7. NUESTRA PRECIADA PRINCESA.

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–No... Lo siento, no soy quien dices–la voz de Nascha sale ahogada y temblorosa.

Pero sin saber por qué el corazón de la mujer comienza a correr como loco, como si le hubieran descubierto y ahora el pánico junto con el miedo se estuviera encargando de mantenerla con vida. Ganas de correr lejos no le faltaron incluso sin saber por qué exactamente, pero prefiere seguir su intuición que esperar a que algo malo suceda.

Es donde Nascha comienza a darse cuenta que no importa lo fantástico que suene vivir en un país reinado por Dioses, no significa que todos van a ser lindos y bondadosos, en cambio, le toco lidiar con Dioses que son egoístas e hipócritas hasta con ellos mismos.

–Espera, Nascha–Eliot logra detenerla antes de que ella consiga bajarse del caballo–. Estoy de tu lado, ¿Si? Podemos ser aliados, conmigo no necesitas fingir.

La mujer se remueve entre los brazos del Dios pero este no la aparta de él en ningún momento.

–Déjame ir, Eliot. Yo no necesito aliados... ¡Suéltame!

Perdiendo cada vez más la paciencia le da manotazos al pecho del príncipe sin que este siquiera se inmute de alguna sensación de dolor. Eliot respira profundo maldiciendo en voz baja, ahora está más que convencido de que su madre haya dejado entrar a una mujer desconocida al palacio no era pura coincidencia, la reina posiblemente lleva un secreto muy bien guardado buscando su propio beneficio.

–Es de mala educación tocar a alguien sin su consentimiento, Eliot. Deja ir a la princesa ahora mismo–la varonil voz de Noam se hace presente ganándose la atención de ambos.

Nascha inmediatamente voltea a verlo y cuando sus miradas conectan el cuerpo de la mujer genera un intenso hormigueo y debe apretarlos labios y los parpados esperando a que pase la fuerte sensación. El Dios de las montañas solo chista dejando escapar una risa sarcástica de su boca, ¿Por qué no le sorprende que su primo Noam tenga algo que ver en esto?

–Vaya... ¿Algo que deba saber, Noam? –dice Eliot con su típica voz burlesca.

El dios de la noche se acerca a ellos a una velocidad extra ordinaria dejando asombrada a la mujer, este le extiende los brazos a Nascha tomándola del tronco de su cuerpo y bajándola del caballo. Ella sin negarse se aferra al Dios mientras está descendiendo del animal, y al abrazarlo sus músculos se tensan y siente una ola de calor estallar en su pecho.

–Estás siendo descortés con la princesa Nascha...

Noam lentamente esconde a la mujer tras él, poniendo su cuerpo por encima de ella y en una situación tan tensa como esta inconscientemente cierra fuertemente su mano izquierda en forma de puño para volverla a abrir lentamente dando espacio a un delgado cilindro que se va alargando hasta alcanzar el metro; con apariencia de cristal pero que parece tener el universo dentro de él, literalmente porque en el interior de su fina capa cristalina un humo negro viaja de un lado a otro llevando con el pequeñas luces titilantes de varios colores.

–Wow, relájate Noam, no intento iniciar una pelea contigo, guarda eso–la sonrisa de Eliot tiembla pues la lanza mágica de su primo le causa pavor, es tan afilada en sus extremos que puede atravesar cualquier cuerpo fácilmente, él y sus hermanos lo han visto hacerlo, muy pocas veces pero lo ha hecho, y aunque los seis dioses no quieran admitirlo en voz alta, le guardan cierto respeto a su primo.

Nascha prefiere quedarse callada y segura tras el dios de la noche, no por cobarde, sino por inteligente. Si ambos dioses comienzan a pelear la primera en morir será ella, teniendo en cuenta que un pequeño golpe de ellos es como tirarle un caballo encima a la mujer.

–Solo quiero protegerla, Eliot, hubiera estado mejor si todos seguían pensando que es una mortal cualquiera, ¿Ahora qué debería hacer contigo?

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⏰ Last updated: May 12, 2020 ⏰

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