oneshots] Ferriswheelshiping Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum