17 años mas tarde...

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Pearce se encontraba en su trono, moviendo de lado a lado la pequeña esfera transparente que tenía, la había creado un ninfa muerta que llegó ante el, había utilizado esta misma esfera para espiar durante 17 años a su sobrina, al inicio simplemente quería proteger a la bebé.

Y si funcionaba podía pasar horas oyendo el dulce sonido de la risa de la pequeña, cuando empezó a caminar se aseguraba de ver a todos los sitios a los que la pequeña niña iva para asegurarse de que no se lastimase o alguien tratará de lastimarla, porque sin duda sentiría la ira del Dios del inframundo.

Al inicio la veía hacer todo eso y practicar con sus poderes, enviaba a un mensajero al Olimpo a pedir arreglos de rosas, específicamente indicando que fuesen hechos por su sobrina T/N la observaba trabajar desde la esfera, sonreía embobado con la dulce niña pero nada dura para siempre y las niñas no son niñas para siempre, ante su protectora y celosa mirada su sobrina empezó a crecer, hasta alcanzar sus 17 años, conforme crecía la Diosa fue recaudando un sin fin de pretendientes cuyas almas era reclamadas por Pearce por su atrevimiento a si quiere considerar cortejarla.

Como se atrevían a siquiera dijirle la mirada, estúpidos y tontos mortales y uno que otro Dios, sin embargo todo tenían el mismo destino, Pearce no perdonará aquello que cometan tan grave error.

Observo desde la sombras como se convertía en una mujer de extraordinaria belleza, ante sus ojos aún más hermosa que la Diosa de la belleza, y fue entonces cuando se dio cuenta que talvez el cariño de familia no era exactamente lo que sentía por la chica.

Sin embargo decidió ignorarlo, era simple empatia y sentido de protección, no dejaría que ningún idiota se le acercará a la Diosa jamás.

Aunque...Aún podía recordar un día en el que estaba aburrido, y jugaba con ma esfera, y totalmente sin intención alguna acabo viendo como la Diosa se bañaba en un lago, de agua cristalina, que quede constancia que el no era un pervertido simplemente fue un accidente y se quedó observando para asegurarse de que nadie molestara a la pequeña T/N, que hacía crecer algas en el lago, adorable poder pensaba siempre, sus flores eran las únicas que le resultaban hermosas y tolerantes de la tierra de los vivos, además su sobrina tenía una fascinación por las rosas rojas al igual que el, al parecer no se equivocó era la única Diosa que le caía más o menos bien.

Estaba sumergido en sus pensamientos, cuando noto lo que estaba haciendo T/N, se probaba vestidos, eso logró atraer su curiosidad y eso no era muy sencillo de conseguir, vestido tras vestido cada uno más hermoso que el otro, y luego diademas de rosas y otras flores, interesante pensó para si mismo.

-vestidos habrá algo especial hoy- dijo en su mente, que podría ser...esperen una cita? Con algún idiota no eso no podía ser posible, se levantó de inmediato dispuesto a tomar otra alma de un pobre desdichado que se le había acercado a la Diosa, cuando el sonido de la velocidad lo distrajo y hizo ondear su capa, paso enfrente de el el mensajero de los Dioses dejando una aura de colores detrás suyo.

-Querido Dios de los muertos! El Dios del trueno te hace una invitación hoy se celebra el cumpleaños número 17 de su hija, y desea que asistas como es debido - informó arrodillado el mensajero.

-cumpleaños -pensó - así que era eso...y pensar que casi mató inocentes- pensó sonriendo macabramente como sólo el Dios del inframundo podía hacerlo.

-Informale mensajero, esta vez aceptaré su invitación - le informo, tan rápido como acabo de hablar el chico emprendió la salida dejando el aura tras suyo y la ráfaga de viento.

Pearce sonrió, hacia años no aceptaba la invitación desde el nacimiento de T/N para ser exactos, lo invitaron a cada cumpleaños pero jamás asistió, y esque para que si podía vigilar a su sobrina desde la comodidad de su Castillo y sin tener que aguantar a los otros ruidosos Dioses, claro siempre le enviaba presentes las joyas más hermosas forjadas de las brasas de los volcanes de infratierra, gemas rojas como la sangre, que al parecer a su sobrina le fascinaban, puesto que siempre podía verle una puesta a diferencia de las joyas que se frabricaban allá, que jamás vio la Diosa se pusiese una.

Between Roses and Skulls (Pearce Joza Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora