Maya cierra los ojos y respira profundamente.

-Mira, Santiago, esta discusión no nos va a llevar a nada... Es mejor que me lleves a mi casa y te vayas a la clínica. Los dos tenemos cosas que hacer -dice un poco más tranquila.
-¡Me acabas de decir que no tenías nada que hacer! -exclama Santiago.
-Discúlpame, ya me acordé de que tengo unos pendientes... Es mejor dejar esto para otro momento -comenta Maya, al tomar su mano.
-Ok. Si es lo que quieres, está bien -acepta Santiago molesto y pide la cuenta.

En el regreso a casa, Maya y Santiago no expresan palabra alguna en todo el camino.

Al llegar, el doctor deja a su novia en compañía de Cecy y de inmediato se retira a trabajar, haciendo notar entre ellos una actitud un poco distante.

Mariela pasa el día en casa organizando el próximo concurso de baile de la academia de su hermana, mientras Santiago trabaja arduamente en la clínica, practicando dos delicadas cirugías.

A pesar de que ambos realizan diversas actividades y tienen un sinfín de ocupaciones, ninguno deja de pensar en la discusión que tuvieron en la mañana.

En la noche, saliendo de la clínica, Santiago decide ir nuevamente a casa de su novia para hablar con ella y arreglar la pequeña diferencia que se ha presentado entre ellos.

Cecilia recibe amablemente al doctor y enseguida le permite subir a la recámara de la escritora, donde ésta se encuentra.

-¡Adelante! -dice Maya, al oír que tocan su puerta.

Santiago respira profundo y entra en silencio a la habitación.

-¿Qué pasó? -pregunta Mariela, al ver que es su novio quien entró.
-Nada. Vengo de la clínica -responde él recostándose en la cama, mientras ella apaga la computadora.
-Te ves cansado -comenta ella, mientras mueve su silla de ruedas para acercarse a él.
-Estoy muerto, pero tenía que hablar contigo -dice él, sin ánimo.
-Yo también quiero hablar contigo -dice ella, un poco seria.
-Estuve pensando las cosas y ya tomé una decisión -expresa Mariela, viéndolo a los ojos.
-¿Qué decisión? -pregunta él.
-Estoy de acuerdo en que dejes de tratarme medicamente, pero no quiero ir con ningún otro médico -aclara ella.
-¿Qué quieres decir? -insiste él, sin entender muy bien.
-Te estoy diciendo que no quiero continuar yendo a terapia -contesta ella, con seguridad.
-Mariela, ¿por qué te cuesta tanto trabajo entenderme? ¡Entender lo que te pido, lo que necesito! -cuestiona Santiago bastante molesto, al sentarse rápidamente.
-No, mi cielo. ¡El que no entiende eres tú!... Respeto y apoyo tu decisión de no tratarme más como médico porque va contra tu ética profesional, y si hay algo que amo de ti, es tu trabajo... Lo que no acepto ni pienso hacer es ir con otro especialista -aclara enseguida Mariela.
-¿Por qué? -pregunta seriamente él.
-Santiago, te lo dije hace un año y te lo repito ahora. ¡Estoy cansada de ver uno y otro doctor y que me digan exactamente lo mismo!... Tú y yo sabemos que ninguna terapia ni medicina me va a quitar la parálisis y va a hacer que camine y sea como cualquier otra persona. ¿Para qué seguir gastando dinero y cansándome buscando algo que no va a suceder nunca? -responde ella, también un poco molesta.
-Es verdad. Jamás vas a caminar ni a hacer lo que hacen otros, pero te vas a sentir bien. Vas a conservar el movimiento que tiene tu cuerpo -corrige alzando la voz Santiago.
-Ya tengo la fecha y la hora de tu cita. ¡Vamos, yo voy contigo! -insiste él, al acercarse a ella y acariciar su rostro.
-No, Santiago. Y ya no insistas, por favor -corta ella tajantemente.
-¿Ya lo hablaste con tu mamá? -pregunta él.
-No. ¿A qué hora? Si no la he visto en todo el día. Además, ¿para qué? ¿Para que se ponga de tu parte y tenga que discutir con los dos? ¡No, gracias! -responde enseguida Mariela.
-¿Sabes qué? ¡Estás insoportable! -dice Santiago con voz fuerte y sale de la recámara inmediatamente.
-Dios mío, nunca pensé que estar con Santiago sería tan difícil -exclama Maya después de respirar profundo.


 "El sueño de un Ángel"Where stories live. Discover now