Mentiría si dijera que no he estado pensando otra vez en el suicidio, y creo que eso es malo.
Bueno, sinceramente no sé ni qué pretendo hacer escribiendo esto, quizá quiera atención, o quizá sólo un desahogo, no sé qué quiero de todas formas.
No puedo, no puedo verle el sentido a vivir, no sé qué hacer con todo este revoltijo de sentimientos tan contradictorios, tan intensos e irremediables.
Estoy contando ovejas, estoy contando todo, y nada parece funcionar para lograr cerrar por 5 segundos los ojos, no puedo, y tal vez tampoco quiero. Me duele, me duele pensar, me duele respirar, llegué a un punto en el cual me duele mi simple e insignificante existencia.
¿Qué hago yo ahora?, estoy triste y no hay nadie junto a mí para contener mis lágrimas, la almohada podría hacer ese trabajo, pero necesito el calor, la presencia, algo, para saber que estoy viva, que esto es real, que... ni siquiera sé si estoy cuerda.
¿Me llamarán loca si grito que quiero morir a la nada mientras lloro y me dejo caer al suelo?, probablemente sí, y claro que comprendo porqué, yo también pensaría eso si viese a alguien así. Pero no estoy loca, o quizás sí, pero tengo tanto dolor, un dolor profundo que se me ha instalado hasta lo más hondo del alma, que no hace ni ademán de salir próximamente, y eso me aterra.
Tengo miedo, miedo de mí, miedo de lo que soy capaz de hacer, de hacerme, estoy gritando por ayuda y no se puede escuchar. Estoy cayendo, ahogandóme, muriendo, asfixiándome.
Por favor ayuda, ya no puedo gritar más, ya no puedo llorar más, todo se está yendo a la mierda y yo me quedo atrás, la vida sigue y no me está esperando, no toma en cuenta que me rompí y necesito tiempo, pero este no espera a nadie, y obviamente yo no seré a excepción.
