Separadas

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Natalia Lacunza atraviesa el pasillo con seguridad, sus tacones afilados repican contra el suelo de mármol y no hay nadie que no se gire a mirarla. Sigue llevando sus gafas de sol, no le importa que esté ya dentro de las oficinas, para la reunión ha elegido un traje de dos piezas de color vino, el pantalón se ajusta a sus largas piernas llegando justo antes de sus tobillos, y la americana abrochada por debajo de su pecho deja a libre imaginación si debajo hay alguna pieza más de ropa. No ha querido alisarse el pelo y se ha peinado llevando su melena hacia un lado. Iba a optar por un maquillaje sencillo, pero finalmente ha querido ir con todo y se ha pintado los labios del mismo tono que su traje. Llama con los nudillos y cuando recibe confirmación entra en el despacho.

- Buenos días. Buenos días señora Lacunza, por favor tome asiento. – La mujer que la recibe le indica una silla y ella se sienta.

Alba Reche llega tarde, esa mañana todo parece que quiera ir mal, el despertador, la cafetera, el taxi que no llega. A pesar de todo eso cuando cruza la puerta de aquel lugar pone encima suyo capas y más capas de seguridad fingida. Luce un vestido negro ajustado a su esbelta figura, sabe que no deja a nadie indiferente con él y le gusta. Ha dudado en si ponerse tacones altos o botas, finalmente se ha decidido por unos botines de tacón ancho que le abrochan por encima de los tobillos. Su pelo corto y rubio platino se ondula ligeramente por la falta de secado, pero a ella le gusta así, libre. Ha decidido no ser ostentosa con el maquillaje, dejando que su belleza natural tome el protagonismo. Toca a la puerta y la invitación a entrar hace que abra, una mujer de mediana edad la recibe con una leve sonrisa. Se encuentra con los ojos de Natalia y le aguanta la mirada, claramente ha sido un acierto el vestido, aunque no puede evitar pensar en lo guapa que va ella también.

- Señora Reche por favor tome asiento. – La mujer, que preside la larga mesa le señala su silla frente a Natalia y ella obedece. – Ahora que están las dos aquí empecemos. 

- Pensé que esto también lo acabaría haciendo sola. – El comentario de la navarra se clava como un puñal en los nervios de la rubia que la mira desafiante.

-  Así sabrías que se siente. – La respuesta de Alba irrita a Natalia, pero antes de poder contestar la abogada las frena. 

- Por favor... Solamente estamos aquí porqué no han sido capaces de ponerse de acuerdo. Sus respectivos abogados han solicitado esta mediación. – Las dos asienten y la abogada abre su carpeta. – Empecemos por las propiedades y después iremos a los bienes materiales. – Antes de que la mujer pueda seguir Alba la interrumpe. 

- Quiero la casa de la playa.

- La casa de la playa quedamos que era mía. – contesta enfadada. Pues ahora la quiero. 

- ¿Señora Reche es consciente de que eso implica romper un acuerdo preestablecido y que retrasará el proceso? – Pregunta la abogada. 

- Sí, pero quiero la casa de la playa. – Natalia gruñe y muerde con fuerza intentando controlar su enfado. 

- Bien. – Cede al fin y por un momento cree ver un gesto de decepción en la que está apunto de ser su exmujer. ¿Acaso no quería que cediera?

- Bien. 

- Bueno pues – la abogada toma nota – la casa de la playa la incluimos en las propiedades de la señora Reche. Ahora pasemos a... 

- Quiero el apartamento de Vallecas. – dice ahora Natalia sorprendiendo a las otras dos mujeres. 

- Ese apartamento es mío, es mi estudio y lo sabes. – Alba parece molesta y Natalia satisfecha. 

- Pues lo quiero, me apetece montar ahí una oficina. 

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⏰ Last updated: May 09, 2020 ⏰

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