12. Se busca vivo o muerto

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Animam estalló en risas y ambos lo miraron desconcertados.

—¿Tú qué vas a saber de una resaca? —dijo entre carcajadas—. ¿No tienes como doce? Ni siquiera bebes.

Sintió los ojos dracónicos sobre ella midiendo su reacción, y sonrió.

—Tú no me has visto beber —lo corrigió, Animam se encogió de hombros mientras se reía y llamó de nuevo a la mesera—. Pero sí. Me han pegado más fuerte, aunque cueste creerlo. De todas formas...

Miró al dragonborn.

—Gracias, por no dejarme allí tirada.

—Claro que no, éramos un equipo —replicó él—. Aunque deberías agradecerle a la señorita Lilen, más que a mí. Fue ella quien te sacó de peligro.

Apartó la mirada y asintió apenas. No era un prospecto que le entusiasmara.

—De cualquier manera, y a pesar de las diferencias, tengo que decir que fue bueno haber trabajado juntos —siguió el dragonborn—. Espero que nuestros caminos se crucen nuevamente.

—Puedes contar conmigo por lo pronto —dijo Animam—. Sacia mi curiosidad, Fräey Ward, ¿vas a firmar?

—No me he decidido aún, la verdad —mintió. En la mañana iba a salir de la ciudad y reemprender el camino al sur.

—¿Es por lo que dijo Tálandar? —preguntó el paladín.

—¿Qué? No —replicó frunciendo el ceño—. Es una buena oferta realmente, pero tomé el trabajo en la isla para hacer algo de dinero, en realidad estaba a la mitad de un viaje. Pienso seguir trabajando en lo mismo, pero en Asfaria.

—Eso está bien lejos, ¿pagan mejor? —preguntó el hombre—. ¿De dónde eres? No ubico tu acento.

—Draikea, pero no la viví mucho —y con eso quería decir que nunca en su vida había puesto un pie en la ciudad. Saboreó un poco la ironía de que él no pudiera descubrirle el acento, aunque compartieran la tierra materna—. Pero he ido mucho por aquí y allá, creo que no tengo acento de ninguna parte.

Al menos esa última parte sí era verdad.

—¿Alguna razón por la que quieras dejar el continente? —Amahrot la miró con el ceño levemente fruncido.

Porque dejar el continente es lo que se hace cuando hay un montón de gente que te está buscando para matarte.

—Parece que tengo familia allá. Quería ver —dijo con una pequeña sonrisa—. No tengo idea de si pagan mejor pero supongo que donde sea que vayas siempre se puede conseguir trabajo de caza recompensas, ¿no?

Si hay algo en lo que podía confiar era que el mundo estaba lleno de gente de mierda, principalmente. Aunque eso no tenía importancia porque no era cierto que planeara dedicarse a atrapar tipos malos en Asfaria.

—¡Hey, Tálandar! —Animam había levantado un brazo y hacía gestos y los otros dos se giraron para ver al brujo dragonborn que había entrado a la taberna con el dragoncillo al hombro.

Los vio y se acercó a la mesa, Fräey le echó una mirada de reojo, él se sentó en silencio.

—¿Paseando por la ciudad? —preguntó el paladín, con una sonrisa en la voz.

—Te perdiste el tour de Amahrot, es todo un experto —dijo el hombre.

—Quise echar un vistazo —contestó él mientras Bladeric, el dragoncillo, bajaba de su hombro a la mesa y empezaba a comerse lo poco que Fräey había dejado en el plato.

Las crónicas de Dragon FangsWhere stories live. Discover now