Len me daba consejos, me regañaba y se preocupaba por mí... pero aún no tenía barba.

Todavía no tenía claro si ese descubrimiento me calmaba, o debía añadirse a la lista de las preocupaciones que ya me atormentaban... pero era algo con lo que tendría que aprender a vivir.

Tenía que normalizar el comportamiento de Len y aceptar lo que realmente era para él:

"Una buena amiga"

Sus palabras retumbaron en mi cabeza como un martillazo a las siete de la mañana. Toda esa atención y cuidado que me regalaba... eran normales en él, y yo debía empezar a procesarlo de una forma u otra, por mi propia salud mental.

La gente es buena, y los amigos se cuidan entre sí.

Recordé a Yuma, a Gumo y a Luka... mis "amigos" de Berlín... cayendo en cuenta de que tampoco tenía mucha experiencia con respecto a la verdadera amistad.

Salí de la clase en dirección a la cafetería acompañada de Gumi y de Ia -ya que Una estaba ausente por el día-, y las tres formamos una extraña combinación que de alguna manera funcionaba muy bien.

- Muero por una hamburguesa vegana -murmuró la más alta mientras caminábamos con un poco de prisa para no formar demasiada fila.

- Nunca entenderé cómo pudiste crecer tanto alimentándote a base de zanahorias -se quejó Gumi, quien quizás también envidiaba un poco su complexión de modelo de Vogue.

- Nada más mira su cabello -la alabé sin reservas-. Hay gente que mata a otra gente por tener el pelo así.

- Hay gente que tiene el pelo así, ¡y te mata! -dramatizó Megpoid, cuya risa retumbaba mientras cruzábamos de un ala de la escuela a la otra.

La muchacha bufó sonoramente, demostrando que no se sentía cómoda con nuestros halagos. Mi amiga y yo éramos dos cigarrillos mal fumados a su lado... pero Gumi era lesbiana y yo me encontraba dentro del espectro, bajo la categoría de "Lolita"... justo al lado de los niños pequeños.

Era bastante claro para las tres quién había nacido para ser supermodelo.

- Las alcanzo enseguida, tengo que pasar por el baño -declaré de golpe, dando media vuelta hacia otro de los pasillos.

Escudriñé nuestro punto de encuentro con la mirada, y crucé miradas con la última persona que necesitaba ver allí.

- ¡Rin! ¿No vas a almorzar? -me preguntó con interés.

- Agh, sí. Sólo voy a pasar por el baño primero, Mikuo -respondí con un poco de fastidio por tener lidiar con él en esa situación.

- ...El baño es por allá.

Mi corazón dio un vuelco instantáneamente, ya que no tenía motivos ni excusa para estar en ese momento en esa ala.

Y decirle la verdad tampoco era una opción.

- ¡Qué torpe soy! -chillé, fingiendo un poco de sorpresa-. Bueno, ya me voy. Gumi está en la cafetería... ¡nos vemos ahí!

Por su expresión alcancé a notar de que no tenía una pizca de confianza en mí... pero de momento me valía su opinión.

Salí disparada con el teléfono en una mano, y con el minúsculo paquete en la otra.

Ted, Ted, Ted... ¿dónde estás?

Tuve que avisarle que cambiábamos de ubicación por motivos de fuerza mayor.

- ¡Ey! -saludó el susodicho luego de unos minutos, haciendo más ruido del que me hubiese gustado.

No hablábamos mucho, de hecho creo que había intercambiado palabras con él un total de tres veces... pero los negocios son negocios.

- Aquí tienes -Extendí la mano y le di ese pequeño tesoro que guardé todo el día con mucho recelo-. No hagas nada estúpido.

- No lo haré -declaró bajando la cabeza, seguramente estaba más avergonzado que yo.

Y luego de que me pagó lo que me correspondía se fue. Ciertamente yo no contaba con que pudiésemos ser observados durante nuestro intercambio por alguien más.

Para mi sorpresa, al llegar me topé con que casi todos los grupos de la clase se habían juntado para almorzar en la misma mesa. Y sólo sobraba un lugar para mí al lado de Len.

Hice el pedido usual de "Döner Kebab" a la muchacha de la cantina, y no tardó más de un minuto en entregarme mi pedido resguardado por el pan suave y calentito.

Me deleité con el aroma de la carne bien condimentada, y como quien no quiere la cosa me senté junto a mis compañeros, empujando un poco al chico con mi cadera, de forma juguetona.

Tenía a Gumi enfrente, quien sonreía maliciosamente como quien planea dominar el mundo.

- ¿Y a ti qué te pasa? -inquirí con cierto recelo mientras devoraba mi almuerzo.

- Mira esto -nos susurró a Len y a mí, relamiéndose los labios y limpiando el último rastro de pan de su rostro. Se levantó un poco y buscó con la mirada al otro rubio del salón, el que tenía mal genio y con el que se peleaba como perro y gato- Oli, ¡Las mnemotecnias son lo mejor que hay!

El chico ni se inmutó por su comentario, y respondió serenamente:

- Gumi, las mnemotecnias son una mierda y solo sirven para pasar el examen.

La emoción de la peliverde no se correspondía con la situación, pero luego alguien más se atrevió a comentar sobre el tema:

- Yo... uso bastante las mnemotecnias. Las encuentro muy útiles.

Ia era por mucho la primera de la clase, y luego de que ella lo sentenciara con sus palabras el rubio quedó perplejo.

- ¿Por qué lo fastidias así? Claramente le gusta Ia -se quejó Len, regañándole en un susurro.

- Yo lo estoy ayudando -se jactó, con una amplia sonrisa llena de autosuficiencia-. Le hice creer que me gustaba, para empujarlo a dar el paso que debe. Algún día me lo agradecerá.

Asentí levemente con la cabeza, en señal de aprobación. A mí me parecía bastante lógico, e incluso un acto de buena voluntad de su parte, pero mi opinión contrastaba severamente con la del chico a mi lado:

- Cuando a una persona le gusta otra es bastante obvio... y si Oliver todavía no hizo nada al respecto seguro es porque ella no le interesa tanto como te parece -Declaró como si lo hubiese leído en la biblia, o algo así-. Deberías dejar de desafiarlo, o van a terminar enemistados de verdad.

Quedé por sexta vez en ese día colgada en su semblante, meditando sus palabras y tratando de interiorizarlas con serenidad...

- Ya no tengo hambre.

Y a pesar del pronóstico, yo quería vivir la vida como si fuese primavera...

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now