Al darse cuenta de que siempre terminaba sintiendo alguna clase de atracción por esa clase de personalidad se preguntó si sería su tipo de persona. Tan opuesta a la de él.

—No te claves tanto —le dijo el ojimiel el ver que Khun se estaba perdiendo en sus pensamientos—, supongo que hable mucho de ella porque no había tenido a nadie con quien hacerlo antes.

—¿A qué te refieres?

Los dos se encontraban ya acostados, cada uno viendo al techo oscurecido por la falta de luz en el exterior.

—Sospecho que a la gente le desagradaban los jóvenes con ropa vieja en la calle —dijo acompañado de una pequeña risa— y aunque aún pienso en Rachel, no es tanto como antes del apocalipsis. De hecho, ahorita siento que no ocupo depender más de ella.

—¿Y ese cambio? Hace un momento sonaba como si hablaras de tu diosa.

—Mr. Khun —usando un tono más serio con un toque de pasión que dejo al ojizarco sin palabras, Baam movió su mano a los cabellos del contrario e hizo que volteara su cabeza para forzar contacto visual—. Tu no me dejaras, ¿verdad?

Sin saberlo el ojimiel había traspasado el espacio personal del ojiazul, quien se sonrojo sin saber que decir. Khun rogaba por que la oscuridad no delatara el calor que reflejaba su rostro, pero Baam agradecía la buena visión que tenía. Ese momento le recordó a el primer día que se conocieron, pero invirtiendo las cartas.

—Si vas a hacerlo, necesito saberlo ya. Me encariñare demasiado si paso más tiempo contigo.

—Idiota, como puedes decir cosas así sin sentir pena —los ojos entrecerrados de Baam, viéndolo de forma tan apasionada eran demasiado para el en ese momento y tuvo que tomar su mano y volver a voltear la cabeza al techo— son fuertes declaraciones las que haces, ¿sabes? Mejor hay que dormir, el efecto de la noche ya actuó en ti, andas muy poético.

—No has respondido mi pregunta.

Khun soltó un suspiro para tratar de tranquilizar su corazón que latía con fuerza.

—No tienes de que preocuparte, no pienso irme a ningún lado.

Baam le dio la última sonrisa de la noche, una hermosamente honesta y se volteó para dormir.


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La mañana llegó y los rayos del sol entraron por la ventana. La luz que golpeó el rostro de Khun lo incomodo haciéndolo despertar. Se enderezó y tallo sus ojos. Al abrirlos por completo se dio cuenta de que su compañero de "hogar" no estaba junto a él.

—Mr. Khun, buenos días —escuchó desde la puerta.

—¿Baam de donde sacaste esa ropa?

El nombrado ya no tenía el conjunto del día anterior, pero Khun deseaba que fuera el caso. ¿Como es posible que alguien tenga tan mal gusto en ropa?, pensó. Rogaba por que eso sea por ser lo único que quedaba y no por elección del moreno. Tomo nota mental sobre la situación.

Revived [Zombi AU]Where stories live. Discover now