—Shirley, realmente lo siento. —Edward había frenado a media carretera para verla intensamente y pedir con sus ojos ocres su perdón.

Shirley se sentía incomoda por esta situación. La rabia la estaba abrumando. ¿Por qué Edward no puede dar un paso y saltar toda esta platica?

—está bien. Estas disculpado. ¿Vamos a ir a tu casa? —preguntó cambiando de tema. Antes de querer cancelar el evento ya establecido.

—no. Iremos directo hacia donde están ellos.

Shirley asintió y Edward puso en marcha el auto. Shirley observó cómo Edward la sacaba de Forks para adentrarse por uno de los senderos. Bajaron del auto para después subirse a un enorme Jeep con un arnés, Edward bromeó con ayudarle a abrocharle los cinturones a una súper velocidad. Edward por tiempos parecía pomposo y presumido por ser especial. Shirley soltó unas carcajadas al darse cuenta que a pesar que se estaba enamorando de Edward aun le envidiaba.

Edward parecía perdido entre mirar la causa de su carcajada a ella, parecía confundido. Edward le dijo que tenía que bajar por que ya era imposible llegar en auto. Después de una breve sesión de besos por parte de Edward, Shirley logró separarse de Edward.

—tu eres mi perdición... pensé que era indestructible pero tú me desarmas con cada respiro que das.

Shirley asintió sin comprometerse, a veces Edward era muy... extraño; extraño para ella.

Al final cuando llegaron al inmenso campo abierto, Shirley se sorprendió por el enorme espacio, era como si dos estadios de beisbol estuvieran unidos. Vio como Emmett estaba brincando de un lado a otro. Jasper que se encontraba a unos cuatrocientos metros lejos de ellos estaba con Alice lanzando algo casi invisible. Rosalie fingía golpear una pelota invisible. Esme era la que se encontraba más cerca de ellos les dio una sonrisa mientras la veía con ternura. Carlisle se encontraba pintando las bases. Pareció que los Cullen se congelaron porque Shirley notó como cada uno de ellos dejó de respirar y voltearon a verla.

Esme se acercó a una velocidad bastante impresionante, de la nada fue apartada de Edward. ¡Como envidiaba lo inhumanos que eran los Cullen!

Alice había abandonado su posición y se acercó a ellos con una sonrisa digna de un comercial.

—Es la hora —anunció.

Shirley era la única que parecía cofundada mientras caminaba con Esme hacia donde estaba Carlisle. Escucharon como un relámpago alumbro el lugar para después escuchar un estruendo de un trueno que vibró hacia el otro lado de la ciudad.

—raro ¿verdad? —dijo Emmett con un guiño al ver la cara que había puesto.

Sin poder evitarlo, Shirley se sonrojó.

—Venga, vamos —dijo Alice llevando a Emmett a una velocidad súper inhumana. Shirley volteó a ver dónde estaba su novio y lo encontró hablando con Carlisle.

— ¿bajamos? —preguntó Esme con una voz suave y melodiosa.

Shirley asintió aun sin apartar la vista de Edward. Shirley se imaginó que Edward, hablaba con Carlisle sobre ella. Apartó la mirada pareciendo un poco enojada. Edward no podía olvidar las cicatrices que tenía, y más seguro le estaba pidiendo ayuda sobre un ungüento para eliminar aquellas marcas en su piel.

— ¿no juegas? —preguntó tratando de no pensar en aquella platica que tenía Edward.

—no, me gusta arbitrar. Así evito que hagan trampas. —dijo con una sonrisa gentil y cálida.

—Entonces son tramposos... —musitó Shirley observando como Edward iba corriendo hacían donde estaban los demás Cullen. Carlisle le dio una suave sonrisa para después darle una sonrisa llena de amor a su esposa.

— ¡oh por supuesto! Deberías escuchar sus explicaciones. Bueno espero que no pienses mal de ellos, a lo mejor pensaras que se han creado en una manada de lobos...

—pareces una madre... tú me recuerdas a mí. —dijo Shirley sincera ante el sentimiento de anhelo que la cubrió.

Esme parecía compartir el mismo sentimiento porque también suspiró.

—sé que aun duele... pero necesitamos el tiempo para sanar. —Shirley asintió mientras sonreía y recordaba la tierna mirada de Polly jugando en el barro—. Me alegra que Edward te haya encontrado, cariño. Él ha sido un bicho raro durante mucho tiempo. Me dolía verlo tan solo.

Shirley vio de refilón como Edward jugaba con Emmett. Shirley citó una frase que había leído en algún libro que ya no recordaba pero esa frase se le quedó grabada en su mente.

"dios nos envía a las personas que necesitamos conocer"

Shirley ya no era tan creyente ante dios pero esta vez hizo caso ante tal pensamiento. A lo mejor Edward y ella estaban destinados a conocerse hace mucho tiempo.

Shirley (Edward Cullen x oc)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora