_____ miró fijo al ruludo. Él le devolvió la mirada. Ella apretó los labios y asintió con la cabeza. Así que nunca se la había mencionado. Matt entró de repente a la cocina, salvándola. Miró a cada uno alternadamente, reparando en la presencia de Felicity. Pudo percibir la tensión del ambiente. 

—¿Sucede algo? —habló él. ____ lo miró y sonrió con ironía. 

—No —musitó ______. 

—Matt, ella es Felicity —le dijo Cam. 

—La novia —aclaró _____ con tono sarcástico. Matt le sonrió a la chica, pero su mirada pronto volvió a su amiga. 

_____ miró una vez más a Cam y negó levemente con la cabeza para luego tomar su taza con firmeza, y sin decir nada abandonar la cocina. Cameron la siguió con la mirada.

—Un placer conocerte Felicity, lindo color de pelo —le dijo Matt y volvió a desaparecer por la puerta. 

Cam se volvió hacia Felicity y la miró enojado.

—Que rara la hija del señor Benson —dijo ella no percatándose del enojo de su novio.

—Felicity, te lo he dicho miles de veces, por favor. No lo hagas más, ¿entendiste? —dijo enojado.

—Si, mi amor pero… no me llamas y te extraño —dijo ella haciendo un leve puchero.

—Creo que sabes que trabajo todo el día y si no te llamo es porque no tengo tiempo —dijo con tono molesto aun. Se sentía ridículamente extraño. _____ se había ido de una manera un poco rara, parecía enojada. 

—Si, pero… pero… 

—Pero nada Felicity, ahora la casa no esta sola. Los patrones están aquí y tienen invitados… Así que de verdad voy a pedirte que vayas a tu casa. Te llevo si quieres… pero es tarde, así que vamos —le dijo. 

Ella asintió y Cameron se bajó de la mesada, alejándose. Salió de la cocina y Felicity se quedó allí, enojada. Dio una patada al suelo, enfurecida, y gruñó. Odiaba no encontrarlo de buen humor. Miró una vez más la puerta por la que se había ido la tal _____, y entrecerró los ojos. Algo le decía que esa ‘estiradita’ le traería varios problemas. Salió de allí, yendo detrás de Cam. Por lo menos pasaría unos cuantos minutos con él, hasta que llegaran a su casa…

Cameron entró a su habitación y se tiró pesadamente en su cama, colocando sus brazos detrás de su cabeza. Su mente no dejaba de pensar ni un solo segundo. Acababa de llegar de la casa de Felicity, la había dejado en la puerta… y había tardado un poco más de lo previsto ya que ella intentaba convencerlo para que se quedara.

Maldita sea, él era un mal novio...
Se había olvidado por completo de la existencia de Felicity desde que _____ había llegado a la estancia. Y se sentía mal por ello, Felicity era su novia, su compañera. Desde los 17 años estaban juntos, y nunca, nunca le había pasado algo como eso.
Y por otro lado estaba ella, _____… la niña de la que él había estado completa y perdidamente enamorado cuando apenas era un preadolescente.  La chica que pensó que jamás volvería a ver en su vida… había vuelto y había traído con ella una caja de recuerdos que lo estaban torturando. 

Lo que estuvo a punto de hacer en la cocina, lo desconcertó. Él iba a besarla, si el agua no hubiese silbado el la habría besado. Eso era una locura, una total y completa locura. _____ era la hija del jefe, de su jefe. Y por ende él tenía que respetarla y mantener sus sentimientos lo más controlados posible. Pero el impulso que lo recorrió había sido mayor que cualquier autocontrol en el mundo entero. Se sintió preso de un sentimiento que nunca había sentido. Tuvo la sensación de que un caballo salvaje galopaba en su pecho, en vez de su corazón. Y al verla de cerca, sentirla así de cerca, el calor de su aliento había rozado sutilmente su mentón. Eso había sido suficiente para enloquecerlo. 

Escuchó que la puerta de su cuarto se abría y su madre entraba por ella. Libby lo miró y con cuidado se acercó a él, para recostarse a su lado como lo hacía siempre, cuando veía que a su hijo algo lo perturbaba. 

—¿Quieres contarme? —le preguntó ella.

Él la miró de costado y luego soltó un largo suspiro. 

—¿Puedes dejar de amar a alguien de repente? —le preguntó. 

—Quizás sea porque nunca la amaste de verdad —le respondió su madre —¿Ya no amas a Felicity?

—No… no lo sé, mamá.

—¿Es por la niña ______? —inquirió. Él volvió a mirarla. 

—¿Qué? —aquello lo tomó por sorpresa —Pff, ¿Qué cosas dices, Libby? Claro que no.

—Siempre lo supe —dijo su madre con una leve sonrisa.

—¿Qué cosa? —preguntó confundido.

—Siempre supe que estabas enamorado de ella cuando eras un niño. No hacías otra cosa que hablar de ella. Estabas pendiente de todo lo que hacía, de lo que le dolía, lo que la hacía feliz. Cuando ella se enfermaba dormías parado en la puerta de su habitación por si ella necesitaba algo… Aaay, Cam —suspiró —Y ahora que volvió, volvió a traerte aquel sentimiento que perdiste el día en que se fue.

—Pero era un niño mamá…

—¿Y ahora lo eres? —dijo ella mirándolo. Cam no dijo nada —Ya no eres un niño, ahora eres un hombre. Y ese sentimiento puro y hermoso que sentías por ella aun esta… pero tal vez ahora que eres un hombre ya no solo este el sentimiento puro…

—Mamá —dijo reprimiendo un sonrisa —No creo que sea correcto que sigamos hablando de este asunto.

Libby rió por lo bajo y se puso de pie, para luego inclinarse y besar la frente de su hijo. Le acarició el rostro, y lo miró de manera tierna.

—No seas tonto, no cometas el mismo error que yo —le aconsejó. 

Él frunció el ceño y la miró bien.

—¿De que error hablas? —le preguntó.

—No importa eso ya —le dijo dulce —Solo voy a decirte que sigas a tu corazón. Quizás cuando te des cuenta sea demasiado tarde… —comenzó a caminar hacia la puerta y se giró a verlo —Mamá sabe lo que dice.

Wild Horse | Cameron BoyceWhere stories live. Discover now