CAPÍTULO #3: ÁNGEL CAÍDO (I)

Começar do início
                                    

.      .      .

En la cena solo estábamos Caleb y yo, Marcelo tenía mucho trabajo y no venía a cenar. Yo estaba sentada a la cabeza de la mesa y en una de las sillas de los laterales estaba Caleb, era idéntico a su padre; ojos azules, pelo castaño, alto, delgado, sonrisa sexy y una tez increíblemente blanca.

Mi hijo y yo nunca hemos hablado mucho porque siempre he puesto por delante mi trabajo, pero sé que es un muchacho excelente y quizás debería pasar más tiempo con él y ser un poco más maternal, pero, ¿cómo se acerca una madre a su hijo de 18 años?

― ¿Ya sabes los días que va a venir tu profesor a repasarte? ―dije intentando introducir un tema de conversación.

― Si, los lunes, miércoles y viernes ―Un silencio―. ¿Te parece bien?

― Sí, sí, claro... ¿Y qué te va a repasar?

― Mates.

― Vale. ―Joder que conversación más incómoda, era muy raro para mí no tener tema de conversación y eso me frustraba mogollón. Al parecer mi hijo percibió mi frustración y el resto de la comida se la pasó en silencio, al igual que yo.

.      .      .

El lunes llegó y decidí quedarme en casa para estar pendiente de las clases y asegurarme de que el servicio tratara a Jonathan como es debido. A las 5pm el chico tocó el timbre, yo personalmente abrí la puerta, lo miré con una sonrisa y le pedí pasar.

Llevaba un jersey negro de cuello alto, unos pantalones cargo grises y unos mocasines negros, todo de marca, así que seguramente era un suplente recién salido de la universidad, algo que se me hizo raro porque los suplentes no tendían a empatizar tanto con los alumnos.

Caminé detrás de él y lo vi saludar a mi hijo muy afectuosamente, me senté junto a ellos en el estudio, pero luego de un rato me fui, no quería parecer una pesada, además, nunca me había preocupado tanto por quien estuviera con mi hijo, aunque ese chico tenía algo que no me gustaba, o quizás lo que tenía me gustaba demasiado y no quería reconocerlo.

El día estaba extremadamente caluroso y yo aburrida como una ostra, así que decidí ponerme el bikini y bajar a la piscina, donde me bañé por aproximadamente una hora.

Estaba muy relajada tomando el sol cuando de pronto entre la luz y yo se interpone una sombra, abro los ojos y ahí está el ángel caído mirándome con esa hermosa sonrisa que lo caracteriza, aunque esta vez tiene un tono un poco oscuro en sus ojos. El chico me mira con picardía y veo el deseo en su mirada, pero en mi mente no pienso que me desea sexualmente, justifico su mirada con que sus instintos masculinos no pueden evitar salir a flor de piel, que la culpa es mía por andar casi desnuda, ya que mi bikini no deja mucho a la imaginación.

Llevo puesto un bikini de dos piezas; la parte de arriba es negra tipo sujetador lo que, con las tiras muy finas, y la parte de abajo también es negra, pero tipo hilo, y no es que sea una exhibicionista, pero es que me gusta broncearme uniforme.

― ¿Tomando el sol?

― Ahora no porque estas en medio ―dije sonriendo―. ¿Qué pasa?

― Ya terminamos las clases por hoy, me vengo a despedir.

― Hasta el miércoles. ―dije sin apenas prestarle atención.

― Adiós ―dijo al tiempo que se agachaba y me daba un beso en la comisura de los labios―. ¿Me acompañas a la puerta?

― Con gusto. ―dije con una sonrisa mientras me levantaba.

En bikini caminé delante de él y por los cristales de la puerta de la terraza, que reflejaban todo lo que estaba frente a ellos, vi cómo sin reparos me miraba el culo. Otra vez achaqué su comportamiento a los instintos masculinos y me culpé por mi atuendo.

Al estar frente a la puerta la abrí y esperé a que saliera, pero antes de hacerlo me plantó otro beso en la comisura de los labios y dijo:

― Una casa muy hermosa, aunque me gustaría que me enseñaras otras estancias.

― ¿Eh? ―Lo había escuchado perfectamente, pero necesitaba argumentos para procesar eso.

― Nada. ―me dijo con una sonrisa y sin más se largó el hijo de puta.

Eso me descolocó, pero algo me decía que tendría que esperar al miércoles para recibir una explicación.

Entre las sábanas de una princesa ✔️Onde histórias criam vida. Descubra agora