Te equivocaste de hombre

Start from the beginning
                                    

Y si me creía, entonces tenía una oportunidad de intentar convencerlo...

— ¿Crees que tu grupo habrá salido? — la pregunta rebotó de mis labios en un tono bajo, casi como si lo murmurara. No estábamos en un lugar seguro como para hablar en un tono moderado, así que traté de hablar más bajo—. Pasamos mucho tiempo ocultos probablemente seamos los únicos aquí.

Di una mirada sobre mi hombro a la montaña de escombros que cada vez más estaba lejos de nosotros. La revisé deseando que ningún monstruo o parásito apareciera y la cruzara.

— Sé que no debemos hacer ruido —susurré, sintiendo como el corazón comenzaba a bombear la sangre rápidamente—. Pero si solo me vas a quedar tú, quiero saber que no me vas a dejar.

Esperaba estar diciendo las palabras correctas para insertar duda en él y así sacar el tema al que quería llegar. Pero el hombre seguía tan frívolo que mis esperanzas se veían lejanas.

— No sé si confías en mi—exhalé antes de lamer mis labios y continuar—. Y no sé si confiar en ti.

Detuvo su paso poniéndome nerviosa y giró dejando que sus depredadores orbes sombreándose me observaron un instante como si lo dicho le resultara interesante.

— No sabes si confiar en mí...

Asentí.

Acortó la distancia entre los dos con un par de pasos que me dejaron endurecida, me intimidó con la imponencia de su cuerpo a solo centímetros de palpar el mío, sombreándome hasta empáñeseme con esa bestial mirada, oscura y gélida.

— ¿Cuál es la razón de que desconfíes de mí? —sentí la vibración de su voz penetrando mis sentidos, y esa exhalación apenas acariciando una pequeña franja de la piel de mi frente.

Me sentí desconcertada cuando algo dentro de mí deseó que esa exhalación recorriera absolutamente hasta los rincones más ocultos de mi cuerpo.

—Lo que hiciste en el baño —solté despacio—, y lo que dijiste bajo el manto.

Enarcó una ceja y las mejillas se me calentaron.

— ¿Piensas que te abandonaré? — inquirió, ladeando su rostro un poco con lentitud, varios de sus mechones terminaron deslizándose sobre una parte de su frente con ese leve movimiento—. ¿Piensas que te pondré un arma en la cabeza y te aplastaré con mi cuerpo?

—Pienso en que después de que me apuntaras con el arma dos veces y dijeras que me abandonaría si me volvía una carga es suficiente como para que desconfíe de ti.

Su comisura tembló estirando por un instante sus labios en una torcedura que retorció la sensualidad de su rostro. El calor volvió sobre cada poro de mi piel y movió su mano para llevarla sobre su frente antes de levantar los mechones negros que amontonó debajo del casco militar. Y no supe qué mirar, si la torcedura que disminuyó con severidad, la manera en que los músculos de su brazo se marcaban bajo la piel, o el modo en que ese simple movimiento lo hizo lucir tan enigmático que quedé en suspenso.

— No seré un hombre de palabra para ti, pero no mentí cuando dije que te sacaría de aquí Nastya— estuve a punto de jadear al escucharlo decir mi nombre, sintiendo hasta el último poro de mi piel estremecer de ese extraño deseo ante la manera tan ronca en que lo dijo—. En tanto no me seas una carga permanecerás a mi lado, de eso me encargaré una vez te lleve a la enfermería.

Ni siquiera me había tocado y ya estaba estremecida. No era momento de sentirme atrapada en él o sus palabras, tenía que controlar las hormonas y enfocarme a lo que quería llegar.

—Tengo miedo —sinceré, y el tartamudeo no era parte del plan, había sido provocado por un inquietante espasmo recorriéndome el cuerpo—. Tengo miedo, Siete.

Experimento Corazón negro.Where stories live. Discover now