42. Aires de batalla

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—No te incumbe.

—¿Te voy yo? —insinúa aunque sin nada de la picardía que antes irradiaba.

Apreté los labios mirando al frente y sintiendo dos pares de ojos esperando una reacción que no les daría.

Una energía crepitante era palpable, puntos de luz que llenaban el bosque frente al claro donde nos encontrábamos, diez en total, demasiado claros para ser el clan.

—¡Son los señuelos! —gritó Agniet repitiendo parte de la información que nos había dado—. Todos están cegados, ellos vendrán después.

—¡No avancen! —gritó Athea.

Mientras todos permanecíamos a la expectativa, ella y Arion avanzaron con niebla siendo atraída por sus pasos. Arion era muy bueno con la niebla y pude notar que ella también. Los cegados aparecieron dispuestos a atacar sin reparar en nada, sus ojos encendidos y buscaban en vano controlar la niebla que pronto consumió a los primeros cuatro que cruzaron el límite. Athea hizo una seña y Víctor en completo y arrollador silencio acabó con dos más.

El séptimo punto desapareció en el bosque y Athan junto a un hombre joven acabaron cada uno sin mucho esfuerzo con los dos restantes.

—Eso estuvo bien —comentó Elya ligeramente sorprendida.

Por su parte, la confiada Oded parecía aterrada.

—¡Esa mujer es la polla! —exclamó Dick ganándose una mala mirada de su novia—. Y los chicos también, digo ¡Vamos jefe!

Tres horas pasaron sin ninguna actividad. Los ánimos seguían tensos y aunque el clan charlaba, todos permanecían atentos ante cualquier movimiento.

—¿Esto es una batalla? —masculla Oded en voz baja ignorando que todos podemos oírla—. Esperaba algo más de acción a lo Crepúsculo.

—¿De dónde sacaron a estas niñas? —Agniet no se preocupa en modular su voz u ocultar su enfado.

—Supongo que de un sitio parecido a dónde te encontraron a ti.

La rubia mira a Elya con odio por su comentario, la otra chica no sabe quedarse callada, de nuevo estoy entre ambas y me decanto por alejar al vampiro inestable del vampiro novato y así evitar una desgracia.

—Vaya con la nueva, no deja de hacerte ojitos e intentar impresionarte.

Dick y Val se sorprenden al escuchar esto, son los únicos cerca y disimulan sonrisas. Siempre me siento el payaso de esos dos.

—No sé de qué hablas.

—Espera a que conozca a la competencia —dice con amargura.

Chasqueo la lengua ignorándola, Elya no tiene esas intenciones; y de tenerlas Anabelle no sería una competencia, no puede llamarse competencia a alguien que ni es parte de la carrera.

¿De qué hablo? Toda esta tensión me hace divagar en asuntos estúpidos.

Corto el rumbo de mis pensamientos cuando el grupo de reconocimiento encabezado por Arion regresa.

Oigo a Oded suspirar.

—Ni siquiera el cegado que huyó esta cerca ¿Estás segura de que esos eran los planes? —se dirige a Agniet.

—Ashton lo adelantó porque sospechaba de un infiltrado. Al amanecer fue su orden. Deben estar cerca, ya no falta mucho.

En efecto una media hora después comenzó a aparecer al horizonte una fina línea roja que daría paso a los primeros rayos solares.

Colder✅ [Libro 1]Where stories live. Discover now