12. Bestias mimadas

Start from the beginning
                                    

Jaemin rodó los ojos. Luego, una duda le surgió.

-¿Me conocen?

-¿Qué?

Jaemin se llevó las rodillas al pecho, pero los dedos de Jeno cubrieron una de ellas empujándola hacia abajo. Aguafiestas, pensó Jaemin.

-Ya sabes... me preguntaba si ellos tendrían una idea hecha de mí.

Jeno frenó en un semáforo en rojo y por fin le prestó su atención a Jaemin.

-Los amenacé a todos, no te preocupes, solo sé tu mismo.

-Dijiste que era irritante y que querías hacerme callar todo el maldito tiempo.

Jeno sonrió, revolviendo el cabello de Jaemin.

-Si, pero eso es porque trabajo para ti.

Jaemin deseó tener una bufanda más grande, o quizá una bolsa para cubrirse el rostro funcionaría mejor. No hubo palabras en los siguientes cinco minutos que duró el trayecto, y aunque quería hablar todo lo posible para no quedarse a solas con sus pensamientos, tampoco sabía muy bien que decir.

La calle estaba tranquila, no había edificios por allí, solo un montón de casas antiguas con escalones en la entrada y puertas alargadas. Se detuvieron frente a una puertita que quedaba a la par de una cafetería. Jaemin escondió las manos en los bolsillos de su abrigo, Jeno se estiró para tocar el timbre, pero algo le sujetó el brazo y lo dejó a medio camino.

Se encontró con los ojos marrones mirándole cargados de un sentimiento extraño. Era raro para él ver a Jaemin inseguro, nervioso... fuera de lugar.

Jaemin siempre parecía encajar en todos los sitios, o, mejor dicho, parecía adueñarse de ellos. Ahora era cuando Jeno notaba que este chico solo tenía veinte años y estaba en una situación desconocida. Joder, ni siquiera había dado un beso antes de él. Se sintió como un idiota por no pensar mejor las cosas.

Se recostó en la entrada y el vapor que escapó en un suspiro se perdió en la noche fría.

-Estará todo bien.

Jaemin miró a sus zapatillas nuevas con brillantina a los lados. Dios, tendría que haber elegido algo menos... él.

-No tengo amigos. Nunca he sido invitado a reuniones como estas y la verdad sigo pensando en qué debo decir o hacer para no hacer un papelón -levantó la mirada-, odio estar en desventaja frente a ti.

Jeno pestañeó. Esto era un tipo distinto de vulnerabilidad. Diferente a cuando estaban besándose o discutiendo, porque fuera de esos escenarios, Jaemin era bueno actuando como si pudiese comerse el universo. Ahora, esta estrella caída desde el cielo, le estaba mostrando sus temores. Jeno se acercó a él, poniendo las manos sobre los hombros tensos y masajeando con sus pulgares. Se miraron a los ojos y hubo una rara sensación flotando en el aire crudo de esa noche.

-También me siento en desventaja frente a ti.

Jaemin relamió sus labios, sin poder creer lo que oía.

-¿Lo haces?

Jeno asintió.

-Y no es algo malo. Nuestros mundos son distintos, pero es agradable mezclarlos de vez en cuando, ¿No crees?

Jaemin ajustó las manos en los bordes de la chaqueta de Jeno.

-¿Ahora es cuando me besas?

Y ahí estaba de nuevo, ese caprichoso y orgulloso chico. Jeno se rio sobre sus labios abultados y estuvo a punto de sujetar su nuca, pero la puerta se abrió y las luces desde dentro de la casa los iluminaron. Jaemin se alejó un par de pasos y bajó la gorra lo más que pudo.

𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Where stories live. Discover now