Los Weasley observaban como poco a poco la fortaleza de Eleanor se iba rompiendo hasta soltar sus sollozos, su cuerpo temblaba y sus manos eran un manojo de nervios, estaba rota.

–Yo no quería que te pusieras mal, Ellie. –dijo Harry, provocando que la azabache suba su mirada al escuchar ese apodo. Los brazos del niño se envolvieron alrededor del cuerpo de su tía acariciando su espalda–. Perdóname, por favor.

Eleanor aceptó su abrazo cerrando sus ojos con fuerza liberando las lágrimas que retuvo todo el tiempo. Sentir los pequeños brazos de su sobrino tratando de consolarla le había traído un poco paz a la joven, se sentía bien estar con él, le recordaba mucho a su hermano y en parte era como haberlo recuperado.

–Eleanor es muy guapa pero enojada da mucho miedo. –murmuró Fred mientras George y Ron le dan la razón.

Los Potter se separaron para poder hablar tranquilamente mientras Harry le explicaba lo sucedido a su tía que lo escuchaba atenta.

Harry se sorprende de que Eleanor no tratase de ir a buscar a los Dursley para ahorcarlos.

–Te mataban de hambre. –repitió la joven a su sobrino muy natural levantándose–. ¡Iré a matarlos! ¡Petunia deseará irse del continente con su desagradable esposo y su horroroso hijo! –explotó pero los chicos fueron más rápidos y la detuvieron entre los cuatro. No entendía como siendo tan pequeños y flacuchos podían con ella pero no la sueltan hasta que sienten que su respiración acelerada vuelve a regularse–. Está bien... No los mataré, ya estoy tranquila.

–¿Segura, Ellie? –pregunta Harry, temeroso.

–Sí, cariño. Ya estoy relajada. –murmuró en voz baja y escuchan como alguien baja de las escaleras llamando la atención de los cinco–. ¿Ginny?

–¡Eleanor! –chilló emocionada la pequeña pelirroja olvidando por un momento la vergüenza de tener a Harry cerca y la abrazó–. ¿Te vas a quedar como Bill? ¿Verdad?

–¿De qué hablas, Ginny? –preguntó confundida la azabache y sus sospechas se hacen realidad cuando visualiza a un pelirrojo entrar por la cocina con una sonrisa que es borrada al verla–. Bill.

–Hola, Eleanor.

Los niños se miraban entre ellos sin entender mientras que George y Fred se miran divertidos sabiendo los sentimientos que presentaba el mayor por la joven.

Bill Weasley estaba sorprendido de ver a la azabache frente a él, esperaba ir y sorprenderla a su nuevo departamento pero la sorpresa se la llevó él, lucía aún más hermosa de lo que recordaba. Esos orbes chocolates que tanto le encantaban se mantenían ahí brillantes pero expectantes ante la situación, sus mejillas habían adquirido un toque rojizo y sus labios carmín le encantaron. Tenerla ahí tan cerca le hizo darse cuenta que en realidad la extrañaba aún más de lo que él se imaginaba.

Eleanor Potter, para él, era la mujer más hermosa que sus ojos azules hubieran presenciado antes.

Cuando se acercó hasta ella esperaba cualquier cosa, besos, llantos, risas, sonrisas... menos lo que en verdad le tenía preparado: una calurosa bofetada en la mejilla.

Él la miraba sorprendido mientras tocaba donde había sido golpeado.

–¡¿Por qué me golpeaste?! –preguntó impresionado por la agresividad.

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