Capítulo 24 (Al ritmo de tu corazón)

Beginne am Anfang
                                    

—Lo que escuchaste. Me invitó a dormir porque sus padres no iban a estar. —respondió la mayor sonriendo divertida, mientras dejaba el teléfono a un lado, poniéndolo en altavoz para poder cambiarse libremente—. Va a ser la primera vez que iré a su casa. Y debo admitirlo, tal vez esté un poco nerviosa.

—Estoy... yo... o sea... es decir... No tengo palabras para expresar lo que siento ahora mismo. —rió la pelirroja—. Pero, o sea, ¿te lo dijo con ESAS intenciones o...?

—No lo sé. Pero estoy segura de que no. —contestó Hikaru—. Es decir, Kusuo no es ese tipo de chico... no creo que lo haya dicho para invitarme a tener-...

—Bueno, sí. Pero no creo que te haya invitado a dormir solo para jugar al Uno, ¿sabes? —opinó Akane—. Hikaru, yo que tú... llevaba preservativos. ¿Tienes? Mejor pasa a comprar unos de paso, no estoy lista para una mini Hikaru o un mini Saiki.

—¿Y tú crees que yo sí? —la azabache sonó casi ofendida—. No te preocupes, Akane. No va a pasar nada, te lo puedo asegurar.

—Hazme caso. Uno nunca sabe lo que puede pasar. Tal vez, cuando te vea, él cambie de opinión y quiera hacer algo contigo.

—Akane, tú no conoces a Kusuo como yo. Él lo dijo solo para pasa el rato-...

—Para pasar el rato en su cama.

—¡Akane! —Hikaru soltó una sonora carcajada, no podía creer que estuviese teniendo esa conversación con su mejor amiga—. Que no, él no es así.

—Si tú lo dices... pero, vamos... cualquier cosa puede pasar a estas alturas, así que yo no me arriesgaría. ¿Me prometes que llevarás preservativos? Por favor...

—Akane...

—¡Promételo!

Hikaru rodó los ojos y suspiró derrotada. Se levantó de su cama una vez que terminó de cambiarse y tomó dos de su cajón para luego ponerlos en su bolso.

—Listo, los puse. ¿Contenta?

—Contenta y aliviada. —Akane soltó una suave risa, y lo peor es que realmente sonaba aliviada.

Luego de unos minutos, Hikaru cortó la llamada con su mejor amiga y emprendió camino hacia el hogar de Kusuo. Sintiendo como su corazón palpitaba aceleradamente con cada paso que daba.

"Vamos, Hikaru... no puedes ponerte nerviosa. Kusuo no es ese tipo de persona. Lo conoces a la perfección, es obvio que no va a pasar nada. Él no lo dijo con esas intenciones, lo dijo de manera inocente y pura." Se decía internamente mientras caminaba con lentitud, puesto que ya se encontraba cerca de la casa de su mejor amigo. "Bueno, pero en caso de que pasara... me alegro de haberme depilado anteayer. Me pregunto si mi boca seguirá siendo buena... hace mucho que no lo hago..."

¿PUEDO SABER EN QUÉ RAYOS ESTÁS PENSANDO?

—¡Hey, Kusuo! —habló la azabache, intentando no mostrarse nerviosa, una vez que el mencionado abrió la puerta de su casa y la dejó pasar—. He traído estos dulces de más. Sobre todo he traído más gelatina de café, estaban en promoción en una tienda cerca de aquí.

Yare yare... ¿no serás tú el amor de mi vida?

—Esta es la primera vez que me invitas a tu casa. —preguntó en un tono de diversión, mientras dejaba las bolsas en una mesa cercana—. Es bonita. ¿Tus padres saben que estoy aquí?

El de pelo rosa desvió la mirada.

—No. Tampoco saben de tu existencia.

—¿Uh? —la azabache alzó una ceja divertida—. ¿Te da vergüenza estar conmigo, Saiki Kusuo?

Con sabor a azúcar. Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt