— ¿Y qué pasará cuando Nathaniel nazca? — pregunté poniéndome de pie, mis palabras apenas eran entendibles entre los sollozos — Yo no tendré tiempo de salir o tal vez ni siquiera tenga energía y.... —

— Jade, eres inteligente sé que solo estas usando eso como una excusa para apartarme. — respondió acercándose a mi — Te quiero a ti tanto como lo quiero a él, quiero ser parte de sus vidas no pienso irme. —

— No, solo estamos jugando a la casita feliz y esto no va salir bien.— negué mientras me apartaba de su lado sintiendo una nueva punzada de dolor en mi vientre.

Debí de haberme alterado más de lo que pensaba porque no había dejado de notarlas cada vez más intensas.

— ¡Jade, eres la mujer más difícil que he conocido! — exasperó mientras se posaba frente a mí obligándome a mirarlo a los ojos— ¡No quiero jugar a la casita feliz contigo, quiero formar un hogar contigo! ¡No espero que las cosas vayan siempre bien pero estoy dispuesto a buscar soluciones a tu lado¡ ¡Y no pienso solo ser tu novio, quiero ser todo para ti y para él! —

» Sé que no tengo ningún derecho sobre Nathy pero sabes tan bien como yo que lo amo como si fuera mío y no tengo miedo a hacer esto a tu lado. — respondió inclinándose sobre mi rostro hasta que nuestras frentes quedaron pegadas: No tenía miedo ni estaba nerviosa pero mi corazón parecía desbordarse en latidos — Tengo una familia llena de amor, un trabajo que me apasiona y buenos amigos, pero toda la vida sentí que me faltaba algo. — dijo con una pequeña sonrisa mientras sus ojos brillaban de una manera que lograba hipnotizarme, siempre había soñado ser mirada así — y ya lo encontré... Eres tu y él. —

Sentí como las mariposas en mi estómago revoloteaban sin parar sofocando el dolor mientras me perdía en aquellos halos verdes preguntándome si así era como se sentía el amor de verdad.

Tal vez todo este tiempo estuve equivocada, viviendo en una esfera de cristal con cielos azules creyendo que era lo que quería mientras que al otro lado del cristal me esperaba todo un mundo; tan distinto y perfecto.

¿Debería de quebrarlo o quedarme dentro?

— Sé que en el pasado te lastimaron y que crees que ahora tienes que luchar contra todo esto sola pero no es así. — continuó cuando yo no respondí — Te amo, déjame ser quien sane tus heridas en los días malos, quien ría a tu lado en los buenos días, tu amante, el padre de Nathaniel, tu hogar y... Dejarme enseñarte lo que es el amor. Déjame ser todo, te prometo que jamás te fallaré, — dijo con una pequeña sonrisa — por favor. —

— ¿Me amas? — pregunté con la voz quebrada.

Jamás alguien me había dicho que me amaba, no desde que papá murió. Sentía como lentamente el cristal de mi esfera se quebraba.

Tantos años creyendo que el amor era una escala de negros y blancos, y ahora podía ver la verdad.

¿Este era el final de mi tormenta?

— Como jamás he amado a alguien- — asintió con una sonrisa encantadora — ¿Estás asustada? Ya sabes... Porque te amo.—

— No,  —negué con una sonrisa — yo también.... —

Pero antes de que pudiera terminar la oración un dolor se extendió desde mi vientre hasta mi columna vertebral y un quejido de dolor brotó de mis labios acelerando mi corazón.

— Amor, ¿estás bien? — preguntó Ezra preocupado, tomándome de la cintura ayudándome a mantener el equilibrio mientras me doblaba del dolor.

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