I

36 1 0
                                    

Era un día normal, como cualquier otro allí en ese pueblo lleno de locos, bueno, eso es lo que me gustaría poder decir

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

Era un día normal, como cualquier otro allí en ese pueblo lleno de locos, bueno, eso es lo que me gustaría poder decir. Pero realmente, no lo era. El día de las elecciones llegó, y con eso, la traición de Auron hacia Luzu, el cual confiaba ciegamente en su mejor amigo. Y ese fue su gran error.

Ese mismo día, apenas unas horas antes, Lolito, el otro candidato, había comprado al susodicho. Auron no sabía lo que desencadenarían sus acciones, él siempre vivía el momento sin pensar nada. Eso siempre le pasaba factura y lo sabía, pero realmente no esperaba grandes cosas, las cuales llegarían muy rápido.

Al perder, y todos aclamar a Lolito, opacando totalmente la existencia del de cabellos oscuros, este agachó la mirada y apretó los puños. Su corazón dolía, y no ya por no ser el alcalde, si no por lo pasado con su "mejor amigo". Pequeñas lagrimas sin freno comenzaron a bajar con rapidez por sus mejillas, empapando el suelo debajo suya. Le dolía, le dolía, le dolía y no podía más con ello, por lo que en un intento desesperado de apaciguar su dolor, se tiró al suelo, abrazándose a si mismo, comenzando a sollozar en voz baja.

Los segundos pasaban, y la gente seguía gritando emocionada, mientras aún ignoraban a Luzu, hasta que los sollozos de este, se hicieron más altos, y sin quererlo, llamó la atención de Vegetta, el cual le apoyó en todo momento haciendo lo posible para que ganara y perdiendo aún así en el intento.

El pelinegro se acercó apurado a su amigo, agachándose una vez quedó a su lado.

— Hey, Luzu...— El muchacho de ojos violetas fue interrumpido por un sollozo de su amigo, haciendo que este hiciera una mueca de dolor, no le gustaba ver al menor así. — Ya ha pasado Luzu... Ya está. — Murmuró abrazándolo y acariciándole la espalda para reconfortarle, dejando que llorara en su hombro. — Mecachis...—

Después de un rato en el que el pelinegro seguía consolando al castaño, este se fue calmando, por lo menos sus lagrimas, ya que el dolor perduraba. Vegetta al darse cuenta de esto, le ayudó a levantarse, sentía que lo mejor sería que se fuera a casa a descansar. Y así se lo hizo saber.

—Luzu, vamos, levántate. — Murmuró bajo y con pena mientras miraba como el mencionado sorbia su nariz y se secaba las lagrimas con las mangas de la sudadera. Una vez Luzu se levantó, miró al mayor a los ojos, permitiendo que este viera por unos instantes su nariz ahora roja y sus hinchados ojos. Aunque eso no duró mucho, pues rápidamente apartó la mirada. — Vamos, te llevaré a casa, debes descansar. — Murmuró con suavidad mientras veía como el otro solo asentía y mantenía la mirada fija en el suelo, sujetando su brazo derecho con el izquierdo.

Ambos se fueron caminando a paso lento, Vegetta guiaba a Luzu mientras eran acompañados por un incómodo silencio, el cual fue roto por el de ojos achocolatados.

— Duele mucho, Vege...— Masculló con la voz quebrada, volviendo a soltar lagrimas fugaces debido a que había recordado el momento exacto en el que había pasado todo. Auron gritando emocionado y abrazando a Lolito, ambos riéndose y todo el mundo feliz por el ganador. Cualquiera podría saber con facilidad que son celos lo que tiene, pero no solo es eso. Acababa de aprender, que no podía confiar en nadie, y eso le dañaba.

¡! нατєяˎˊ˗ ҡαɾɱαℓαɳ∂Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum