Santiago y Mariela siguen charlando amenamente, mientras la pequeña Marijó se queda dormida en los brazos de su padre.

El tiempo avanza, y alrededor de la una de la mañana comienzan a despedirse algunos invitados, como Sugey, Jisela, Atzy, Aidé y Yibrán.

La escritora y sus seres más queridos siguen alegremente en la celebración. Dos horas después, Cecy y su hermana deciden ir a casa a descansar, en compañía de Jorge y Ricardo. Y así la recepción llega a su fin.

Al llegar a casa, la escritora de "El sueño de un ángel" sube a su recámara con ayuda de Sara y Cecilia, quienes la apoyan para recostarse en su cama.

-¡Estoy muerta! -comenta Maya, ya acostada.
-Lo sé, hija. Pero todo salió excelente, mi amor -exclama Sara, feliz.
-Sí, Maya. No sabes lo orgullosa que me siento de ser tu hermana -agrega Cecy, al abrazarla fuertemente.
-¡Eres un ángel que ilumina nuestras vidas con tu amor y tu sonrisa! Y estoy segura de que tu hermano, dondequiera que esté, se siente igual de feliz y orgulloso que nosotros -comenta Sara, y sonríen las tres.

Sara besa con cariño a sus dos hijas y se retira a descansar.

-Descansa, hermanita -le dice Cecy a Maya.
-Igualmente -responde Maya, mientras su hermana se dirige a la puerta.
-Cecy... ¡Espera! -exclama de repente Mariela.
-¿Qué pasó? -responde Cecy.
-¿Me das una rosa? -pregunta sonriendo Maya, al observar los arreglos florales de su habitación.
-Claro... Sólo que ten cuidado con las espinas -comenta Cecy, al tomar una flor y ponerla en la mano de su hermana.

Cecilia deja sola a su hermana en la habitación. Maya se acomoda en su cama para conciliar el sueño.

Una y otra vez recuerda sonriendo las palabras de Santiago, al mismo tiempo que cierra los ojos y revive cada uno de los besos que ha habido entre ellos.

Con la rosa entre las manos y una sonrisa en los labios, se duerme profundamente.

El sábado, cerca de las once de la mañana, Maya despierta de un largo sueño y permanece en silencio en su habitación. Instantes después, entran Cecy y Ricky en pijama igual que su hermana.

-¿Cómo amaneció la escritora más hermosa del mundo? -pregunta Ricardo sonriendo, al entrar.
-Muy bien... ¡Feliz! -responde Maya, mientras sus hermanos se recuestan en la cama con ella.
-¿Dormiste bien? -pregunta luego Cecy, al tomar la rosa que está sobre una almohada.
-Sí... ¿No ha venido Vivi? -comenta Mariela.
-No, no ha llegado. Seguro que sigue durmiendo -responde Cecy.
-Oye, Maya, ¿ya te diste cuenta de que sólo falta un mes para tu cumple? -pregunta repentinamente Ricky, mientras juega con un peluche.
-Sí, ya sé -contesta Mariela.
-¿Ya pensaste cómo quieres festejar? -pregunta Cecy.
-Me gustaría algo aquí en la casa, sencillo, con mis amigos más cercanos -comenta Maya, un poco pensativa.
-¿Más cercanos? ¡Todos tus amigos son cercanos! -exclama Ricardo, y ríen los tres.
-Claro que no... Bueno, me refiero a los más, más cercanos -responde Maya riendo.
-Sí, lo que quiere Maya es algo mucho más pequeño que lo de anoche, con menos invitados. Algo más íntimo -explica Cecy.
-Exacto. ¡Tú sí entendiste! -exclama Maya, y en ese momento llega Jorge.
-¿De qué hablan? -pregunta Jorge, al verlos acostados.
-De la fiesta de cumpleaños de Maya -responden Cecy y Ricardo.
-Sí... Oigan, pero yo no quiero hablar de fiestas ahorita. Quiero descansar por lo menos quince días sin estar organizando fiestas, reuniones, ni nada de eso -dice Maya.
-Mi cuñis tiene razón, déjenla descansar unos días -pide Jorge.
-Bueno, en dos semanas empezamos a organizar todo -dice sonriendo Cecy.
-Me parece perfecto -asiente sonriente Mariela.

El fin de semana transcurre, y en esos dos días la escritora se divierte y vive momentos geniales junto a su familia y su amiga fiel.

Mientras Santiago consiente y cuida de su pequeña hija, con quien sale a pasear a los lugares preferidos de la niña.


 "El sueño de un Ángel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora