Jin GuangShan lo miró serio y luego comenzó a reírse mirando al guardia que lo seguía y al chófer que le abrió la puerta de auto.-Esto niño...lo que son capaces de inventar.

-¡No estoy mintiendo! Mi madre me dijo que usted era mi padre-se acercó abrazándose al hombre, estaba agotado y completamente empapado, debido a la espera.-Ayúdeme por favor.

El hombre asqueado por la unión, lo alejó bruscamente tirándolo al suelo, aumentando el llanto del niño que seguía insistiendo que era su hijo. Se subió al auto y antes de que el guardia cerrara la puerta sacó su billetera y le lanzó un billete de 20 dolares  (el valor es solo para dar una idea) -No molestes mas o la próxima vez no seré compasivo. 

El billete cayó a un charco de agua. MengYao que aún lloraba por el desprecio de quien era su padre se acercó al billete, partiendo el auto lanzó una ola de agua con barro, cayendo sobre el cuerpo del niño que ya temblaba. Tratando de limpiarse la cara apretó el billete contra su cuerpo y emprendió el camino vuelta a su casa. 

La mirada de desprecio con que lo había mirado ese hombre en aquella oportunidad le rompió el corazón, y quedó firmemente grabado en aquella cicatriz. 

Luego de beberse casi toda la botella, el hombre se había quedado dormido sobre el sofá.

MengYao se levantó lentamente, con su mirada fijamente en aquel cuerpo despojado de dignidad. Puso sus manos en el cuello y comenzó a presionar fuertemente.

-¿Debería acabar con tu vida ahora?-apretó unos segundos mas y luego lo soltó-No podría darte esa satisfacción de morir fácilmente. Quiero verte sufrir...que llores amargamente...



MengYao recordó como tuvo que llevar a su madre a un hospital para salvarle la vida, lo que acarreó una gran deuda. Luego de un día para otro su madre encontró un buen trabajo. Por fin podían comer y vestir adecuadamente. Él como niño pensó que había sido un milagro, pero una noche que habían venido sus dos amigas, comenzaron a conversar sobre su negocio, pensando que él estaba dormido, escuchó de que trataba el trabajo de su madre. Prostituta. Aunque estaba enojado no era contra su madre, sino contra le hombre que había engañado a su madre hablándole de amor. Un par de años después en la escuela se enteraron a lo que se dedicaba su madre volviendo su vida un infierno, pero cada vez que llegaba con un moretón nuevo, rasguños y golpes, solo lo aludía a cualquier otra situación. Nunca le dijo a su madre que sabía a lo que se dedicaba. 

Habían pasado los años, había estado pensando cada detalle, repasando que es lo que haría para vengar a su madre, hacer pagar al hombre que la había llevado a humillarse. 

Volvió a observar al hombre tirado en el sofá. Al fin había conseguido llegar hasta aquí, el primer paso de su plan. 



Volvió a la ciudad donde había estado viviendo los últimos diez años. Arregló todo para irse a su nueva ciudad, pero antes pasó a su antiguo trabajo.

No esperó a que la secretaría llamara. Simplemente entró a aquella oficina donde había estado tantas veces de manera amigable, y ahora un par de ojos hostiles lo recibían.

-¿Quien te crees para venir con ese animo hasta mi oficina? ¿Te estoy haciendo una pregunta MengYao ¡responde!

El hombre sonrió y le lanzó una carta donde estaba su renuncia al escritorio-Ese ya no es mi nombre. Ahora llámame JIN GUANGYAO y espero que no se te olvide. ¡Ah! y una ultima cosa

Rodeó el escritorio del hombre, acercándose tomó de la corbata de este y lo acercó peligrosamente a su rostro-Vas a pagar por la manera en que me trataste frente a XiChen.-tiró de la corbata dándole un apasionado beso, se alejó sonriendo, con su brazo barrió todo lo que estaba en el escritorio causando que cayera al suelo. Salió de la oficina entre los gritos de MingJue a los que ya no obedecía. 

El Final del Hilo Rojo [XiCheng] 💙💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora