La Caida

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El cielo de aquel día no mostraba el menor indicio de aquel caos que se avecinaba, un azul que inspiraba calma, los árboles meciéndose al compás del viento, los habitantes realizando sus rutinas diarias. ¿Quien podría imaginar que aquel día quedaría grabado en la historia del reino?

Una familia se encuentra reunida en un gran jardín, muchos árboles frondosos y flores llamativas  llenaban de vida aquel lugar, la risa de dos pequeños niños que jugaban a corretearse resonaban por todo el lugar, logrando sacar una sonrisa de toda persona que pasara por allí. Mientras tanto una pareja disfrutaba de ver a su primogénita ser tan feliz, ella y el pequeño niño que dormía plácidamente sobre el pecho de la joven mujer eran sus grandes tesoros.

—Querido, ¿no crees que ya es hora de que la llamemos para que venga a comer?— preguntó la reina, la cual estaba sentada delante de una mesa llena de diferentes platos con diferentes opciones de comida desde pan recién horneado, carne de cerdo guisada, jugó de manzanas hasta una apetitosa tarta de zarzamoras.

—Creo que tienes razón Graciela, ya iré a buscarla — Aquel rey, rápidamente se deshizo de su asiento y se dirigió con paso calmado pero firme hacia su pequeña hija, que en ese momento parecía no querer soltar a su compañero de juegos, ya que el niño de cabello castaño y piel clara parecía claramente disgustado de que la niña pelirroja no aflojara el agarre de brazos alrededor de su cuello.— Gi, hija es hora de comer, además, creó que Brandon ya no tiene fuerzas para seguir jugando contigo — La pequeña pelirroja al escuchar la voz de su padre, el Rey Nicolas, suelta de manera inmediata al niño para luego correr en su dirección.

—¡Papi! ¿Viste lo que hice? Brandon me dijo que era mucho más fuerte que yo, y yo le dije que era mentira y el se río de mi, así que le di una lección ¿lo viste? ¿Lo viste? Fue muy divertido— la niña contaba aquella anécdota con tanta emoción que fue inevitable que su padre no sonriera ante la gran energía de su pequeña pelirroja, mientras el niño de brazos cruzados fulminaba a la niña con la mirada— ¡Te gane Brandon!

—¡Claro que no!, yo...yo sólo te deje ganar — el niño sonríe con suficiencia pareciendo muy seguro de si mismo.

—Estoy seguro de que si hijo— Raymond el padre de Brandon aparece, poniendo sus manos sobre los hombros de su hijo— Su Majestad— seguido de decir eso, hacer una leve reverencia inclinando hacia adelante y poniendo su mano derecha sobre el lado izquierdo de su pecho como el gran comandante en jefe que es.

—Comandante— Él rey inclina un poco su cabeza y luego procede a levantar a su hija del suelo— su hijo realmente tiene mucha paciencia con Gi, sera un buen caballero cuando crezca Raymond... Ahora si me disculpas a Giselle y a mi nos esperan para almorzar— dicho esto él Rey Nicolás da media vuelta y con la niña en brazos se dirige hacia la mesa donde lo espera su Reina con una sonrisa en sus labios.

—Giselle mirate, parece que te divertiste mucho jugando con Brandon ¿he? — Dice Graciela sin disimular la risa que le causaba ver a su hija, la pequeña princesa del reino, pues el moño que tenía temprano ahora era un caos de mechones sueltos y ni hablar del vestido azúl claro, ahora claras manchas de tierra se apreciaban en el. Sin embargo a los ojos de cualquiera aquella pelirroja pecosa seguía siendo muy linda y tierna.— ven acá dejame limpiarte un poco.

Giselle se baja de los brazos de su padre y va directo a donde su madre, la Reina saca un pañuelo e intenta quitar un poco de suciedad a la niña, al estar ambas de frente se puede apreciar el parecido de madre e hija, el cabello enroscado y la delicadeza de sus facciones ya que los ojos de la princesa son idénticos a los de su padre con ese azul tan oscuro, intenso y peculiar en aquella parte de la familia.

Unos minutos mas tarde finalmente estaban listos para comer, cuando de repente un fuerte sonido se escuchó de manera muy clara causando un estruendo que sobresalto a todos en el castillo. Seguido de eso se empezaron a escuchar voces y gritos de diferentes direcciones. El rey reaccionó rápidamente levantándose de su asiento.

El Regreso De La Heredera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora