Tenemos que hablar

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Contexto: escena post reencuentro serquel. La banda se encuentra con el profesor fuera del banco y se mantienen escondidos hasta que puedan irse cada uno por su cuenta. Raquel escucha a Tokio hablando con Palermo sobre la decisión del profesor de ser donante de esperma para Nairobi.

Tal fue el susto que se llevó al escuchar la puerta golpearse de ese modo que todos los papeles que tenía en sus manos se fueron al piso. Sergio estaba sentado en el borde de la cama mirando a Raquel con los ojos desorbitados, sin entender qué es lo que había desatado la furia en esa mujer.

- No pensabas decírmelo nunca? - Raquel se paró en la mitad de la habitación con ambas manos apoyadas a los costados de su cuerpo.

- Qué cosa? - Sergio llevó el cuerpo levemente hacia atrás y tragó con fuerza.

- Cuántas cosas me estás ocultando? - En ese momento, poco le importaba a la inspectora si todo el pueblo en el que se estaban escondiendo, los descubría por escuchar los gritos de ella.

- Raquel, de qué estás hablando?

- De Nairobi hablo. Y tu gesto tan generoso de donarle esperma. No me lo pensabas contar nunca? De verdad dejaste que me entere escuchando una conversación de pasillo? Joder, Sergio! En serio?! - Sergio sintió su boca seca como una lija, y le dolió el pecho al ver la decepción en los ojos de Lisboa. - Lo que más me molesta de esto, lo que me llena de bronca es que yo hubiese estado de acuerdo. Te hubiese apoyado, Sergio. Pero no se te ocurrió consultármelo, ni siquiera has tenido la delicadeza de contármelo. Qué es lo que pasa? No has tenido ni curiosidad por saber lo que pensaría al respecto? Porque entiendo que soy tu primera relación estable, que siempre has vivido como un lobo solitario, y que no sabes cómo hacerlo. Te he estado entendiendo todo este tiempo, pero hasta cuándo? Me dijiste que me necesitabas en tu vida. Para qué? es que necesitas un testigo? Un espectador que escuche tus maravillosos planes? A ver dime, qué entiendes tú cuando hablas de compartir la vida conmigo? - Mientras lo decía levantaba su mano izquierda junto con sus cejas, advirtiéndole sin palabras que no tenía que responder. - Porque tomar decisiones que necesariamente nos implican a los dos sin siquiera reparar en comentármelo no tiene nada que ver con compartir. Dejar que me humillen hablando de ti como el follamigo de otra, sin que yo tenga la menor idea, y que se me rían en la cara como si yo fuera una gilipollas, está muy lejos de lo que yo espero de ti. De lo que pienso tolerar.

La vena palpitando en la frente terminaba de completar el gesto iracundo de Raquel, que caminaba de un lado al otro de la habitación con una mano aferrada a su cintura y la otra haciendo gestos en el aire, como si todavía estuviese hablando. Lo estaba, pero consigo misma.

-Raq- Sergio intentó infructuosamente hablar, pero Raquel parecía no haberse percatado de esto porque continuó hablando, esta vez con la voz con poco quebrada.

- Sabes qué estoy pensando? - En la cabeza de Raquel apareció Alicia Sierra preguntando si no es que acaso estaba repitiendo un patrón. - en que te quiero. Te quiero muchísimo. No tengo que explicarte lo que haría por ti, por nosotros, porque te lo vengo demostrando desde que te conocí. Pero hay algo más importante que eso, cariño. Y es que yo no puedo volver a ubicarme en ciertos lugares. - Sergio la miraba con la cabeza levemente rotada hacia un costado, en un claro gesto de confusión. Raquel lo miró a los ojos. - No puedo repetir patrones. - Sergio se levantó de la cama inmediatamente llevando ambos brazos al costado del cuerpo con las palmas de las manos apuntando al piso.

- Raquel si me estás comparando con tu ex marido ya me parece demasiado. Me he comportado como un imbécil. No te lo niego, y estoy dispuesto a que lo hablemos toda la noche si hace falta, pero ya compararme con Alberto, por dios, Raquel - El profesor se acercó a la inspectora y tomó su rostro con ambas manos, bajando varios tonos a su voz - Raquel, en serio crees que puedo llegar a hacerte daño? Me crees capaz de ser violento contigo? - Raquel suspiró tomando de las muñecas a Sergio para quitar las manos de su rostro. Dio media vuelta llevándose una mano a la frente, claramente frustrada.