Una vez que me cansé de estar relajando y torturando a la vez mis músculos por el agua caliente salí de la ducha, me sequé rápidamente y fui hasta mi habitación para cambiarme, hoy me encontraba sola en casa, lo comprobé husmeando anteriormente por mi casa, todos se había ido.

Una vez cambiada, fresca y con el cabello desenredado, ya que si no lo peinaba cuando se encontraba húmedo luego sería una batalla poder acomodarlo y que quede decente.

Tomé mi celular del escritorio y me tiré en la cama, desbloquee la pantalla y mi corazón comenzó a latir con fuerza, tenía una notificación de la app de citas, mis dedos temblaron por unos momentos, sentía que estaba por hacer algo que no debía.

Tenía un mensaje de Adam, respire para tranquilizarme internamente y lo abrí sin pensarlo dos veces, ya que si seguía pensando iba a desinstalar la aplicación y una parte mía, en mi fuero interno deseaba hablar con él, quería poder coquetear con uno de los hombres más codiciados de la preparatoria; tanto por alumnas, profesoras y hasta madres, ese hombre se encontraba en boca de todas las mujeres que lo veían, y hasta de algunos hombres también.

"Hola ¿Cómo estás?"

El mensaje era simple, uno de los mensajes más comunes en la historia de la humanidad, pero a mí me puso nerviosa, hacia mucho que no coqueteaba, desde que me habían roto el corazón mejor dicho, ya ni siquiera recordaba cómo lucir interesada sin llegar a una intensidad considerable.

Tenía que dejar de pensar tanto, y vengo diciendo esto desde la mañana Dios, siguiendo mis pequeños instintos de adolescente le respondí "Hola. Bien...¿y tú cómo estás?"

Bien, era un buen comienzo, no puedo creer que la única persona que me interesaba en la aplicación era doce años mayor que yo, mi profesor y un sex simbol de la educación norteamericana sin exagerar.

Esto por ahora iba a ser un secreto, el cual no podía contar a nadie.

Mi teléfono móvil sonó haciéndome sobresaltar en la cama.

Tenía dos mensajes nuevo de Adam Evans.

"Bien, me alegro de haberte conocido, me encantó tu perfil, Shakespeare me parece un autor apasionado."

"Soy profesor de literatura, ¿tú también trabajas en algo relacionado a las letras?"

Trague saliva, él pensaba que estaba hablando con una hermosa mujer de veinticinco años, no con una adolescente, cerré los ojos y comencé a pensar que decir, no sabía si seguir con una mentira que se convertiría en una gran bola de nieve en invierno, o si cortarla de una vez y no hablarle o decirle la verdad, decidí ir por la gran bola de nieve que sin lugar a dudas iba a estrellarse en mi rostro.

"Aún estoy estudiando en la Universidad...¡Que casualidad! Yo actualmente estudió letras y literatura, me encantaría trabajar en una escuela enseñando."

No era del todo una mentira, me encantaría estudiar letras cuando termine la preparatoria.

El sexy profesor se encontraba en mi chat, ya que al enviar el mensaje al segundo apareció como leído.

Al instante me llegaron nuevos mensajes de él.

"Eso es genial, significa que podremos hablar sobre bastantes cosas sin aburrirnos.

¿Te gustaría que tomemos un café por la tarde?"

Abrí mis ojos exageradamente, esto sí que no podía estar pasando, y menos a mí. Que me caiga un rayo sobre la cabeza si esto es cierto, el sexy profesor Adam invitándome a tomar un café para charlar, me desanimo un poco el hecho de que él venía fotos de mi hermana mayor y no tenía idea de mí, pero más allá de ello, él si hablaba con la auténtica yo, y le había interesado también mi biografía, la cual me plasmaba a mí por completo.

Pero eso no significaba que podría ir a la cita con él hoy en la tarde, ya que él sí conocía a su alumna, una de las chicas diez, y también de las más calladas, ya que desde hacía una temporada parecía un ánima por los pasillos y salones de la preparatoria.

Mordisqueando mis labios le di la única respuesta que podía en estos momentos, la cual fue bastante inteligente porque la creyó sin lugar a dudas.

"Hoy no puedo, estoy estudiando como una loca. ¡Se acercan los exámenes! Otro día podrá ser..."

A los pocos segundos respondió "Okay, lo entiendo, pase por esa situación. Hablamos luego guapa."

Luego de ver su mensaje cerré la aplicación, mis manos se encontraban sudadas, fruncí el ceño, ¿Qué diablos había pasado?

Dejando el celular en mi mesa de noche me tiré en la cama y lancé un grito con mezcla de alegría y frustración a la vez.

Profesor deséame despacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora