Capítulo 2: Anaju Clase

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Anaju recibió un WhatsApp de alguien que no tenía guardado.

"Hola Anaju, soy Hugo de clase y me ha dicho Rafa que probablemente tenías apuntes de Lengua y de Historia. Lo llevo un poco mal y te estaría eternamente agradecido si me los pudieras pasar. Estoy dispuesto a pagar por ellos. Muchisísimas gracias."

Anaju resopló y se rio en voz alta. Sí que estaba desesperado el chaval si iba a preguntarle a ella, la empollona con reputación de repipi. Cerró WhatsApp y miró la hora. Mai llegaba tarde, cómo no. Realmente necesitaba hablar con su mejor amiga y ésta, como siempre, iba a llegar al menos veinte minutos tarde. Decidió llamar a otro de sus mejores amigos, Bruno. El otro lo cogió al quinto timbrazo.

-Hey, puedes hablar?

-Sí, no te preocupes. ¿Pasa algo?

-No, es que había quedado con Mai a tomar algo en el bar de la esquina y por si te apetecía. Está tardando en venir...

-Entonces... me tienes como segundo plato o qué? -bromeó el chaval.

-Noooo... Bruno no te piques. Ven y te cuento mis dramas amorosos.

Hubo un pequeño silencio al otro lado de la línea.

-Vaaaaaaale, iré. Pero me invitas a una caña.

-Vale, muuuchas gracias Bruno. Te adoro.

-Y yo a ti, guapa. Ahora nos vemos.

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Bruno llegó y empezaron a charlar de sus vidas, sin meterse todavía en el terreno fangoso que le llevaba molestando a Anaju toda la semana. Bruno iba al IES Mamen Márquez pero estaba en ciencias de la tecnología, así que nunca coincidían en clase y no conocía a sus amigos de clase, entre ellos Sam. Anaju le conocía porque habían estado en clase juntos y por Maialen, que conocía a todo el mundo y sabía quién era la gente que valía la pena en cualquier sitio. Mai y Anaju eran amigas desde tiempos inmemorables, su amistad había florecido desde que las pusieron juntas en clase de ballet a los 6 años y en la actualidad eran uña y carne, aunque a veces costase mucho cuadrar sus horarios. Justo cuando Anaju estaba reuniendo el valor para desahogarse con su amigo sobre sus desgracias en el amor, apareció Mai. Ahogada, les dio un abrazo a ambos y se sentó, intentando recuperar el aliento.

-Hola bonitis, ¿qué tal todo? ¿De qué hablabais?

-Bien, aquí la amiga me iba a contar sus problemas amorosos. – comentó Bruno.

-A ver... que tampoco es para tanto. Es sólo esta chica que me gusta pero que no me da bola. Pero porque es hetero, o eso dice ella.

-¿Quién es? ¿La conozco? -preguntó Mai, intrigada.

-Bruno no creo que la conozca, pero tú puede que sí. Está en artes, se llama Sam.

-Ahhh sí, sé quién es. Samantha. Es muy guapa y majísima, la verdad. Tenemos un par de clases juntas.

-Ni idea. -dijo su amigo.

-Pues eso, que tener todas las clases con ella me ha afectado mucho. Siento que estoy enferma, sólo pienso en ella y en cómo seríamos juntas, porque como amigas – gesticuló unas comillas en el aire- encajamos genial. Y me da rabia porque ella siempre insiste que las chicas no le van. Y pues, yo sigo ahí, inevitablemente encoñada.

- ¿Y en qué quieres que te aconsejemos? -le preguntó Mai, que iba siempre dos pasos por delante de lo que iba a decir su mejor amiga.

-Pfff...necesito ayuda para superarla. Tener que verla todos los días no ayuda y tampoco quiero dejar de hablarle de un día para otro porque somos súper cercanas y... no sé, sería muy raro...

VA A COSTARWhere stories live. Discover now