uno

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Habían pasado varios días desde aquel incidente donde Chris se encontró a un joven híbrido en un callejón. Sincerando, no sabía que hacer con él. Conservarlo no era la mejor opción, no es como si Minho fuera cien porciento gato aunque este lo pareciera, no era su mascota. Tampoco podía informarle a las autoridades, seguramente lo llevarían a algún centro de laboratorio para que hicieran de Minho lo que quisieran con él.

Ya anteriormente se supo que habían híbridos en el país, eran el 0,01% de la población, y aquellos humanos con características de animales terminaban parando en malas manos, donde científicos que hacían experimentos con ellos o a manos de algún enfermo mental que los usabs como juguete sexual.

Christopher no daría aviso, hasta ahora la opción mas aceptable era quedarse con Minho.

Hablando de Minho, este estaba sentado en el piso y mirando atentamente como el péndulo del reloj se movía de lado a lado de manera atenta. Mantenía sus orejas en alto y su cola se movía de lado a lado, mientras que sus manos jugaban ansiosas, como si estuviese a punto de atacar. Suponía Chris que eran instintos gatunos.

— Minho – el nombrado se resaltó un poco cuando la voz del rubio lo sacó de su suma concentración. — Creo que es hora de poner reglas, ¿sí?

— ¿Re... glas? – Lee habló con dificultad, al ver que el mayor le hacía señas para que fuera hasta él se levantó algo torpe, aún se le hacía raro tener dos piernas y no cuatro patitas peludas.

Caminó temblorosamente hacia él y cuando estuvo frente a Chan sintió su mano tomar la suya, cosa que lo hizo avergonzar.

— Reglas – dijo Bang, caminando lentamente hasta su habitación. — Pasos que tendrás... Tendremos que seguir para que ninguna persona mala te llegue a hacer daño, ¿vale?

Minho asintió suavemente con su cabecita. Chris lo sentó en la cama y luego el se siento a su lado.

— Usarás un chaleco mío, con gorra, para que no puedan ver tu cola y tus orejitas

Minho asintió algo incómodo. La idea de tener sus orejitas apretadas le dolía, pero supondría que tenía que acostumbrarse para que nada malo le pasara.

— Siempre cuando salgamos tomarás mi mano, y no ronronearás sino sabrán que eres parte gato

— No pue-do... no ron...ronear – habló con dificultad.

— Tendrás qué, al menos intenta no hacerlo

Minho asintió suavemente con su cabeza en silencio. El silencio duró bastante hasta que Chris sintió un ruído venir del estómago del castaño. Minho alzó su mirada algo confuso, ¿por qué su cuerpo siempre hacía sonidos extraños cuando sentía hambre? Cuando era un gatito no recordaba tener esos sonidos, quizá era porque su plato de comida siempre estaba lleno y podía comer cuando quisiera.

— Ven, vamos a desayunar – Bang sonrió suavemente, tomando otra vez la mano del híbrido y lo guió hasta la cocina.

Chris preparó el desayuno y ambos comieron en silencio. A Minho se le seguía haciendo extraño poder comer comida humana, recordaba que cuando él se subía a la mesa para poder robar algo terminaba siendo golpeado por su dueña bastante fuerte, pero valía la pena tan solo lamer un poco de lo que sea que su dueña haya olvidado ahí.

La extrañaba un poco, extrañaba sentarse en sus piernas y recibir mimos, o cuando hacía travesuras para animar a su dueña pero esta se molestaba, bueno, al menos lo intentaba. O cuando intentaba afilar sus garritas y su dueña le gritaba, el no entendió nunca por qué.

— ¿Quedaste bien? – Chan preguntó y Minho lo miró algo confundido. — Que si quedaste sin hambre

— ¡Hm! – Minho asintió, dando a entender que todo estuvo bien.

Las horas pasaron en las que Minho continuó explorando la casa de Chris y este último ordenaba unos papeles de su universidad. La próxima semana tendría que retomar sus clases y las dudas de que hacer con Minho lo consumían, no podía dejarlo a manos de alguien cualquiera, o podía dejarlo solo en la casa. Aunque sería difícil, tendría que prepararle comida antes de irse y ponerle mas reglas, y Minho parecía ser el tipo de gato-humano que no seguía mucho las reglas.

— Es hora de dormir – Bang suspiró exhausto mientras veía a Minho con su vista pegada en la televisión. — Son las diez, ya es tarde, Minmin

Lee asintió un poco con su cabeza y fue tomado por la mano de Chris, quien lo guió hasta su propia habitación. Minho no quería dormir ahí, se sentía solo y no tan cálido.

— Buenas noches – Chris sonrió un poco y dejó un casto beso en la mejilla del castaño, quien sonrió suavemente mientras movía su cola de lado a lado, pero su sonrisa se esfumó completamente cuando vio la puerta cerrarse y Chris yéndose.

Minho se dirigió a su cama y se recostó en esta, buscando calor en las sábanas y almohada, pero no lo conseguía. Seguía sintiendo frío en su cuerpo.

Estuvo cambiando su posición mucho tiempo hasta que creyó tener la correcta, y entonces se dio cuenta de que se le había olvidado apagar la luz. Se levantó sintiendo frustración y caminó en silencio y con cuidado hasta la habitación de Chris. Sabía que no tenía que entrar sin permiso, pero quería entrar y acostarse a su lado para sentirse cálido.

Abrió la puerta en silencio y vió ahí a Bang acostado con sus ojos suavemente cerrados. Sus mejillas tomaron color al sentir unos raros cosquilleos en su estómago y de puntitas caminó hasta el otro extremo de la cama, donde se acostó y rápidamente y con cautela abrazó el cuerpo del otro, comenzando a ronronear por la comodidad.

— ¡¿Qué..?! – Chris iba a gritar otras palabras, pero al ver a Minho abrazando su cuerpo le hizo guardar silencio. Podía sentir la vibración del cuerpo contrario debido a los ronroneos que soltaba. — Minmin, esta no es tu cama...

— M-Mimos – demandó Lee, mirando suplicante a Bang.

Christopher entendió que Minho estaba pidiendo cariños y amor, así que con una suave sonrisa correspondió a aquel abrazo y estampó sus labios en distintas partes del rostro del menor, ganándose risitas y ronroneos del felino.

Y así poco tiempo después ambos cayeron dormidos.

mimos | chanhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora