4. En el que Takao tiene una cita

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«Takao, te pido disculpas. Lo que pasó ayer...estaba frustrado por la derrota. No quise decir lo que dije. Perdóname.»

Se animó un poco, contemplando la espalda de Takao, por haber encontrado las palabras exactas. Sólo esperaba que salieran así por su boca.

Lo malo es que cuando se le acercó por detrás, alzando la mano para tocarle el hombro, el teléfono móvil del otro comenzó a sonar.

–Taka... –fue lo único que pudo musitar Midorima con la mano suspendida en el aire antes de llegar a su objetivo.

Takao sacó el teléfono de su bolsillo y se lo llevó a la oreja.

–¿Diga?... Ah, hola Kasamatsu... ¿Esta tarde?... No, no tengo planes... ¿Quedar?... Eso suena divertido... ¿También viene Kise?... Ya veo... –mientras hablaba, colocaba el manga que había estado leyendo en su estante correspondiente, despreocupado. –Pues nos vemos después de comer... Hasta luego, Kasamatsu. Y gracias.

Cuando colgó, ya Midorima volvía a estar detrás de una estantería, escondido. Mirando atónito el pequeño cactus que tenía en una de sus manos. Sintiendo que aquella llamada había sido un instante de mala suerte. Kasamatsu había llamado a Takao justo al tiempo que él pensaba disculparse.

Y por algún motivo desconocido, ni Kasamatsu, ni eso que sonaba ''divertido'', le habían caído demasiado bien al peliverde. No entendía desde cuando Takao y el capitán del equipo de Kaijô eran tan amigos como para quedar en verse.

No podía aguantar las dudas que lo carcomían, y continuó con su espionaje hacia Takao. Le siguió de nuevo cuando entró a los recreativos, y también cuando pasó por el mismo parque en el que había ocurrido todo la noche anterior, sintiendo los remordimientos con más fuerza todavía.

Takao se compró un crêpe como almuerzo y siguió su camino hasta, lo que descubrió Midorima poco después, el lugar donde se encontró con Kasamatsu.

Su amigo pareció alegrarse mucho de verle y le saludó con la mano en alto, mostrándole esa sonrisa tan radiante que normalmente le dedicaba a él. Y Midorima sintió que se le revolvía el estómago.

–¿Llevas mucho esperándome? –. Preguntó Takao ofreciéndole un poco del crêpe a medio comer, pero el otro lo rechazó de forma cortés con un movimiento de su mano.

–Acabo de llegar. Toma tu entrada.

Al escuchar eso, Midorima se percató de que estaban frente a un cine.

–Gracias por invitarme, tiene muy buena pinta este maratón.

–Es que leí que se trataba de cortometrajes cómicos. Y después de verte anoche... como estabas, pensé que necesitabas algo como esto para animarte.

Midorima desde su posición, no podía escuchar bien de lo que hablaban los dos chicos en la distancia, y menos con el bullicio general. Sin embargo, eso no quitaba que se estuviera molestando de lo lindo solo con ver la escena. Quedar para ir al cine, a su modo de ver, podía tener muchos significados. Y el que más le molestaba era la posibilidad de que se tratara de una cita como a todas luces parecía.

El único que puede vencerme eres tú (AoKaga/MidoTaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora