Capítulo 1: Amigos

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Eddison

La vida era tan corta y he aquí, con un cigarrillo de bodega en la mano mientras veía como las cenizas iban cayendo en dirección al suelo, pero no llegaban a completarlo por la corriente del viento.

Mi secundaria no era una de las mejores, y creo que con fumar en los baños de varones era una prueba sumamente gigante. Le había dicho a la profesora que estaba con unas ganas intolerantes de vomitar, ella me creyó y me dio permiso de salir.

La realidad de estar en una escuela pública se asemejaba mucho a las burlas que los usuarios de la plataforma más seguida posteaba, Facebook. Habían momentos en los que el jabón se volvía un recurso muy necesitado, y todos mis compañeros (incluyéndome) hemos visto como los tienen guardados en el almacén, sin usar y dejarlos hasta quién sabe la fecha de caducación, si es que tenían.

Era algo usual ver como la directora de la institución usaba el dinero del ministerio para sus beneficios personales, como el dinero que entregaba cada año al colegio para mejor la educación. Patrañas.

Hasta en el mismo cubículo en el cual me encontraba gastando mi último cigarrillo, estaba escrito su nombre en la puerta con corrector, remarcado con sombras de lo que intuía ser marcador.

"¿Los llamamos autoridad? Se roban el puto dinero para ellos mismos."

Sabía perfectamente quién era el encargado de la primera capa de aquella oración, al igual que sabía la costumbre de remarcar con corrector todos los días, haciendo excepción con Sábado y Domingo. Cuando llegué a este colegio, notaba la descuidada atención de la dirección desde el instante en que llegué a cuarto grado de secundaria.

Era un segundo piso los salones de cuarto grado, en la parte más alejada de la entrada principal, no entendía muy bien el porqué, pero creía saber que era para ocultar los techos descuidados e oxidados de calamina, si me preguntaran a mi, diría firmemente que estaban a punto de caerse.

Por suerte para mi sección, la tutoría que nos dieron fue una de las mejores. Su prioridad de la tutora era que siempre estemos conforme con nuestro ambiente, llamando a los padres para tratar de arreglar los notorios defectos de nuestro salón.

Todo el largo del cigarrillo ya se estaba acabando, el último que me regaló mi amiga. Apagando la mecha al sentir mis dedos calientes, eché el humo para afuera antes de apagarlo y tirarlo por el bote de basura. Saliendo del baño, el timbre sonó por lo que indicaba el cambio de hora.

¿Cuanto exactamente me había demorado?

Cosas únicas que me sucedían.

Odiaba el ejercicio, pero igualmente parecía tener que correr hasta mi salón para llegar antes que la próxima profesora. Tomé impulso y sonreí de lado para correr, saltando los leves escalones de pequeños lugares, saludando con la mirada a las personas de grados inferiores que conocía. En estos últimos días había conocido gente de todos los grados, aunque era prácticamente obvio cuando habían personas que enviaban solicitudes a personas que estaban en grados superiores, mayormente estudiantes de primero. 

Corrí y corrí con una velocidad que solo solía correr cuando se trataba de una botella entera de Vodka. No me culpen, su agobiante sabor era muy delicioso. Un detalle algo masoquista de mi parte, pero así era.

Lo sé, pensaran que soy un adicto, ¿no es así?

La realidad era muy distinta a su imaginación. Acabo de ingresar a este mundo de diversión, pero claro, controlando y poniendo mis propios límites para evitar caer en el alcoholismo a muy temprana edad. No esperaban que un alumno de tan solo dieciséis años desperdiciaría su vida por unas cuantas botellas de Ron y unas cuantas inhalaciones de Marihuana.

Llegué a las escaleras para subir apresurado, pero de repente detuve mis pasos y corrí hasta el pote de basura a un lado del balcón y esconderme. La profesora de Religión estaba recién saliendo, no podía verme a menos que preferiría una buena llamada de atención y una llamada directa a mis padres; No era nada bueno.

Saqué solo mi rostro, limitando solo hasta la altura del puente de mi nariz y ver si la profesora ya se había ido. Una vez voltear mi mirada de izquierda a derecha y no ver ese cuerpo hinchado con rostro de dictador, me limpié antes de pararme y avanzar tranquilamente hasta la puerta del salón.

Escuché los sonidos de unos tacones provenientes de la escalera, subiendo mi cabeza y estirando mi cuerpo, vi a la profesora de Historia Universal subir con dirección a mi salón.

Mierda.

---Corre mierda, antes que la mamona esa te chape. ---Volví mirada hasta mi salón, encontrando a una chica con una falda que estaba por encima de las rodillas y unas medias sumamente alzadas.

Sonriendo mientras le sacaba el dedo del medio, corrí hasta llegar y entrar para sentir como ella cerraba la puerta de madera atrás de mi. Solté un vago suspiro mientras iba yendo a mi asiento entre la parte de atrás, junto a mis amigas y amigos.

Era un grupo de siete personas, cuatro chicas y tres chicos (me incluía). No malinterpreten, me llevaba bien con todos mis compañeros, eramos uno de los salones más unidos según la mayoría del colegio, pero específicamente ese era mi grupo de amigos.

---¿Tan rápido lo fumaste? Mayormente lo disfrutas como a un pene. ---Su risa era contagiosa por lo que me reí.

---¿Qué esperabas? No me iba a ir ahogando con el humo como cierta puta ---Ella me sacó el dedo del medio mientras reía y se acomodaba en su asiento.

---Ese día que le dimos el cigarrillo de marihuana fue uno de los mejores. La estúpida de Noah no paraba de reirse aunque le haya tirado una cachetada ---Rió.

---Pero Eddison si que demostró ser un experto con el cigarro, succionando y botando como si lamiera u...

---¿Qué puedo decir? Ser el mejor en todo es mi especialidad ---Respondí.

---Y por eso estás a punto de reprobar cinco cursos.

Ella era Sophia y siempre entrando en una guerra de sacar los trapitos sucios de cada uno. Me levanté de la silla para simular una pelea y ella me siguió el juego mientras todos alentaban a que nos golpearamos aunque sabían perfectamente que no lo haríamos.

En eso, los toques de la puerta alertaron a todos mientras el delegado del salón se paraba en la puerta y se aseguraba a que todos estaban sentados para poder abrirla. Seguro de ello, abrió la puerta para dar paso a una jirafa de mujer con un rostro de muerto.

---Buenas tardes a todos ---Saludó sin mirar a ninguno mientras todos nos poníamos de pie.

---Buenas tardes profesora ---Respondimos todos al mismo tiempo.

Nos volvimos a sentar todos para perdernos cada uno en lo que quisiéramos. Sentí un pellizco en mi brazo por lo que me volví hacía a un lado y encontré a Adrían con un papel en mano. Al ver la mirada de la profesora se intimidó y tiró el papel en mi sitio para hacer como si prestara atención al monumento de mujer (que sarcasmo).

Lo metí dentro de mi libro al ver la mirada sospechosa de aquella mujer, cuando ví que se volteo hacía el pizarrón, lo saqué para ver lo que decía.

"Fiesta en la casa de Andrea, del 5to A"

Me volví hacía mi grupo para verlos a todos sonriendo con complicidad y se los devolví.

Exactamente, amaba a mis amigos aunque seamos todos unos jodidos malagradecidos con nuestros padres, según la profesora de Religión. Francamente, su opinión me la pasaba por donde ella prohibe entrar.

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⏰ Última actualización: May 10, 2020 ⏰

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Tras La Sombra De Un Amor (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora