— Lo siento. – digo apenada. — Me he distraído. – vuelvo la mirada a la carretera. Se rie.

— ¿Con qué? – lo miro y tiene una sonrisa  montada en todo su rostro. ¡Es un maldito creído! Sabe muy bien lo qué causa en mí y el muy descarado le gusta que se lo digan. ¿Será típico de hombres mayores?

— No voy a alimentar tu ego. – me cruzo de brazos divertida. Notando que estamos justo por llegar al edificio de la editorial.

— ¿Porqué? – suena divertido. — Dime. Tengo mucha curiosidad. Alarga más de la cuenta el "A"

Cuando notó que aparca el auto justo enfrente le miro. Espera mi respuesta y yo le sonrió.

— Contigo, con tu voz, con tu cara con todo tu maldito ser. – aquello lo toma por sorpresa.

— ¿Mi maldito ser? – se lo toma con humor.

— Eres estúpidamente perfecto Omar. Lo sabes. – le alimento el ego como no tienen idea. ¿Qué hago? No sé. Es lo que siempre he pensando.

— ¿Haz notado que sueles hacer todo lo que anterior mente dijiste que no harías? – lo dice en tono divertido.

Y tiene toda la razón. Me río para mis adentros. Lo he hecho siempre, digo que no voy a hacer algo y lo termino haciendo casi al segundo. Pongo los ojos en blanco.

— Aquí la única malditamente perfecta eres tú. Yo solo soy un "viejo" intentando de ser el centro de atención de una hermosísima chica.

¡Oh! Jamás pensé que me contestará a eso. Y cuando pensé que solo iba alimentar su ego, me doy cuenta que está alimentando el mío.

— No eres tan mayor.

— ¿No?

— No. Tienes la edad adecuada para gustarme.

— ¿Y si fuera más mayor? ¿Hubieras salido conmigo?

Su pregunta me toma por sorpresa y me hace pensar. ¿Omar más mayor? Me lo imagino... extrañamente atractivo. Siento un leve cosquilleo en mi vientre que se conecta directamente con mi entrepierna. ¿Saben el morbo de eso?

En un acto involuntario entre abro la boca y se me escapa un jadeó. Sus ojos se abren como platos. Supongo que jamás se imagino eso. ¿Y porqué no? No me hubiera importado que tuviera cincuenta años, si me iba a gustar lo iba a hacer. La edad no es un impedimento.

— ¿Lo hubieras hecho? – insiste.

— Si. – aceptó — Me gustas tú Omar, no tu edad. No importa cuanta edad tengas. Lo nuestro iba a pasar así tuvieras cincuenta años o los que fueran.

Se quedó callado. Y cuando sus ojos vuelven a juntarse con los míos lo noto. El mismo morbo que me mueve a mi a pensar esas cosas lo mueven a él. Estoy segura que se lo ha imaginado y aquello lo ha dejado perplejo por mi respuesta y mucho más con su propia reacción acaba de excitarse claramente.

— Vas a volverme loco. – acepta.

— Veremos quién se vuelve loco primero. – me acerco y le estampó un beso en los labios que para mí suerte se alarga más del deseado. Le rozo la erección para tentarlo y cuando lo escucho gruñir, rompo el beso sonriendo y me desmontó del auto. — Te veo a la salida. – le doy un guiño.

Él está solo mirándome, con aquel enorme bulto formándose entremedio de sus piernas y como niega con la cabeza en una sonrísa.

— ¿Puedes decirle a Roben que lleve mi auto a mi departamento? Lo necesitaré para mañana venir al trabajo. – no me contesta pero hace un movimiento de cabeza con aprobación.

Junto a Tí (+18) #3 {Tercera parte} Where stories live. Discover now