En busca de un camino

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Ya han pasado unos días desde que Rosie Nash adquirió sus habilidades. Su madre, aunque sigue un poco débil, regresó a casa y era el momento perfecto para darle clases a su pequeño retoño.

En el patio de su casa, la joven alterada lanzaba una mínima ráfaga de piedras, las cuales se dispersaron en el aire en lugar de darle a la lata de pintura vieja.

—Hazlo de nuevo, por favor —dijo la madre con amabilidad, quien se encontraba del lado derecho, sentada en su silla de ruedas.

— !Mamá no puedo hacer esto! No soy como tú... —dijo Rosie con algo de decepción por sí misma.

—No te preocupes hija... Probemos con algo distinto —su madre trataba de darle confianza así que le comenzó a dar instrucciones muy simples—. Cierra los ojos Rosie, siente la brisa, siente el aire que entra a tus pulmones...

Rosie siguió las indicaciones, podía sentir una calma sin igual, sus manos se dejaban llevar por el viento.

—Siente esas cosquillas en el cuerpo —le siguió diciendo su madre con un tono relajado—. Siente la tierra que está justo bajo nuestros pies, puedes levantar esa tierra sólo con los dedos, ¡Hazlo! Deja que toquen la vena de tu brazo, que acaricie tu cuerpo... Nadie te va a lastimar, estás a salvo, siéntete segura con tu poder y, ¡Dispara!

En ese momento ella abrió los ojos y estiró su brazo apuntando la lata, toda la tierra, rocas y grava que había pegada en su cuerpo salió disparada en línea recta, acertando en su objetivo.

— ¡Mamá lo hice! —gritó emocionada Rosie al ver su hazaña.

—Sabía que lo lograrías, eres una niña muy especial —dijo la madre acompañada de unos aplausos suyos.

—Gracias mamá, sólo dejé que todo fluyera a su ritmo, y cuando me di cuenta ya lo tenía dominado —explicó la chica.

—Cuando la madre de tu bisabuela peleaba en las guerras celtas usaba recuerdos dolorosos y de ira para controlar sus poderes. Años después, todos los Celgen que migraron a Arcano Gento buscaron una nueva manera de focalizar sus habilidades, pues ya no tenían que luchar contra nadie —contó la madre—. El amor fue una buena opción. Recuerda eso, siente amor por lo qué haces y serás la más poderosa. Recuerda que el amor no prospera en corazones que se amedrentan de las sombras.

—Eso último es un proverbio, ¿No? —dijo la chica sintiéndose algo culta.

—Sí. De Shakespeare. Aun así, es verdad. Siempre he querido lo mejor para ti Rosie, y ¿Sabes qué quiero ahora? —preguntó la madre con una sonrisa de orgullo por su hija.

—Yo sé. Quieres probar la sopa que te hice, ven vamos a comer —Rosie tomó las manijas de la silla de su madre y juntas entraron a su casa para una rica cena.

GeoWomanWhere stories live. Discover now