Quemaduras - One Shot Rubelangel

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Mangel estaba jugando con la consola, mientras Rubius estaba durmiendo plácidamente en su habitación. Ambos son novios desde hace 1 año y medio, han tenido que luchar para que sean aceptados, y aunque aún no lo son del todo lo han logrado.

Mientras Mangel estaba concentrado en el juego, Rubius estaba algo inquieto… En sus sueños veía como perdía a la persona que más amaba en el mundo, y eso era muy duro para él

Se despertó de un sobresalto, agitado por su horrible sueño. Puso su mano en su cabeza, estaba terriblemente sudado. Suspiró y se volvió a acostar, estaba muy cansado ya que había salido con Mangel ha comprar cosas para su hogar.

Mangel se aburrió de jugar y apagó la consola con pereza. Se sentía triste, pero aún no sabía el por que, tenía un mal presentimiento, pero intentó ignorarlo. Decidió salir a pasear un rato, de todas formas Rubius estaba muy cansado como para acompañarlo y no quería despertarlo, así que solamente le dejó una nota:

Rubius, he salido a dar un paseo, ya vengo…

Mangel

La dejó en la mesita de noche que estaba al lado de la cama del castaño, le dió un beso en la frente en forma de despedida y salió del cuarto. Cogió un abrigo ya que hacía mucho frío, y salió del piso que compartía con él

Estaba bajando las escaleras, vivían en un octavo piso y eso era algo que Mangel odiaba, pero en vez de usar el ascensor decidió usar las escaleras, necesitaba pensar todo lo que había pasado…

Rubius se despertó, ya no tenía sueño y decidió ir a buscar a Mangel. Antes de ir a buscarlo a la sala vió la nota, sonrió y se estiró para desperezarse. Estaba sentado en el borde de la cama, pensando en aquel extraño sueño que tuvo…

Cuando escuchó una fuerte explosión proveniente del piso de abajo. Se asustó un poco, pero intentó relajarse, tal vez solamente fue solamente producto de su imaginación. Intentaba regular su respiración ya que estaba muy acojonado, intentaba convencerse de que no era nada…

—¡AYUDA! —Escucho un grito, esta vez reaccionó. Se paró rápidamente de la cama y al salir de su habitación vió como el fuego se expandía por toda la casa…

—Mierda —Susurró. Corrió rápidamente a la puerta principal, el humo se hizo presente afectando la visión que tenía. Sentía como sus fosas nasales ardían por el aire caliente que aspiraba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba desesperado por salir

—¡MANGEL! —Gritó mientras golpeaba la puerta, esta no abría, estaba trabada —¡JODER AYÚDENME POR FAVOR!

Los gases tóxicos estaban por toda la casa, y Rubius lo sabía. Él sabía que debía mantener la calma, y se dirigió rápidamente al baño. Abrió el grifo del agua y mojó un pedazo de tela para cubrirse, así podría mantenerse más tiempio en pie. El agua se evaporó por el calor, eso asustó al pobre castaño

Estaba mareado por el calor, no sabía cuanto tiempo más podría soportar. No dejaba de llorar, estaba asustado, sabía muy bien que este podría ser su fin…

—¡RUBIUH! —Escuchó un grito desde fuera de la casa, intentó hablar pero no podía, estaba agotado. Cayó al piso rendido, mientras veía como las llamas consumían cada rincón de la casa y se acercaban a él. Se arrastró por el piso hasta llegar nuevamente a la puerta principal, Mangel la golpeaba desesperado intentando abrirla…

—Mangel corre por favor, sálvate —Rogó el castaño —Yo estaré bien, vete

—No te dejaréh aquí Rubiuh, ¡Resihteh! —Mangel pateó la puerta con todas sus fuerzas, y al fin esta cedió. Vió a su novio en el piso, que lloraba desconsoladamente con el trapo cubriendo su nariz y boca, estaba terriblemente fatigado

—Mangel… —Susurró, no le quedaban fuerzas, ya le estaba afectando el humo...

—Tranquiloh, ehtoy aquí —Lo tomó en sus brazos mientras tosía como si no hubiera un mañana. Vió como el techo empezaba a caer, tenían que salir de allí lo más rápido posible. El castaño lloraba mientras se aferraba al cuerpo de su novio, temía mucho morir…

Mangel empezó a bajar rápidamente la escalera, le importaba más su novio que su propia vida. La gente ya había evacuado, ellos eran los únicos que quedaban en aquel edificio convertido en un infierno. Estaban en el tercer piso, cuando vieron que las llamas le impedían el paso estaban atrapados

—Mangel, te amo, lamento que esto termine así —Esta vez ambos estaban llorando a mares, ¿Este sería su fin? Escucharon otra fuerte explosión, oyeron vidrios quebrándose, tal vez esa sería su vía de escape.

Pateó la puerta de una casa, la cual no tenía muchas llamas, recién se estaba incendiando. El pelinegro estaba cansado, pero no se rendiría... Aún con Rubius en sus brazos, corrió a la ventana, que estaba destrozada

—Rubiuh, cierrah loh ojoh… —Obedeció, a pesar de que Mangel le tenía un miedo horrible a las alturas tenía que hacerlo —¡AQUÍ! —Gritó, llamando la atención de los bomberos.

Estos pusieron un colchón inflable (No se como decirle ehé) para que saltaran. Se besaron, ese beso sabía más a despedida… Rubius seguía con los ojos cerrados, así que Mangel aprovechó para tirarlo por la ventana

—¡MANGEL! —Gritó mientras caía, estaba realmente asustado... Cuando sintió una superficie suave, se había salvado —¡MANGEL SALTA! —Gritó mientras rápidamente los paramédicos le ponían una mascarilla para que respirara mejor

—Joder —Suspiró, estaba a punto de saltar cuando sigió algo muy caliente en su pierna —¡AHHH! —Gritó por el dolor

En medio de la desesperación saltó, Rubius veía como su pierna estaba envuelta en llamas… A penas Mangel cayó lo rocearon con extintor apagando las llamas. Mangel lloraba de dolor, pero por suerte ambos estaban bien…

—Te amo Mangel, te amo —Dijo Rubius desde la camilla, mientras a Mangel recién lo subían —Gracias por salvarme

Ambos tuvieron demasiada suerte, pudieron haber muerto pero gracias a la valentía de Mangel salieron de allí con vida. Mangel jamás olvidará esta experiencia, ha quedado marcado para siempre tanto física como psicológicamente con quemaduras

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