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Primera parte

El libro de aritmancia.

La biblioteca de la familia Black siempre fue grande, se hubiera convertido en el lugar favorito de Hermione si no fuera un lugar tan lúgubre, si estuviera en otra casa que no fuera esa que casi parecía estar embrujada. Pero no por ello despreciaría la oportunidad de terminar de descubrir aquel tesoro de libros que no había podido revisar al completo en su estancia allí durante las vacaciones de verano.

Tomo prestados varios libros para llevarlos a su cuarto y leerlos antes de dormir o cuando tuviera tiempo, eligió entre otros, sin pensárselo mucho y sin sospechar nada, aquel tomo de aritmancia que no destacaba en lo absoluto en el grupo, pero desde que lo abrió el resto de personas en la casa comenzó a notar un comportamiento extraño en ella, primero fue Ginny, el día anterior a la vuelta al colegio la encontró leyendo con gran interés una página que contenía un único problema de aritmancia, no habría nada de raro en esto si no fuera por la forma en que sus ojos se movían sobre la página, como leyendo líneas llenas de palabras en lugar de los números organizados de forma muy diferente, no fue solo esto lo que llamo la atención de Ginny sino también la reacción de Hermione cuando la descubrió, salto sorprendida y escondió el libro.

-¿Pasa algo? – pregunto Ginny alzando una ceja.

-Nada, solo me asustaste – respondió la otra chica colocando de vuelta el libro sobre su regazo.

Esta era Hermione Granger, no había nada de raro en que mostrara interés por un libro que a cualquier otro adolescente le diera sueño leer.

Mientras preparaban las maletas para regresar a Hogwarts a Ginny le pareció ver, cuando entro nuevamente a la habitación, sorprendiendo por segunda vez a Hermione, que cerro rápidamente su baúl, en el baúl estaba aquel libro de aritmancia que la había encontrado leyendo el día anterior.

¿Era ese libro tan interesante como para que Hermione quisiera llevárselo consigo a Hogwarts? ¿Se lo habrá pedido prestado a Sirius? Ginny no pensó mucho en esto porque conociendo a Hermione, y su amor por los libros, y conociendo a Sirius, y su falta de estima a todo lo que perteneció a su familia, no sería nada extraño que se lo hubiera regalado.

Luego lo notaron los demás; Hermione leyó ese libro con mucho interés durante la cena en el gran comedor, los días siguientes siguió enfrascada en su lectura, Hermione leía muy rápido pero mientras más páginas pasaba menos parecía dispuesta a continuar su lectura, a veces dejaba el libro a un lado y no lo tocaba por días hasta que lo volvía a tomar y leía lentamente, casi renuente a seguir la lectura.

-Ha enloquecido, es lo que consigue por estudiar demasiado – murmuro Ron solo para que Harry lo escuchara una tarde que en la sala común cuando Hermione había comenzado a murmurarle cosas al libro, cosas que parecían casi suplicas.

Pero Harry estaba muy ocupado con sus propios problemas como para detenerse a pensar demasiado en las lecturas de su amiga; la oclumancia, las clases con Snape, Dolores Umbriage, las clases del ED...

Pero Ginny sí se dio cuenta, una noche cuando regresaba del entrenamiento de quidditch vio en la sala común a Hermione hojeando las páginas del libro con desesperación.

-¿Estás buscando algo Hermione? – pregunto acercándose a examinar el libro por encima del hombro de la otra chica, por un momento pensó que podría ser como el diario de Riddle que la poseyó en su primer año, pero al ver el libro solo encontró los números de las ecuaciones de aritmancia, nada fuera de lugar en esas páginas.

-Si... pero no está aquí – había contestado Hermione suspirando cansada y echándose hacia atrás hasta recostarse en la silla -. No está allí... pero ya se lo que eso significa.

El diario de Regulus BlackWhere stories live. Discover now