Bietka

703 99 18
                                    

┏━━•❅•°•❈•°•❅•━━┓
Tᥙ́ ᥴᥲstιgo dᥱbᥱ sᥱr mᥲ́s sᥱvᥱro. No morιrᥲ́s ᥲqᥙί ᥴrᥱყᥱ́ᥒdotᥱ ᥙᥒ hᥱ́roᥱ, jᥙᥒto ᥲ ᥣos moᥒstrᥙos qᥙᥱ tᥱ ᥲᥴomρᥲᥒ̃ᥲbᥲᥒ. Vιvιrᥲ́s mιᥣᥱs dᥱ ᥲᥒ̃os, vιᥱᥒdo ᥴomo ᥣᥲ rᥲzᥲ hᥙmᥲᥒᥲ se ρᥙdrᥱ ᥱᥒ sᥙ mᥲᥣdᥲd, rᥱgodᥱᥲ́ᥒdotᥱ ᥱᥒ sᥙ sᥙfrιmιᥱᥒto, sιᥱᥒdo ᥴᥙᥣρᥲdo dᥱᥣ mιsmo, ყ ᥒo morιrᥲ́s hᥲstᥲ qᥙᥱ tᥙ obtᥙsᥲ mᥱᥒtᥱ sᥱᥲ ᥴoᥒsciente dᥱ sᥙ trᥲιᥴιóᥒ, ᥴᥙᥲᥣᥱsqᥙιᥱrᥲ qᥙᥱ sᥱᥲᥒ ᥣos motιvos qᥙᥱ tᥱ ᥣᥣᥱvᥲroᥒ ᥲ ᥱᥣᥣᥲ.

Arcángel Miguel (día del juicio final)
┗━━•❅•°•❈•°•❅•━━┛

Bietka cerró el libro tras leer su último pasaje; no importaba cuántas veces lo hiciera, por más que tratara de interpretar dichos acontecimientos, aún no lograba deducir los motivos por los que miles de años atrás, el señor Lucifer se rebelara en contra de sus hermanos.

No es que le molestara, las cosas habían cambiado para mejor desde que su amo entrara al infierno e impusiese el nuevo orden. Los 7 pecados capitales habían sido una fuerza difícil de doblegar, sin embargo, gracias a su astucia, el antiguo ángel más bello del cielo había conseguido domarles.

En el averno ahora reinaba la paz, por más increíble y contradictorio que esto sonase.

Pero Bietka no estaba feliz, al contrario, la pequeña súcubo solo podía pensar en salir al mundo y descubrir por su cuenta a estas extrañas criaturas echas de carne, hueso y defectos. Había escuchado demasiado de ellos, leído hasta más no poder; incluso había visitado las alas de castigo en el pabellón privado del segundo círculo, destinado a los lujuriosos por tal de tener un atisbo de sus pobres almas. Sin embargo, la decadencia de los entes lúgubres y desgastados que ahí moraban no tenían ni un punto de comparación con los relatos leídos, o con la dulce energía que la dama Lust describía.

Ella quería saber, quería probar un ser humano real, experimentar el deseo y la lujurias en su propia piel como llamas danzantes y abrasivas.

Quería saber si los rumores eran reales. Si Lucifer había caído por ese humano, ese del que todos murmuraban que nunca consiguió corromper y ahora reposaba entre nubes suaves como un ángel guardián.

Bietka quería saber, si los humanos valían pena, y Bietka lo averiguaría.

Premios Lust: Los demonios del corazónWhere stories live. Discover now