Flash & Dagger ³ ϟ The Flash

III.

Cassie los consideraba unos hermanos, casi como su grupo de amigas —Nada comparado con Caitlin, claro estaba— pero con aquellos tres muchachos había compartido tantos momentos, entre ellos el haberse cambiado de ropa miles de veces olvidando completamente el pudor. Porque a la hora de convertirse en Dagger no podia darse el lujo de pedir un vestidor cada vez que ella quería

—¿¡Que demonios, Cass!? —Gritó el castaño llegando a la habitación encontrándose a su novia medio desnuda con 3 hombres junto a ella

—Buenos días, amor —Sonrió con normalidad— Creí que estabas en la estación —En menos de un parpadeo Barry le coloco una de sus playeras

—¿¡Por qué se quedaron allí parados!? —Gritó con desesperación viendo como ninguno de los tres hacía un amago por retirarse

—Ni que fuera la primera vez que la vemos —El cuerpo de Wally choco contra la pared ante la vista de todos siendo lanzado por el mismísimo velocista original

—Vayaaaaa —Suspiró la rubia— Golpealo más fuerte

—¿Qué?

—Barry —Tomó sus hombros mirándolo directamente a los ojos— Estos tres estúpidos que vez aquí son como chicas para mi, ellos ni siquiera me ven como una chica, para ellos yo también tengo pene

—Eso es cierto —Apoyó Tyrone— Incluso es mas agresiva que muchos hombres que conozco —Una daga casi se entierra en su hombro de no ser por sus buenos reflejos— Te lo dije

—Tienen que estar de chiste.

—Mírame bien, estúpido velocista. Es divertido que me celes, pero a la próxima trata de que no sea con tu hermano, tu mejor amigo y el chico que me beso

—Cassie...

—Lo sé, mala elección de palabras

—Si de algo te sirve yo ya salgo con alguien más —Habló Tyrone con calma

—Con todo esto aclarado, ¿sería mucho pedir que los 4 imbéciles salieran del cuarto para que pueda darme un baño?

—¿Tienen helado? —Preguntó Wally

—Si

—Nos vemos —Los 3 chicos salieron nuevamente hasta la cocina dejando a la pareja en la habitación

—Cass...

—Te juro que es como si tuvieran ovarios —Se acercó para rodearlo con sus brazos y alzar su cabeza para observarlo mejor— Ademas se comieron mi desayuno —Formó un puchero

—No me hagas esos ojitos —Acaricio su mejilla con una sonrisa estúpida— Iré a comprarte algo para comer, ¿esta bien?

—Me conformo con que evites que esos tres idiotas se coman nuestro refrigerador completo

—Cualquier cosa que te haga feliz, mi amor

—Tú realmente quieres matarme de diabetes ¿no es cierto? —Tomó su rostro para dar un pequeño salto y depositar un beso en sus labios— Eres malditamente adorable, amor

—Ve a la ducha —Le dio una nalgada sorprendiendola por completo y finalmente se alejo

¿Acaso se podía estar borracha de felicidad? Pues así era exactamente como se sentía. Sentía que tanto amor y felicidad no le cabía en el cuerpo. Finalmente todo se había arreglado, finalmente todos los problemas habían quedado atrás y su relación estaba mas fuerte que nunca. ¿Y cómo no estarlo? Si juntos habían visitado en cielo y el infierno superando los dolores más grandes