―De lo que eres ―me quedé confundida y continúo―. Todo hubiera sido más fácil si te hubiera drenado aquél día que te vi en la universidad, ¿lo recuerdas?

―¿Qué? ―susurró Max.

―No entiendo ―sacudí la cabeza, tratando de encontrar una explicación.

Se cruzó de brazos y comenzó a caminar de un lado a otro mientras me miraba.

―Lucías tan asustada y vulnerable cuando me viste en el sótano. Ese mismo día peleé con tu hermano en la cafetería. De hecho, estuve a punto de golpearte ―sonrió al notar mi rostro pasmado―. Veamos, también recuerdo haber obstruido uno de tus sueños y te amenacé que te alejaras de mí. La última vez que te vi, fue en el estacionamiento. Estabas esperando a tu hermano mientras escuchabas música. ¿Ya lo recuerdas?

El aliento se atascó en mi garganta y el aire se detuvo en mis pulmones. Ahora todo tenía sentido. Todas las veces en la que actuaba violento era Mark, y no Max. Luego me acordé de algo importante. Desde la noche en que Max y Jordan aparecieron en mi habitación por primera vez para esconderme en el armario, se comportó evasivo pero jamás tuvo la intención de hacerme daño, ni volvió a mirarme aterradoramente como los primeros días. Esa apariencia tenebrosa se trataba de Mark, su hermano.

―¿Por qué no me hablaste sobre esto? ―preguntó Max, volviéndose hacia a Jordan, quien estaba perplejo.

Había estado con su hermano esos días y él ni siquiera lo notó.

―Él estaba bajo un conjuro que bloqueó su mente ―dijo Mark, aún sonriendo―. Es por eso que no sospechó absolutamente nada.

―Diablos ―Jordan sacudió la cabeza, afectado por haber estado a su control.

―Ya que estoy de humor para aclarar las cosas, diré algo más ―lo miré, temiendo lo que iba a decir―. Una persona cercana a ti entró a tu habitación en busca de algo que lo ponía en evidencia. Para su mala suerte, no encontró lo que quería. Pero dejó de preocuparse. Hasta el momento, no te has dado cuenta que tienes algo importante que responde a tu pasado y a tus dudas.

Me quedé estática, sin saber cómo reaccionar. Tenía mucha información por diluir. Pero entonces, recordé ese «algo importante» del que Mark se refería. Fue extraño al principio. Fue como si una pieza desconocida se colocara en mi mente para después revelarse ante mis pensamientos despiertos.

No había pensado en ese diario que la abuela me había entregado antes de fallecer. Había dicho que lo mantuviera oculto hasta que estuviera lista en leerlo. Recalcó que no se lo mostrara a nadie, casi podía escuchar su voz de nuevo, advirtiéndome.

*Flashback*

Ella estaba recostada en la cama y me miraba con el rostro pálido y cansado. La enfermedad terminal que le diagnosticaron la estaba debilitando constantemente. El médico no había dado muchas esperanzas. Su vida no sería prolongada y en cualquier momento iba a morir.

Me senté a su lado y apreté su mano con delicadeza mientras que mis padres esperaban en la sala del hospital junto con Alexander. Mamá llamó cuando estaba en la biblioteca y supe que sería una mala noticia. Dijo que era hora de despedirse de la abuela. Estaba estudiando para el exámen de ingreso a la universidad, pero lo dejé para después. Mi prioridad era verla por última vez.

―Necesitas ser fuerte a partir de ahora, Emily ―dijo ella con voz rasposa.

Las lágrimas fueron asomándose en mis ojos y parpadeé, provocando que algunas cayeran por mis mejillas.

Intenté a alentarla pero ella sacudía la cabeza, diciendo que no duraría mucho en este mundo. Luego de un silencio, me dio indicaciones. Me entregó un pequeño cuadernillo que tenía escondido debajo de su almohada. Me había contado que siempre lo tenía a su lado sin importar las circunstancias.

―Lo que viene aquí escrito es muy importante. Cuando lo leas, procura estar lista mentalmente y no le digas a nadie sobre esto.

No hice otra cosa más que asentir. Estaba cegada por la nostalgia de perderla.

Cuando la conversación terminó, tomé el cuadernillo y lo guardé en la mochila que aún estaba entrelazada en mi pecho. Con lágrimas y sollozos, me despedí de ella y volví a casa.

Seguía aturdida y abrumada. Jamás la volvería a ver y sería difícil acostumbrarme a su ausencia. Mientras ordenaba los apuntes, vi el cuadernillo. No había comprendido sus palabras, tenía mucho qué afrontar y el pequeño diario sólo me recordaba a a ella.

Con las mejillas empapadas en lágrimas, lo guardé dentro de un florero y volví a la rutina de siempre con el propósito de continuar mi vida.

*Fin de Flashback*

Ahora que estaba de vuelta a la realidad, me pregunté: ¿cómo lo había olvidado? Quería sentirme culpable, pero luego recordé las palabras de Ariadne: «es posible que no recuerdes algunas cosas debido al hechizo».

―¿Algo más que quieran saber? ―preguntó Mark cuando nos quedamos en silencio.

―¿Quién hizo el hechizo? ―dije casi desesperada.

Dudó por un momento.

―Eso lo sabrás pronto. Mientras tanto, puedo decirte cómo romper el embrujo.

La esperanza floreció en mi pecho, pero luego reaccioné. Mark no diría la solución tan fácilmente.

―Querrás tener algo a cambio ―habló Lander, quien había estado observando sin decir nada.

Mark sonrió y mi estómago se revolvió. Comenzaba a odiar su sonrisa que era totalmente amarga.

―Exacto. Tengo la poción que revierte cualquier clase de hechizo ―se volvió hacia a mí―. Te doy mi palabra que será tuyo si te unes a nosotros.

―No ―lo interrumpió Max antes de que terminara la oración.

―¿Para qué me quieren en su especie? ―dije, recordando que James me había dicho que les pertenecía.

―Sólo puedo decir que tienes mucho potencial, Emily

No sabía qué hacer. Era una opción peligrosa a simple vista, pero quería solucionarlo.

―Considera mi oferta. Sabes dónde encontrarme. RedHouse no te prohibirá la entrada. Puedes tomarte el tiempo que quieras pero no creo que dispongas de mucho ahora que el problema está complicándose.

Max lo ignoró y me atrajo a él para darme un beso en la frente.

―Tranquila, Emily, encontraremos otra la manera de romper el hechizo ―Max me atrajo a su cuerpo y besó mi cabeza.

Suspiré, queriéndome sentir mejor ante el dilema.

Escuché una risa irritante de Mark y cuando lo vi, estaba sacudiendo la cabeza.

―¿No es eso romántico? ―me miró con intensidad y sentí un escalofrío de pies a cabeza―. Me pregunto qué es lo que harías si ella fuera mía.

Max respiró profundamente, tratando de calmarse.

―Haría lo que fuera necesario. Pero ella jamás será tuya ―adviritió con frialdad.

Presentí una confrontación cuando Mark dijo: ―Me gustaría verlo, me gustaría ver tu reacción impotente mientras disfruto lentamente cada parte de su cuerpo.

Me tensé y la paciencia de Max explotó. Se avalanzó a él y retocedí. En un abrir y cerrar de ojos, todo se volvió un caos alucinante. Jordan y Lander se enfrentaron a James, Jeremy y Michael al instante en que se movieron. Mi cuerpo se congeló al notar la manera en la que se agredían. Lanzaban fuego y destellos contra ellos. Eran bastante buenos en lo que hacían.

Me sentí expuesta en ese lugar, podría salir perjudicada y lo que menos necesitaba era ser atrapada de nuevo. Me sobresalté cuando Max gritó que saliera de ahí. Con la adrenalina en las venas, entré al auto. Mis manos temblaron mientras giraba la llave que estaba en el switch.

Pisé el acelerador y comencé a conducir sin rumbo alguno. El objetivo era alejarme. Mi corazón latía con fuerza y mantuve las manos en el volante. Atravesé varias calles y avenidas hasta que me di cuenta que estaba dirigiéndome a casa. Esperaba encontrar con Alexander y decirle cada detalle de este embrollo. Pero más que nada, sentía la necesidad de leer ese diario.

Atracción Mortal ✅ [ Disponible en físico ]Where stories live. Discover now