Capítulo 2

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- Hola Rumlow ¿qué tal? – saludo el rubio a la distancia a un hombre con demasiadas cirugías –

- Steve que bueno que pudiste venir – lo atrajo hacia él y palmeando la espalda le saludo -  dime hermano traes contigo un poco de botox

- No iba a traer botox – dijo el rubio sigiendo a la broma. - Traje a mi primo James – presentó a su familiar y se fue a la barra de bebidas.

Y cuando estaba ahí solo pudo escuchar cómo es que la nueva música sonaba por los altavoces y se recrimino el no haber ido a dormir a casa pues la semana había sido un poco pesada para decir verdad pero todo se detuvo cuando la vio.

Infundada en un vestido azul la vio caminar, esa cabellera rubia que parecía movida por un ventilador y ella sacada de las mejores pasarelas de Victoria Secret, sin duda todo un bello ángel.

La vio sonriendo y se dijo que debía hablarle

- Así que ¿doctor? – enunció la rubia con una muy amplia sonrisa en sus labios, cosa que hizo que Steve cayera rendido a sus pies –

- A mi no me convence la cirugía plástica, yo digo que es muy falsa ¿no lo crees? – cuestionó la rubia mientras caminaba a la orilla de la gran piscina que adornaba el jardín de Runlow

- Bueno déjame decirte que todo depende del médico, yo soy bueno. Muchos de mis pacientes están aquí por ejemplo – y entre risas Steve comenzó a enunciar sus logros, como los labios de una pelirroja que se encontraba ahí. Señalo una castaña a la que hace menos de cuatro meses le había cambiado los implantas de senos, Sharon estallo a carcajadas cuando Steve le conto de aquel hombre al que le había puesto trasero, ¿Cómo no hacerlo? Si el mismo rubio fue quien dijo que ese hombre antes de conocerlo le llegaba la espalda a los talones.

Sharon entendió la referencia y comenzó a reír como una loca, sin duda la compañía de Steve era muy buena para ella, tanto que sin percatarse dejaron la fiesta y comenzaron a caminar por la playa, en ese momento la ubicación de la casa de Rumlow había sido excelente.

Ella le dijo a Steve que venía de Carolina del Norte y él le contesto que en Brooklyn el café y las donas eran deliciosas, también le conto que Nueva York siempre está lleno y se rio cuando Sharon dijo que jamás entendió porque el Golden gate se llamaba así si no tenía ni una pizca de oro. Ella rio porque lo que había dicho salía en una película infantil y Steve solo torció el gesto como si fuera una sonrisa pues no había entendido nada de lo que le quería decir.

Era obvio que el Golden gate no tenía oro pero no dijo nada más de eso así que decidió cambiar el tema, por primera vez desde hace 20 años Steve no estaba buscando a un hombre o a una mujer para tirársela sino para tener una noche tranquila y dejaría que todo pasara conforme la noche fuera avanzando.

- Y dime Carolina del Norte ¿Cuánto llevas en los ángeles? – la brisa y las olas golpeando a las olas eran la música que tenían de fondo –

- Llevo aquí casi dos años – respondió y froto sus brazos pues el frio se sentía un poco –

- Aja y ya audicionaste bastante, no es así – respondió a la par que dejaba su saco sobre los hombros de la rubia. 

- Entonces doc déjame decirte que si crees que soy actriz estas muy pero muy equivocado, yo soy maestra de aritmética y si estoy aquí es porque mis padres se divorciaron cuando yo estaba en la secundaria y la verdad me canse de tomar partido así que esa fue la razón de mi partida, además los ángeles es una ciudad muy bonita –

- Veniste al mejor lugar, ya sabes en los Ángeles casi nadie se divorcia – se plantó justo frente de ella y la vio con una sonrisa en sus labios – sabes nunca había salido con alguien de tu edad

- Ay no puede ser ya diciendo mentiras

- Lo notaste, ok bueno, nunca he salido con nadie de tu edad y me he sentido que logre una conexión es decir siento que contigo hice una conexión ya sabes esa que no sientes con todos con ningún chico o chica ya sea de tu edad o no -

- Sabes se cuando alguien miente o dice la verdad – acorto la distancia y coloco ambas palmas sobre el pecho del mayor

- Lo que dije es verdad – respondió Steve viendo directamente a los labios de la rubia bonita

- Lo sé, cariño, lo sé – y sin más acorto la distancia y lo besó, primero lento y después con un poco más de fiereza –

Un esposo de mentira Where stories live. Discover now