Neymar:
Me he levantado para otro entrenamiento. Otro entrenamiento, pienso y suspiro, no podía creer cómo él podía hacer que odie mis entrenamientos, cuando no lo conocía me despertaba temprano y era el primero en llegar, ahora muchas veces no tengo ganas de ir. Nadie se ha dado cuenta, aún, que estaba enamorado de mi compañero, ni siquiera yo podía creerlo, estaba enamorado del mejor jugador del mundo. Ese pequeño enano hace que mis días sean los mejores, siempre sacándome una sonrisa con sus palabras que muchas veces no comprendo, pero aún así sonrío porque sé que se molesta cuando no lo hago, le encanta mi sonrisa.
La cuestión no es que esté él ahí, eso no es un problema, me encanta que esté ahí porque me encanta compartir momentos junto a él. Pero también está ella. Su compañera, mejor amiga, novia, mujer y esposa. Esa que ocupa mi lugar, esa que puede verlo despertar cada mañana y acariciar su tierna carita, esa que lo ve despertar y le sonríe para comenzar un nuevo día, esa que le ha dado un hijo y la que completa su felicidad. Quisiera ser yo.
Messi:
Abrí mis ojos y encontré a la mujer de mi vida, sonriéndome y siendo tan perfecta como el día de nuestro casamiento. Antonella es la persona que ha estado conmigo siempre y aquella que amo con toda mi vida. Nunca me ha fallado y siempre está acompañandome, junto con mi pequeño hijo Thiago. No podría pedir más de mi vida, bueno, quizás sí, quisiera que en mi vida desaparecieran esos sueños o pesadillas... Muchas veces he soñado con mi mejor amigo, he soñado que nos casábamos y que estábamos juntos, obviamente, siempre he despertado sobresaltado porque nunca he soportado a los homosexuales (el verdadero Messi sí acepta a los homosexuales).
Comencemos el día con los entrenamientos.
