O tal vez solo era Ezra y la manera en la que me volvía más humana con amarme como lo hacía.

Miré a Margot una última vez y entonces la estreche entre mis brazos, sin pensar en los errores del pasado. Poniendo una página en blanco.


¿Qué quería?

No lo sé.

En realidad la mayor parte del tiempo no sabía lo que quería, era como si en estas últimas semanas me hubiera perdido por completo entre el esmog de la ciudad.

Sabía que estaba a punto de perder la cabeza con tanta indecisión y que las consecuencias de mis actos brillaban en una lista en alguna parte de mi mente, pero no podía verlas. Estaba demasiado ocupada trazando una línea recta con la punta de mi dedo desde el mentón de Asher hasta la cadera de su bóxer.

— Sé lo que no quiero, — respondí mientras alzaba la mirada hacía sus ojos, no mentía de verdad parecía que iba a sufrir un infarto — no quiero detenerme, ¿y tu? —

— El niño está...

— Dormido. — le recordé antes de sonreír un poco — Esta es otra de las cosas que vienen con la paternidad, uno tiene que ponerse un poco creativo con el sexo porque usualmente siempre tienes una pequeña sombra que te sigue. — dije, sintiendo como una parte de mi rezaba en silencio que aquello jamás lo usara con alguien más; que no tuviera que explicarle a alguien más el pequeño truco, ¿estaba mal? — Solo hay tres reglas. —

— ¿Y cuales son? — preguntó Asher mientras clavaba sus ojos sobre mi dedo el cual se había enganchado en el elástico de su bóxer, tirando de él suavemente antes de volver a soltarlo.

— Siempre poner el seguro a la puerta — dije en voz baja—, no hacer mucho ruido y no demorarse demasiado; al menos que estemos completamente solos. —

Asher extendió su mano hasta la manilla de la puerta mientras su ojos azules me miraban con seriedad, aún bajo el brillo de la lujuria lucían un poco nerviosos.

— ¿Quieres que ponga el pestillo, Jade? — preguntó.

Asentí lentamente, temiendo que si abría la boca para responder el pánico acumulado en el fondo de mi corazón saldría a relucir. No quería volver a depender de él, quería ser — por primera vez en mucho tiempo — una simple chica, con alguien atractivo, escondidos en el baño. Sin dramas sobre sus hombros, sin problemas de adultos, sin corazones rotos; solo Asher y yo, como antes.

Apenas la pequeña barra de metal formó una línea vertical en la manija los labios de Asher se estamparon sobre los míos, fusionando nuestras bocas mientras su lengua acariciaba la mía sin cuidado.

Nuestras caricias eran lascivas y hambrientas, un beso que me hacían perder todo el control mientras sus manos sobre mis caderas me cargaban hasta sentarme sobre el mueble del lavamanos, y mis piernas abrazaban sus caderas sintiendo su erección rozar con mi entrepierna.

— Jade — jadeó separándose, acunando mi cara con una de sus manos mientras nuestras respiraciones entrecortadas se mezclaban — ¿Estás segura de esto? No quiero que te sientas mal, no quiero que me alejes como el otro día; no de nuevo. —

Todas las pláticas que había mantenido con Cara y Gina hicieron eco sobre mi cabeza mientras los ojos de Asher bailaban nerviosos en busca de una respuesta.

— Estoy bien. — asentí, aunque estaba segura de que lo había dicho más para mí que para él — Sí, estoy segura. —

— ¿Quieres que me aleje un poco para que puedas pensarlo sin toda la tentación? — preguntó encarnando una ceja, tal vez había querido sonar serio pero fracasó — No te rías, hablo en serio Jade quiero que estés segura. —

RAMÉ ✔️Where stories live. Discover now